Bueno, ya sabéis de qué va.
Lorenzo, un chico introspectivo, le dice a su madre que se va a esquiar con el instituto, cuando en realidad ha decidido quedarse en un sótano disfrutando de su tranquilidad. Pero al aparecer su hermanastra verá cómo sus planes se modifican, aunque él no quiera.

Estamos ante una película sincera. Lo cual ya es mucho hoy en día. Estoy convencida de que Bertolucci ha disfrutado haciendo esta película y de que es lo que quería hacer. No lo que un público ávido de finales imprevisibles pide. Y le aplaudo.
Y la verdad, conozco pocos autores que sean capaces de realizar un film intimista y, aún así, embelesar y entretener de principio a fin.

No creo que os decepcione, porque:

1. Es entretenida, desde que empieza hasta que acaba. Es lo que llamo un entretenimiento tranquilo. Una vez la empiezas a ver no puedes evitar dejarte llevar, metido de lleno en su mundo.

2. Los protagonistas son majos. Parece una broma, pero no. Cuántas películas habré maldecido por tener personajes inaguantables. En este caso, los actores dan vida (de forma más que correcta) a dos personas con forma, fondo, contenido y un algo, llamémoslo carisma.

3. La banda sonora sigue ahí cuando acaba la película. Y seguramente siga durante un par de semanas. Piersanti es un señor compositor.

4. Cuando la acabes de ver, podrás decir que has visto "la última de Bertolucci". Eso queda bien en cualquier conversación que se precie.

5. Esto es más personal, pero creo que es una película que te deja algo. Buenas sensaciones, mayormente.

Y observad a Llewyn Davis. Es como nosotros, como toda esa gente que quiere algo más de la vida pero no lo consigue. Como todos los que vagamos perdidos en este miasma llamado sociedad. Como toda esa gente llena de talento pero falta de suerte. Como todos los que esperan su gran oportunidad. Como tú, como yo y como ese chico que toca la guitarra en la esquina de tu calle.
Y esta es su historia. Parte, al menos. Llewyn Davis, el personaje con el que es imposible identificarse pero con el que todos nos identificamos. El perdedor que vaga de casa en casa mientras intenta construír una vida sin renunciar a su sueño. Por el medio se dedica a lo suyo, componer música que luego toca en el bar de siempre con la gente de siempre. También intenta triunfar fuera de su ciudad. Y tiene gente que lo apoya, pero con recelo. Una de esas personas es una sobreactuada e histérica Carey Mulligan, que no tiene ningún problema en superar los decibelios permitidos lanzándole un insulto tras otro, para luego hacer todo lo contrario a lo que acaba de decir. También hace una fugaz aparición Adam Driver, al que siempre es un gusto ver. Es un placer redescubrir el savoir-faire de los Coen, que siguen en perfecta forma. Comprobadlo por vosotros mismos.
Y me sentiría mal si no terminara esta crítica diciendo: Oscar Isaac, chapeau.

Antes de nada, creo que hay que aclarar que esta es una de esas películas que hay que ver sabiendo a lo que se va.
El quinto poder es una película simple, en todos los aspectos. Adapta el libro de uno de los principales colaboradores de la web. Es su punto de vista. Hasta aquí todo bien. Sabemos que la interpretación que recibamos de Assange será una mezcolanza entre la imagen que transmite al público y la que Daniel Berg da en su libro.
Error. La película nos arrastra del desprecio a la adoración de la figura de Assange una y otra vez. Quizás era su intención transmitir estas sensaciones por ser las que el australiano provoca en la vida real. Quizás este tornado de pasiones es descrito en el libro. Puede ser.
Pero creo que lo que consigue es confusión y muy poca coherencia fílmica. Obviamente es plenamente defendible, y más tratando historias como esta, no querer posicionarse y dejar que el público decida. El problema no es que la película sea imparcial, es que se pasa todo su metraje luchando por serlo. Y no lo consigue.
Por otro lado, las actuaciones son más que correctas, rozando la de Benedict Cumberbatch lo paródico (sin ser esto malo). El resto de los elementos (fotografía, montaje, música...) están claramente al servicio de contar una historia, y no están mal aprovechados.
Y en cuanto a la historia en sí, lo más importante del film, no esperéis nada nuevo. Si no sabéis qué es wikipedia, si no conocéis a Bradly Manning, estoy segura de que El quinto poder os proporcionará nueva y emocionante información. Si habéis seguido “el caso” un poco de cerca (sólo un poco) la película os valdrá como recordatorio de todo lo ocurrido.
El lado bueno es que es un film entretenido. Si sus dos horas os resultan o no una pérdida de tiempo es vuestra decisión. Para pasar un domingo lluvioso vale.

Qué tenemos?

- Dos niñas "abandonadas" encontradas tiempo después en estado semisalvaje.
- Una presencia fantasmal.
- Una prota buenorra.

Hasta ahí todo muy original, lo nunca visto. Pero esta película, creo, intentaba vender algo más.
A lo mejor es que me estoy haciendo vieja, pero "Mama" no consiguió ni asustarme más que una película de terror cualquiera, ni conmoverme, ni hacer que me sumergiera de lleno en la historia.
Un par de saltos? Sí, vaya, claro. Si buscáis un par de sustos los vais a tener.
Una historia? Sí, bueno, algo así. Más elaborada que en una película porno, pero menos que en otras muchas películas.

Al final, lo que nos deja "Mama" es una película de terror más, con unos cuantos sustos (gracias efectos de sonido, gracias banda sonora) y una historia (más o) menos elaborada, que por lo menos entretiene.
Eso sí, la fotografía y los efectos especiales una maravilla.
Si buscáis una película de terror más no os decepcionará. Si queréis algo más "especial"...seguid buscando.

...en el buen sentido.
Destacan muchas cosas de esta película, la mayoría ya están resaltadas en anteriores críticas: la ambientación, muy bien conseguida gracias a unas grandes localizaciones y una inteligente dirección de fotografía; las actuaciones, sobre todo la del director, Jeremy Gardner, al que ya han fichado para actuar en un par de películas; el bajo presupuesto, 6000 euros, que nos da esperanzas a los que nos queremos dedicar a esto; y el guión, claro, que mezcla inteligentemente varios estilos con un resultado bastante redondo.

Y a pesar de todo esto, lo que más me llamó la atención fue la música.
Antes de ver este film desconocía grupos como Rock Plaza Central, Wise Blood o The Parlor, y ahora cada vez que escucho a alguno se me ponen los pelos de punta.
Sí, esta película es de "esas", de las que consiguen que te enamores de la música que suena.
Se suceden durante el metraje una canción tras otra, cobrando tal protagonismo que pareciera que estamos asistiendo a una muestra de videoclips. Y, sin embargo, atrapa. Las imágenes tienen mucha fuerza y el montaje está pensado para que nadie se aburra.

Nos queda esperar a octubre, mes en el que el Festival de Sitges nos trae "The battery" a España y, con suerte, se empieza a comercializar aquí.
Por lo pronto, no os la perdáis, joyas como esta no abundan.