Original y ágil retrato de las miserias del ser humano. Quizá no con la crudeza y frialdad de Todd Solondz, pero con un brío y dinamismo própios de un maestro. La tensión dramática y la emoción van creciendo con un vigor tal, que las 3 horas de película pasan en un suspiro. Por momentos la experiencia audiovisual es casi sinestésica, banda sonora para recordar, escenas que merecen un lugar en la historia del cine y, por qué no, un producto final de culto.

Es cierto que, probablemente, se dilate en exceso, pero no me atrevo si quiera a criticarlo, sólo a dudar.

Acostumbrados a los cuentos de hadas (los hay maravillosos), se agradece algo de sinceridad y realismo de vez en cuando. Con una fotografía nada preciosista y el relato de una pareja idílica en caida libre, se respira verdad en toda la película. No hay buenos ni malos, solo personas enfrentadas a sus propias contradicciones, virtudes y miserias.

Merce la pena.

Una poesía audiovisual. Puede ser inocente, incoherente, pedante, pretenciosa en su aproximación al arte y a la expresión de los sentimientos, poco realista... pero es una poesía y debería mirarse como tal. Estudiar y analizar a los personajes, la fotografía, guión, etc. es como descuartizar un soneto y pretender que siga transmitiendo algo, no se rige por criterios lógicos ni racionales. Su habilidad para conmover reside en lo intangible.

Personalmente, sólo sé que la sencilla historia que relata (una especie de "Requiem por un sueño" de bajo presupuesto) y, muy sobretodo, el inmenso poder para mover emociones de su banda sonora, me arrastraron a la marginalidad de las calles del madrid más melancólico que se pueda imaginar.

No se es mejor ni peor por que te guste o deje de gustar, pero si conectas con ella, es una de esas películas que acaba por dejar huella.

Si alguien estaba buscando una nueva forma de acercarse a las paradojas espacio-temporales o una vuelta de tuerca al género de ciencia ficción, no encontrarà nada nuevo ni ingenioso en esta película (o yo no supe verlo). Sólo personajes estereotipados al estilo USA (Frikis vs populares) e historias de amor también estereotipadas.

¿Algo positivo?
Sí, todo bien aderezado con unos cuantos momentos musicales, que almenos compensaran a los nostálgicos que gusten de melodías delicadas con una cara bonita en pantalla.