En diferentes ocasiones, Javier Cámara ha expresado su amor por la gran manzana,su admiración.Particularmente lo comparto.Me parece una ciudad encantadora.
Me parece muy interesante que la película esté,sin embargo, alejada del halago postal y muestre el lado feista y agresivo que hace tener al espectador una percepción más en consonancia con las ideas y personajes que aparecen en las consiguientes localizaciones de Nueva York.
-La historia es entrañable por lo que supone ver a unos personajes anclados,personal y profesionalmente,en una rutina diaria convertida en prolongado fracaso.Sin visos de cambio.Y no precisamente porque a muchos de ellos les falte talento natural para lo que intentan,sino víctimas de un sistema que no funciona,sobre todo en su país de origen.
-Es duro afrontar la vida en un país extraño con lengua diferente y tener el suficiente coraje para lejos de rendirse,seguir con la esperanza de un cambio que justifique tanto esfuerzo.A partir de ahí,es fundamental la fortaleza mental de cada uno y es curioso como se premia la buena actitud y la adaptación al cambio(Javier Cámara) y se penaliza la duda,la parálisis y el desvaimiento existencial(Raúl Arévalo). Muy bien el personaje de Carmen Ruiz y su interpretación.
-Lamentablemente la versión doblada deja malparados a los personajes americanos ya de por sí menos relevantes pero suficientemente importantes como para tener que soportar ese hándicap.
-No puedo dejar pasar el recuerdo de una expresión gestual final con aquella que nos regaló Meryl Streep en la magnifica "Enamorarse" de Ulu Grosbard.Son determinantes y preciosas.

De cuando en cuando, como contraposición a costosísimas megaproducciones que, en buen número frecuentan estos tiempos y hacen del cine un modo de pasar el rato, con códigos y clichés repetidos para el espectador, surgen pequeñas películas independientes de muy bajo presupuesto que, a su paso por algún festival, con suerte, logran llegar a circuitos de mayor audiencia.

A veces, son hallazgos excelentes. Sencillos y honestos que posibilitan al autor mostrar íntimamente retazos de vidas normales con sus pequeños y grandes problemas. Con las dificultades cotidianas de todo ser humano.

Así, nos encontramos con Alex Thompson, director desconocido para mi que, a través del guión de Kelly O`Sullivan, protagonista también de la película, dan un tono de ligereza al relato que, sin embargo, aborda temas complejos. No juzga conductas, comportamientos ni métodos de vida. Sólo se ocupa de mostrar, como una treinteañera desnortada y sin horizonte vital de felicidad alguna, se vé, de repente, en una situación impensable de procurarse esperanza sentimental y emocional, para si misma. A partir de ahí, la capacidad de ayudar a personas cercanas que bordean situaciones límite. Es la hora de decisiones importantes.

Existe un hilo conductor que personifica una niña de corta edad, que, afortunadamente, no lastra para nada el relato ni la peripecia personal de la protagonista, contrariamente a lo que ha ocurrido con frecuencia en cine con niño. Solamente algún desliz caricaturesco. Leve e intranscendente.

Saint Frances, es una delicada pieza de porcelana que se ve, sobre todo, con agradecimiento en esa reconciliación con nosotros mismos, siempre oportuna.

- Corren tiempos de comprensión y condescendecia máxima para cierto tipo de cine autoral que, por limitación de presupuesto, independencia en la expresión de sus ideas o incluso por la no pretensión de llegar a un público amplio se ha dado en llamar "cine indie". Sin ser siempre regla de referencia , se nos presenta más como aval que como rémora. Puede que deba ser de ese modo. Ahí tenemos la referencia última de "Frances Ha" .Encantada de haberse conocido y quedar encuadrada en la comedia romántica neoyorquina.

- No sé si John Turturro (magnifica "Illuminata") habrá tenido que calibrar tanto los gastos para su "Aprendiz de gigoló". Seguro que tampoco lo ha tenido fácil, pero al menos, tiene la ventaja que supone contar con Woody Allen y actrices tan sugestivas e importantes como Sharon Stone ,Vanessa Paradís y Sofia Vergara. Un buen reparto siempre garantiza la andadura inicial de una película. Sobre todo si parece rara, compleja, absurda bastantes veces, y casi inclasificable. Es, sin embargo, ambiciosa al pretender calibrar los estados sentimentales y emocionales de un complicado personaje principal. Interpretado por el propio John Turturro (inmenso actor en el cine de los Coen) aparece inmerso en un rol descabellado, en principio, para él y girando alrededor de una galeria de personajes femeninos vinculados por el amor, el sexo y la soledad. El aparente tono de comedia no desmiente nunca lo que es asistir a una indudable tristeza vital. A la certidumbre de un desvario en la existencia dificil de alivio al que solo corresponde la esperanza de los sueños.
- Olvidable visión de la comunidad judia y del inexpresivo personaje del policia (Liev Schrieber), solamente explicables desde un intencionado y duro juicio crítico,
- No se sabe muy bien porqué, tal vez la cercania, su vulnerabilidad, su calma, el caso es que el aprendiz te lleva a su terreno hasta el final. Allí, como él, perplejo, piensas en la fragilidad que relaciona a los seres humanos. Su inconsistencia. La vida gratifica la sorpresa. Dificilmente lo que esperas. Pero...¿abandonámos?. La respuesta está en la expresión gestual del actor.

Las primeras imágenes de la pelicula de Pawlikowski nos llevan, en un arranque sorprendente,
a raices culturales muy hondas de Polonia. Tanto en la localización como en los cantos populares que, como si de una Calanda polaca ancestral se tratara, se incrustan en los ojos y ánimo del espectador. Es demostración etnográfica de primer orden. Comienzo brillante que nos llevará a un final hermoso y distinto..

-El ejercicio cinematográfico de Pawlikowski , tras su brillante Ida,es original y exquisito. La sobriedad en su narración fragmentada y la exposición de los personajes, elegancia suprema. Son ecos del gran cine nórdico, incluso bressoniano. La cámara captura instantes prodigiosos que iluminan un relato en el que no abunda, precisamente, la palabra. Pero sí una imagen virtuosa.

-El hilo conductor es la música que envuelve a diferentes estilos. El jazz, el rock y la canción melódica francesa están presentes. Siendo, además, clave para la evolución de los personajes en un diferente fondo politico y social.

-Cabe, sin embargo, referirse a la historia personal de los protagonistas. Sus idas y venidas y fundamentalmente, la exposición o expresión que hacen de su instántanea atracción y posterior enamoramiento se configuran en una relación distante y fria que no termina de convencer. Como si pareciera no del todo creible por ausencia de pasión.
Es de suponer que lo mostrado en el inicio de la pelicula es lo que condiciona el carácter y sentimiento de su disposición emocional y lo que determina sus decisiones.Hay momentos de endeblez en el guión.

- La interpretación de Joanna Kulig es más que correcta. No así la de la helada de Tomasz Kot.

-Cold war propone ,en contraposición a su título la belleza inmensa de la música ,neutralizadora de la sordidez y precariedad existencial . Y deja un plano final para que el cine - el Arte - nos reconcilie definitivamente con parte de la vida real.Tan necesario, tan esencial....

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Más de una vez, se ha cuestionado la capacidad interpretativa de Kristen Stewart. Incluso la enviaban al furgón de cola de las actrices sin un mínimo de reconocimiento.
Estas consideraciones siempre me llamaron la atención.Más aún, me causaban perplejidad.
Revisé CAFE SOCIETY, VIAJE A SILS MARIA y PERSONAL SHOPPER con el afán de cerciorarme del despropósito que suponían tales catalogaciones y también si existía por mi parte, alguna deriva fanática que anulara un juicio crítico más adecuado.De nuevo, aprecié como las buenas direcciones de Allen y sobre todo de Olivier Assayas sacaban un gran rendimiento actoral de la Stewart. Y me reafirmé en la sensación de que, sobre todo, en género dramático creaba un estilo propio. Era como una tendencia marcada por la Introspección emocional que reflejaba admirablemente en su expresión gestual. Cálida y melancólica
Pues bien, volviendo a SEBERG, hay que destacar una secuencia larga,sostenida en la soledad de una barra de bar de hotel, donde Kristen Stewart con su sola mirada borda una amplia gama de sentimientos.Odio, furia,rechazo,estupor, pero también indefensión,vulnerabilidad y, finalmente, el miedo reflejado con un leve escorzo de escalofrío.
Es ahí, donde se mimetizan absolutamente actriz y personaje.
El trasfondo de este drama biográfico aborda la lucha por los derechos civiles en una sociedad americana excesivamente preocupada en mantener el orden. Traslada a instituciones como el FBI el acoso y persecución de cualquier tipo de alteración en un tiempo marcado por fuertes convulsiones políticas,enfrentamientos raciales y protestas por la guerra del Vietnam.
SEBERG es una película desigual y de tono menor que, en modo alguno, alcanza los objetivos de denuncia de un periodo muy turbulento.
Solamente Kristen Stewart y una también espléndida Margaret Qualley salvan la función.
Queda una mirada triste de atención sobre la difícil y desgraciada vida de aquella chica que, ya en el cine, nos maravilló a todos vendiendo prensa por los Campos Eliseos.
Sonriente y luminosa.Triste y frágil.