La película está bien hecha, no cabe duda. Pero le debe todo en lo que destaca a True Detective, la excelente serie de la HBO. El director, lo admita o no, ha copiado, no solo la historia, sino planos, símbolos, constantemente. Cualquiera que haya visto la serie antes que la película se quedará impresionado del parecido. Dicho esto, me parece bien que se copie cuando se copia bien. Y este es un buen plagio, que no obstante no supera, ni de lejos, al original.
Como siempre, el cine americano es mejor contando historias profundas y filosóficas, un ejemplo de lo cual es True Detective. Cualquier diálogo entre Harrelson y el recién oscarizado McConaghey (lo he escrito bien?) es infinitamente más significativo que la poco explotada relación entre los protagonistas de La Isla Mínima, que, como es habitual (y oxidado) en el cine español, acaba recurriendo, como no, a la época dictadura (venga al caso o no).