"El Canto del Gallo" es una de esas películas que reflejan el ambiente en el que fue filmada y las ideas que la inspiran. Más allá de todo maniqueísmo, describe el drama humano y espiritual de una persona que se ve en la disyuntiva de negar lo que es para salvar la vida, y de como ese remordimiento le acompañara toda su vida. En este caso es un sacerdote, pero podría ser el caso de cualquier que, por sus ideas, es perseguido y, ante el temor de perder la vida, renuncia a ellas.
De las interpretaciones, destacar la de Paco Rabal en uno de esos personajes desgarrados en los que se lucia dicho actor. De la historia, ambientada en un país y época ficticias, destacar el amplio abanico de personajes y situaciones con las que se topa el protagonista: presos, traidores, oportunistas, delatores..., todos ellos almas perdidas en un mar tormentoso como es el de cualquier guerra o revolución, donde junto a lo mejor del hombre puede aparecer, y lo hace, lo peor.
Por encima de ideologías o creencias, "El Canto del Gallo" nos ofrece una oportunidad para pensar sobre la valentía y la cobardía, el perdón y la redención que no conocen siglas o creencias, sino que son patrimonio de nuestra débil humanidad.

"La Tienda" es una de esas películas que te mantiene en vilo a lo largo de la misma. En ella se expone como todos, desde los mejores hasta los peores, tienen un precio y como el Mal sabe explotar las debilidades de los hombres.
Hay que decir que Max von Sydow esta genial en el papel del dueño de la tienda de curiosidades, con su ironía y sarcasmo, logra sacar lo peor de todos los habitantes de Castle Rock, cuyas vidas controla como un titiritero. La historia esta más que correcta, con el toque mínimo de sangre, optando el director por el suspense, por la insinuación, más que por el efecto visual.
Recomendable para los amantes del cine de suspense con toques de terror, "La Tienda" tiene también su moraleja, que, como he dicho, es que todos tenemos un precio, y que el tener y el poseer lo que ocultamente anhelamos, puede llevarnos hacer el mal.

Dentro de lo que cabe, la película esta bien. Te mantiene en tensión durante toda la trama, hasta su desenlace. Evidentemente, sobre el genero esta ya todo escrito, y no cabe buscar sorpresas, pero merece la pena verla; lo único es que podían haberse trabajado un poco más al bicho, porque no le llega a la altura de Alien o La Cosa. Con todo, para pasar un buen rato.

Me acerqué a esta película con la intención de ver una comedia sobre espías, y, ciertamente, me siento algo defraudado. "Nuestro hombre en La Habana" podía haber aspirado más bajo otro primas, aunque, realmente, hay momentos graciosos, entretenidos y hasta cómicos, pero realmente hay momentos en que se hace tediosa.
Entre la comedia y el drama, esta película se mueve entre la sátira y el retrato crudo de una profesión en la que muy pocas veces el idealismo tiene cabida. Alec Guinness representa de un modo melancólico al protagonista, un pobre hombre que se ve atrapado en el mundo del espionaje como única salida a sus problemas económicos, y, a pesar de su ingenio, termina por involucrarse e involucrar a inocentes en su falsa trama de espías.
Puede que, bajo otro director, como por ejemplo Blake Edwards, y otro protagonista, como Peter Sellers, la cosa hubiera funcionado de otra manera, pero tal y como esta la cinta, entretiene a ratos, pero sin llegar a más.

Advierto que a quienes les guste la versión original de "Furia de Titanes", con sus efectos artesanales, esta película les va a decepcionar. El argumento, salvo algún que otro detalle, sigue los pasos de su predecesora, a la que homenajea (no diré como). Ciertamente, esta bien para pasar el rato, pero no es algo equiparable a "300", como tampoco las que le han seguido, intentando emularlas en su estilo grandilocuente, casi barroco, de presentarnos una Edad Antigua de fantasía, modernizando el genero "péplum" de los sesenta y setenta.
Se podía haber hecho más y mejor: una historia más trabajada, unos efectos menos estridentes y un reparto algo más convincente, porque Liam Nielson como Zeus deja mucho que desear. Con todo, si quieres pasar un buen rato y recordarte una y otra vez aquello que decía Jorge Manrique de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", en referencia a su venerable predecesora, puedes verla. Yo lo he hecho y me han entrado ganas de ver la original, solo por ver a aquellos grandes actores, como Lawrence Olivier, como Zeus, y sus efectos artesanales, que hoy nos parecen infantiles, pero que entonces nos dejaban alucinados.