Cada una de las tres tramas engancha al espectador, las ambientaciones son excelentes, los contextos muy bien ambientados y las actuaciones de todo el equipo excelentes, sobresaliendo el papel de Lucy Liu. No podía dejar de mirar cada minuto de cada capítulo deseando saber cuáles serían los siguientes giros del argumento, cada vez más imprevisibles, y deseando saber cuál sería el desenlace, una fantástica coreografía espacio temporal sincronizada apoteósica, casi como un enorme castillo de fuegos artificiales que pone un broche de obra a una obra maestra.

Cada personaje tiene una función relevante en esta historia, el personaje principal se encuentra perdido en "la gama de los grises", crisis de identidad, donde arrastra a todo su entorno, lo vive de una manera muy realista e incluso bastante egoísta. Los otros personajes se desnudan en cuerpo y alma ante él, para intentar ayudarle y comprenderle, siempre sin juicios, pero éste no les da acceso y ni siquiera da importancia a lo que los demás sienten, siempre escapando, encerrándose y refugiándose en esa indecisión.
Marcone crea una historia redonda, muy realista, de algo que es más común de lo que pensamos.
Y es que el gris tiene una amplia gama de tonos para perderse, pero Marcone los delinea a la perfección.

El papel protagonista sería un caramelo para cualquier buen actor, pero Phoenix hace de él un auténtico regalo para el espectador. De Niro, un papel secundario con tanta importancia y sentido como el de toda la sociedad que está detrás de las pantallas observando lo que pasa justo al otro lado de la puerta de sus casas. Enhorabuena a Phillips que ha conseguido convertir la historia de un personaje de cómic en una película que bien puede ser una crítica de las grandes carencias de nuestro sistema, y lo hace de una manera impecable.

Dos mundos que llevan 28 años conviviendo casi sin tocarse, pero que se acercan gracias al empeño del joven protagonista y su genial idea de usar a una traductora como mediadora.
Una excelente fotografía crea ambientes de la melancolía y monotonía que de alguna forma son interrumpidos desde el comienzo de las visitas del joven a su suegra. Estas visitas inundan con otros colores y otras rutinas que darán más sentido a la vida de madre y yerno después de la pérdida de la persona que ambos más quieren.
Unos diálogos muy correctos y prudentes cuando van dirigidos a traducirse y muy ocurrentes y sinceros cuando no necesariamente la traductora ha de hacer su trabajo. En conjunto hacen de ésta una película muy rica y coherente, con un gran mensaje, llamado esperanza, que va más allá de cualquier idioma, cultura o generación.