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Críticas de Javenco
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Críticas 43
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
18 de junio de 2013
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde temprana edad el kriptoniano Clark Kent (Henry Cavill) ha afrontado los conflictos propios de un extraterrestre en La Tierra cuyos poderes extraordinarios podrían perturbar su vida aparentemente normal y la quienes lo rodean. Pronto deberá salir de Smallville su pueblo de crianza alejándose de su familia adoptiva, pero aproximándose a su destino: ser el salvador del planeta ante las oscuras pretensiones del -también kriptoniano- General Zod (Michael Shanon).

Soy un aficionado medio-bajo al hermoso universo creado por Jerry Siegel y Joe Shuster, y -como muchos- crecí entusiasmado por las versiones “ochenteras” protagonizadas por el inmortal Christopher Reeve, así que mi comentario tendrá deficiencias, por las que anticipadamente me disculpo. Hay que anotar que esta nueva versión de Superman venía generando muchas aprensiones: En primer lugar, se temía por la mano de Christopher Nolan como productor –inclusive en el título original- por lo que muchos creían que sería la ineluctable “oscurantización” de la historia, sus desviaciones del comic original, y por supuesto, la entrada de Superman en la deriva existencial en la que estuvo inmerso Bruce Wayne durante su última trilogía. En lugar de eso, tenemos un Clark Kent equilibrado y potente gracias a las lecciones de vida de sus padres terrestres (destaca Kevin Costner como un natural Jhonatan Kent), y luego pragmático gracias a su padre Jor-El (un siempre efectivo Rusell Crowe).

En segundo lugar, se temía por la inclusión como guionista de David Goyer –habitual de Nolan- y con él por un supuesto exceso de dramatización y humanización del personaje que restaría minutos de acción al metraje –como en The Dark Rises-, nada más lejos de la realidad, aunque en su primera hora la película parece tener muchos -bien empleados- flashbacks y diálogos, esto es natural cuando se trata de un reboot al que se le quiere construir una tramoya como para una o dos secuelas, además lo que sigue es un frenesí puro de acción desenfadada, sin dolor, trepidante, y veloz, visualmente brutal, pero discernible –a diferencia de la visto en Transformers de Michael Bay-. Es en este apartado en el que se sacan más réditos de contar con Zack Snyder y su equipo, siempre impresionantes en filmes como “Watchmen”, “300”, y la malograda “Sucker Punch”.

En tercer lugar, se temía por el personaje principal, la sombra de Reeve nunca desaparecerá, y se tenía una mala experiencia con el Superman –medio emo- encarnado por Brandon Routh en la subvalorada “Superman Returns”. Pero Henry Cavill ha hecho una gran interpretación, jamás será Reeve, pero Cavill es un hombre de acero moderno, sin complicaciones, sin penas, ni silencios tontos como los de Tom Whelling en la serie “Smallville” y dispuesto a romperse por la humanidad con su colaboración activa, pues este Superman no opera solo -conviene resaltar la acertada elección de la talentosa y versátil Amy Adams como Lois Lane… mamacita!!!..-.

Otro de los aspectos que se temían –especialmente de los fans del comic- era la repetición del villano, el General Zod, sin embargo, Michael “rostro freaky” Shanon ratificó sus dotes artísticas al interpretar a un villano duro, con convicciones fuertes e irrebatibles y sobre todo temible protagonizando épicos enfrentamientos –no solo físicos- con el hombre de acero. Pero además muy bien acompañado por un verdadera femme fatale (la hermosísima Antje Traue) en el papel de a villana Faora-Ul (nótese el guiño en el look a la villana Ursa –Sarah Douglas- en Superman II)

Finalmente, un temor menos trascendental pero si trascendente era el de la banda sonora, porque John Williams es a la BSO de Superman, como Reeve al propio Superman, no obstante, ese detalle que con nostalgia escuchábamos al admirar el hermoso logo del súper hombre en las anteriores película no eclipsa la excelente propuesta de Hans Zimmer –otro habitual de Nolan- que le agrego tensión a las tremendas escenas de acción, incluyendo el espectacular final.

En resumen, aunque el espectador podría -sin complicarse- hallar fisuras en el guión, y -como yo- tal vez considerará que hubieron ligerezas en la forma como algunos personajes se vincularon entre si, e inclusive podría pensar que sobraron escenas y hubo carencias en otras; lo cierto es que este es un blockbuster de vacaciones y como tal sus ambiciones de atiborrar butacas serán de lejos alcanzadas, gracias al eficiente manejo de una historia que siempre nos cautivara mediante un cast espectacular, y dosis gruesas de acción, mucha acción!!!. Enhorabuena la espera no ha sido en vano.
Javenco
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7
15 de junio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
OK, Este no es mi estilo de cine preferido, pero de vez en cuando no le hace mal al cuerpo –no sé si algunas de mis neuronas opinen los mismo- un poco de cine hiper-vitaminado, hiper-gasolinero (ó hiper-dieselero), no cerebral, con chicas en pantaloncitos calientes, y pretenciosas carnestolendas de explosiones, velocidad, rifles automáticos y muchos muertos -aunque escondidos-.

Para que hablar de la estructura del soso –sosísimo- guión repleto de venganza y “valores familiares”, giros recontraesperados –salvo uno que generó emociones en el público, incluido yo-, incongruencias gigantescas, humorísticas frases de cajón y closet entero, ni del maquillaje de Vin “sin cuello” Diesel… ¿para qué? Si esta peli es uno de esos genuinos placeres culpables a ritmo de rap y hip hop –muy bueno debo admitirlo- ambientada en paradisiacos parajes y cuya enseñanza es: conviértete en un corredor de autos bien cool para alcanzar el “american dream”, con nena sexy y dura a tu lado, y hasta bebé –no es un spoiler se los aseguro-.

Pero seamos sinceros, ahora que los dueños de la extensa franquicia han decidido seguir la moda al elevar a sus héroes al volante a la categoría de superhéroes, la cosa se ha revitalizado –tanto que la peli ya tiene su propia intro como si de una series televisiva se tratará-, además, y ya en serio, las escenas de acción no tienen tacha y los efectos visuales y especiales son manejados, al menos, en la región en la que limitan la exageración y la realidad, verdadero acierto del director.

Con respecto a las actuaciones naturalmente no hay mucho que decir, Vin “gruñidos” Diesel vuelve a comandar su banda multirracial sin dar una sola instrucción; Dwayne “The Rock” Johnson se consolida en su papel de –como dicen en USA- “viagra de las franquicias”, en este caso muy efectivo a diferencia de lo sucedido en la insípida G.I. Joe: “La Venganza”; Michelle Rodríguez hace lo único que sabe hacer –mala cara, patadas y disparos- por lo que deberían contratarla en “Los Mercenarios 3” como a Milla Jovovich; Paul Walker, se exprime con auto-culpa para ver si le sale una lagrimita; y Tyrese Gibson destaca en una faceta cómico-malabarista que da mucha frescura al metraje.

En conclusión, Justin Lin encuentra la adecuada y encandiladora forma de llegar al “gran público” aunque la película sea funcional, como bien los dijera un inglés para burlarse de la ropa del agente Hobbs -personaje encarnado por The Rock- ohhh… que pena el spoiler!!!. PD: Una vez salga el hilarante aviso de responsabilidad social -luego del estruendoso final de la peli- es conveniente que esperen a los créditos finales, si les gusta el cine de acción sabrán porque, a mi me gusto
Javenco
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9
15 de junio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Flota Estelar esta en problemas ante el misterioso y devastador ataque de un terrorista cuyo seudónimo es John Harrison (Benedict Cumberbatch), en medio de la situación y cegado por la ira el Capitan Kirk (Chris Pine) y su amigo Spock (Zachary Quinto) se encargan de su persecución, a bordo de la nave Enterprise, hacia una zona supuestamente deshabitada del planeta Klingon y armados con un novedoso pero inestable armamento, está claro que la misión tendrá considerables complicaciones y giros.

El nuevo zar del scifi, J.J. Abrams a cargo no solo de esta saga sino del reboot de Star Wars –menuda responsabilidad- hace su segunda presentación con una historia cargada de buena acción, agitación a más no poder y con un diseño de arte extraordinario en el que los efectos visuales y lo efectos especiales se traslapan de forma equilibrada con la siempre efectiva música de Michael Giacchino, su compadre desde la serie Lost. Aun cuando pequeños aspectos del guión parecen haber sido encajados a la fuerza, en especial los relacionados con el villano y sus motivaciones, la cinta desde mi visión de espectador -infamemente ignorante de la mitología que los trekkies dominan a placer- es una excelente pieza de entretenimiento con pinceladas de humor fino, y un significativamente mayor toque de dramatismo, con respecto a su antecesora –que lamento profundamente haber visto en mi TV-.

Resalta la robustez del villano, he repetido a más no poder que una buena cinta de scifi-acción requiere de un malo realmente temible y Benedict Cumberbatch sí que es un cabronazo hasta en la voz –pese a que se la pasara un poco la mano con la gesticulación-, será muy bueno verlo en la segunda entrega del Hobbit. Chris Pine y Zachary Quinto muestran una pequeña evolución en sus papeles y cumplen –aunque opacados por el villano- con unos personajes cuya relación se complementa por la oposición de sus caracteres y formas de proceder, lo que se convierte en uno de los chicles cómico-dramáticos de la historia a veces demasiado masticado, pero que funciona para hacer las delicias del espectador más desprevenido y como yo neófito de la saga. El resto de la tripulación, con una sexy adición, tiene sus guiños de grandeza, comicidad y protagonismo dosificado. Se agradece la aparición definitoria del siempre mítico Peter Weller (Robocop, Naked Lunch, 24 y Dexter) como el Comandante Markus, lo que le dio mucho más peso al juvenil cast.

En conclusión, la película es altamente disfrutable pues combina la trepidante acción con pausas agiles y necesarias llenas de tensión, lo que permite que las dos horas y doce minutos de metraje sean un ejercicio nunca cansino en el que el paisaje futurista nunca deslumbra por encima del eje central de la historia, se nota la mano de J.J. Abrams siempre centrado en la psicología de los personajes. La película es en últimas un respiro para quienes esperamos un buen performance del director en la nueva entrega de Star Wars.
Javenco
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2
15 de junio de 2013
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En futuro post-apocalíptico los humanos sobrevivientes habitan en Nova Prime, pero la colonización no ha sido fácil ante la renuencia de los nativos a permitir una invasión terrícola por medio de las Ursas –criaturas cazadoras de humanos-, sin embargo, el General Cypher Raige (Will Smith) lidera la ofensiva militar humana ante la amenaza, su hijo adolescente Kitai (Jaden Smith) le sigue los pasos. Ambos se embarcaran en un accidentado viaje interplanetario en el que compartirán un aventura extrema ad portas de la muerte.

Antes de la película existían en mi esperanzas de que la combinación Smith-Shyamalan replicara la calidad de la dupla Willis-Shyamalan en cintas tan recordables como El “Sexto Sentido” (“veo gente muerta”) y “El Protegido”. La larga y olvidable sucesión de malas películas del director indio parecía haber llegado a su punto de inflexión al unirse con el carismático “Príncipe de Bel Air”. No obstante, ni lo uno ni lo otro sucedieron. La película esta plagada de incongruencias grotescamente fáciles de captar aun con carestía de conocimientos de biología, física o ingeniería, y lo peor es que esas incongruencias son las que cimentan el misérrimo guión -firmado por el mismo Smith-. Como si fuera poco la otra dupla Smith-Smith, que bien anduviera para “En Busca de la Felicidad” también termina por precipitarse como la nave de los Raige porque a Will la cienciología parece haberle enjabonado el cerebro tanto como para extirparle el carisma, recayendo la obligación de la historia sobre su hijo tan desamparado de talento como el fachoso traje amanerado que debe vestir como aspirante a comando.

Pero Shyamalan no se queda atrás, el diseño de arte medio plástico medio reciclaje –ya hable del traje de comando- no justifica la millonada que costo producir la peli, mucho menos los inverosímiles efectos visuales con criaturas que en mil años evolucionaron lo de millones de años –quizá se les olvido explicar los efectos de la radiación o el cambio climático, o sería por lo del agujero de gusano y yo no entendí-. Aunque la película trata de asumir un tonillo dramático encuadrado en la relación padre-hijo y en el gravamen de los recuerdos que los afligen, nunca consigue ligar con el espectador sencillamente porque los Smith no lo hacen creíble -especialmente Will-, además el ritmo es parsimonioso y somnífero, y las interfoliadas escenas de acción son mal coreografiadas y sin la suficiente tensión como para que uno deje de preguntarse por las múltiples inconsistencias frente al supuesto avance tecnológico humano.

Como si fuera poco la película, como casi todas las del realizador indio, tiene los mismos elementos deshilachados y fallidos, es decir, un recuerdo doloroso como eje argumental transversal (véase por ejemplo “Señales”), un ente o entes monstruosos borrosos o invisibles (como las plantas en “The Happening”)al acecho, y un cierre con el habitual “Momento Shyamalan” un minuto épico ó un “despertar” en el que se soluciona todo partiendo de la nada, en este caso al estilo del buen Goku o de Saint Seiya. Esta claro que querían vendernos la película como plataforma para la carrera del inerme Jaden –porque hasta su mamá fue productora- pero de momento –a mi parecer- no se repetirá la historia de los Jackson porque dos veces no me pasa…bruto no soy. Cierro con esto: En scifi no había visto algo tan malo desde “Prometheus”.
Javenco
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7
25 de marzo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marty (Colin Farrell) es un guionista alcohólico de Los Ángeles cuya crisis de inspiración se va terminando cuando se ve implicado en una tramoya de crimen y asesinatos –similar a la que quiere escribir- gracias a su perturbado amigo Billy (Sam Rockwell) -un actor frustrado dedicado al secuestro de perros- quien trabaja en compañía Hans (Christopher Walken) –un viejo polaco cuya esposa afroamericana apenas se recupera de un cáncer de mama-. Detrás de ellos un grupo liderado por Charlie (Woody Harrelson) –un mafioso local de muy mala entraña excepto con los canes-.

El inglés Martin McDonacg, quien en 2008 dirigiera la espléndida In Bruges (Escondidos en Brujas), vuelve a ponerse al frente de una comedia negra, esta vez con céfiros “tarantinianos”, pero con un guión más entresijado –incluyendo en la narración las historias que el protagonista trata de escribir-, con escenas a veces indigestas y medio caricaturescas, pero en suma irresponsablemente divertido si no se es escrupuloso con las gamberradas, el humor lóbrego, y los continuos cambios de ritmo que hacen inesperado el destino de los desquiciados personajes -algunos de los caules son una verdadera caja de Pandora-. De hecho algunas de las historias –en especial la del “quakero” y la del vietnamita, no tanto la del “viejo del conejo”- son dignas de un spin off o un buen cortometraje.

Personalmente, junto con la dirección de McDonacg me atrajo la participación de dos de mis actores favoritos –siempre subvalorados secundarios de lujo-, Walken y Harrelson. En ambos casos han estado superlativos, el primero con una papel decadente que a veces toca fibra propicio para que haga gala de ese cocktail interpretativo que domina perfectamente mezcla de drama, comedia e irreverencia. El segundo, siempre versátil haciendo de hombre temible con sentimientos de adolescente tan tiernos como su perrita shih tzu. En segunda banca han estado Farrell y Rockwell, el primero haciendo una evidente apología al estereotipo del irlandés amante de San Patricio, y el segundo con un performance tan irregular como su personaje pasando de lo genial a lo mofa más bien insufrible y “ridiculona” –supongo que erá parte del guión-.

McDonacg corona su segundo largometraje importante y me sigue dejando una excelente impresión, usando el ambiente semidesértico de California para obtener con la fotografía un show muy apreciable y seudo turístico –esto ya lo hizo con Brujas- en el cual se configuran excelentes y buenas actuaciones, que hacen de la historia un continuo flujo de choques aleatorios -algunos más buenos que otros-, pero que en conjunto generan una pieza entretenida, recordable por su rareza e imperdible si –como es mi caso- uno disfruta del cine más bien freak. Con seguridad espero más obras interesantes de este británico, pues su opera prima aun esta por llegar.
Javenco
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