No he visto tanta mugre y cieno juntos desde que, armándome de valor, me acerqué a las salas para ver la versión noventera del Holandes Errante.
No se puede negar que, entre tanta pestilencia y hoja de estilete entrando en carne humana, hay mas talento que talante en esta producción. Todavía no había llegado Zapatero con su alianza de civilizaciones (nótese la sarna, digo... la sorna).
La serie carece de la gracia andaluza, no da tregua a la "intensidad dramática". A sus personajes les hace menos gracia la historia que a un sieso pagar una ronda de manzanillas.
Abundan las alocuciones cuasi-monosílabas.
Parece ser que, por desgracia, twitter llega a todos los foros, como la garduña.
Se echa de menos alguna conversación de mayor entidad intelectual. Vivimos en la era de las televisiones de 55" y el poder de la imagen cada vez es mas notorio. Cualquier ciudadano tiene un cine en casa.
La fotografía de La Peste es apabullante, lo que quiere sacar feo es lo mas feo del mundo pero amigo... las casas de los señores principales están sacadas con una belleza que impresiona.
La Peste tiene un gran poder visual. Pero no se puede ver después de visionar por enésima vez El Golpe (20nov2019 en la2), como fue mi caso, porque después de esa borrachera de perfección hecha celuloide... es mejor irse a dormirla.

A toda Persona, Animal o Cosa se le puede otorgar el "derecho" de tener un alma.
Esta es la condición sine qua non para empezar a plantearse hacer una película... serie... programa... o lo que sea sobre dibujos animados, y por extensión, plastelina animada... peluches animados... hasta piedras animadas.
El Rey Leon 2019 es el harakiri de los dibujos animados, es Walt Disney pegándose un tiro en el pie. Es el limbo entre la animación y un Safari.
Porque la gente No se ríe con el Timón del 2019, se ríe porque tiene en mente la gestualidad del original.
Por no hablar de la incomprensible mutilación de muchos gags que han permanecido en la memoria del espectador hasta que este Disney los ha enterrado... como el ¡¡Mufasa!! Con el que una hiena acojana a la otra.
¿Dónde está el pareo de Timón en el baile? No está porque en este formato hiperrealista no pega. Ahí esta la cuestión. Si no se puede meter el pareo de Timón en su baile es que no tiene sentido hacer esta película.
Solo hay un parte por su No Condición de Dibujo Animado que mejora. El viaje del mechón de pelo de Simba.
Espero que no me manden al Spoiler parte de esta crítica porque haya dicho nada revelador de la misma.
Sería por lo que no sale, no por lo que sale.
Resumiendo... trabajo de orfebrería delante de una computadora pero totalmente innecesario e insustancial.
Lo salva por momentos la BSO y los diálogos entre Timón y Pumba que siguen siendo muy bien escritos.
Lo demás es Hamlet en la Sabana o hacer un Safari donde los leones hablan.

¡No la abras!, te dice una voz interior cuando encuentras correspondencia frustrada con la chica guapa de clase.
Ni se te ocurra. Hay ropa que no debes tirar ni tampoco volver a ponerte, el 3D triunfa en tu perfil, no como en el cine.
Hay buenas añadas que tu paladar no te permite descorchar la última botella, mas allá de un tiempo razonable.
King Kong es cine de tapa dura y anaquel alto, ten cuidado, no la abras. A ver si el mono te va a echar de la sala, y no por miedo precisamente, como les sucede a las viejunas burguesas del New York de la época.

Si todavía no han visto la extraña pareja... vayan corriendo a cumplir con el gozoso protocolo. Si ya la han visto pero quieren seguir disfrutando un rato de un ACTOR con mayúsculas pónganse este film. Y si tienen prisa por irse a la cama... busquen la parte donde este p... crack se marca un baile con la Schneider.Eso es arte y no lo que viene ahora.
El otro día me equivoqué y me pusé a ver la del Hotel Budapest... que pena que no se pueda poner lo del muñequito amarillo de llorar.

Si consideramos el cine como un arte. "JAJAJA, no existe el Arte como tal, sí los Artistas" me dice una voz interior. Y como va a ser que así pienso yo, diré que el que firma esta película tiene poco de artista y muchas ganas de medrar (diría Marlo), además de mucha cabeza (a la vista está) y un equipo de buenos artesanos y copistas.
Si este film es merecedor del Oscar a la mejor película del año, que quiten el sobrenombre de arte a esto del cine.
Y como no hay nada nuevo que valorar, nos centraremos en la anécdota, su título.
En el clímax de la película (sin dar más detalles para que no se me enfaden), los que quieren pasar por actores (como lleva haciendo el director toda su vida, hasta que se aburra, como Miliquito) son revisados por los malos de barba negra.
Pues, para mí, los que en realidad son buenos actores son los que hacen de revisores, sobre todo uno que tiene una mirada que haría cambiar de acera al mismísimo Chuck Norris.
Y ya en el momento cumbre, en el que una chica guapa guapa (como buena iraní) está rebuscando en el ordenador los salvoconductos (a lo Casablanca) sucede lo anecdótico y por lo que recordaré este proyecto cinematográfico.
Pues en ese momento digno del mejor Hitchcock, jejej, es broma, le dice un "actor" a otro a la vez que aprieta el culo y traga saliva " Argo pasa que la chica tarda".