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España España · Valladolid
Críticas de Alex Mineralex
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
5
29 de diciembre de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1981, Bob Clark nos enseñó en Porky's a una juventud en celo, dispuestos a hacer cualquier cosa por tener sexo por primera vez. Su espíritu gamberro convierte a esta película en una referencia dentro de las teen movies. Fue una de las pioneras del género, y el espejo roto de las posteriores.

Cuenta la historia de seis jóvenes del Angel Beach High School, en la veraniega Florida de los años cincuenta. Uno de ellos es Edward "Pee Wee" Morris (Dan Monahan), un adolescente que está obsesionado con perder su virginidad. El resto de compañeros del grupo son Tommy Turner (Wyatt Knight), Mickey Jarvis (Roger Wilson), Anthony "Puro" Tuperello (Tony Ganios), Billy McCarthy (Mark Herrier) y Timmy Cavanaugh (Cyril O'Reilly).

Estos chicos están ansiosos por vivir su primera noche de sexo. Trás varios intentos fallidos deciden visitar un local de alterne en las afueras: Porky's. En su gran noche los chicos son humillados por el dueño del local, un hombre gordo con aspecto de viejo cowboy. Morris y los demás prometen llevar a cabo su venganza. Juntos idearan un plan para acabar con el burdel del viejo Porky, y arruinar su negocio.

Porky's tiene un gran cantidad de gags gamberros, aunque algo ingenuos. Para mí, las dos mejores escenas son la de los chicos espiando en las duchas y la broma macabra de la cabaña. Sin embargo, la película ha ido perdiendo calidad con el paso de los años. Hace dos décadas seguramente fue una película transgresora, e incluso atrevida; pero ahora no es más que una cinta barata e inocentona, producto de una época en la que con muy poco se podía revolucionar a cientos de personas.

Antes de rodar esta comedia adolescente, Bob Clark dirigió en 1974, Black Christmas, un film de terror que inició el género slasher (películas en las que un psicópata persigue y asesina a adolescentes). Posteriormente, John Carpenter, Sean S. Cunningham y Wes Craven harían sus aportaciones al género con Halloween (1978), Viernes 13 (1980) y Pesadilla en Elm Street (1984).
Alex Mineralex
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9
27 de febrero de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood, uno de los pocos mejores directores vivos de la vieja escuela ha vuelto a sus raíces de tipo duro. Los que disfrutamos visionando la saga policíaca del inspector Harry Callahan, tenemos la oportunidad perfecta de volver a disfrutar del Clint más justiciero y perverso. Lo mejor de la película, sin duda el inolvidable personaje de Eastwood. Lo peor, que este sea posiblemente su último papel como actor.

En Gran Torino Eastwood interpreta a Walt Kowalski, un viejo veterano de la Guerra de Corea, racista, con muy mala leche y que vive en un barrio conflictivo gobernado por unos chulos y descerebrados pandilleros. El vecino de Kowalski, Tao, es obligado a entrar en una pandilla de hmongs, y para ello debe robar el bien más preciado de su irascible vecino: un Gran Torino del 72. Tras el fallido intento de robo, el joven se ve entre la espada y la pared. La madre del chico cumpliendo con su tradición hmong, le pide a Kowalski que acepte los servicios de Tao a modo de disculpa. Y es a partir de este momento cuando el viejo gruñon recupera sus ganas de vivir y sobre todo la necesidad de ayudar a aquellos que merecen ser salvados. Como ya hiciera controvertido Travis Bickle de Taxi Driver, Kowalski, asqueado por la falta de valores de la sociedad actual estadounidense, se encargará de limpiar las calles de toda esa basura inmunda.

Puede parecer un tópico lo del viejo y malhumorado cascarrabias que acaba por abrirse y sincerarse con los demás, pero no es el caso de Gran Torino ni mucho menos. Con diálogos de lo más contundentes y humorísticos, consigue crear empatía hacia este memorable personaje, muy difícil de borrar de nuestra cabeza, recordándole siempre con la mano a modo depistola apuntádonos de la manera más sutil y demoledora. Clint Eastwood desde la dirección consigue hacernos reír y llorar, pero sobre todo pensar en los problemas actuales de la sociedad y la necesidad de un justiciero. Hay que mencionar también la magnífica fotografía, con esos claroscuros impecables, y el tema final de la película (cantado por el propio Clint Eastwood y Jamie Cullum) que nos deja meditando con un nudo en el estómago muy difícil de desatar, después de haber visto uno de los finales más sorprendentes de toda la historia del cine. Clint, lo has vuelto a conseguir.

Entre luces y cámaras (Blog)
Alex Mineralex
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8
29 de diciembre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer filme norteamericano que el director francés Roman Polanski escribió a partir de la novela de Ira Levin. El realizador de cintas de terror, William Castle, fue quién le encomendó este encargo. Castle además de producir la película, apareció en el filme como el inquietante tipo de la cabina telefónica.

No hay nada que de más miedo que el terror a lo desconocido. Eso es precisamente lo que Polanski intenta llevar a cabo en La Semilla del diablo, crear la incertidumbre en el espectador. Los incrédulos pueden aspirar a un final feliz, como si todo fuese producto de una broma macabra. Hasta que llega el más cruel desenlace, en el que las peores expectativas acaban por convertirse en reales. LEER SPOILER

En esta película se habla de las prácticas psuedorreligiosas, sectas y otros aquelarres que acontecen en la sociedad americana. El mismísimo Polanski podría dar fe de ello mejor que nadie, ya que los hechos expuestos en esta película son nimiedades comparados con lo que acontecería después en su vivienda de Nueva York, en la que Sharon Tate y otros amigos serían asesinados brutalmente de acuerdo con un rito satánico encabezado por un sádico líder, conocido como Manson.

La madre del diablo está desolada y aterrorizada por una situación contra la que no puede hacer nada. La aceptación es entonces su única salvación, y acaba por encomendarse a un porvenir de ensueño sobrecogedor y maldito. La seducción del mal juega con unos personajes aparentemente inocentes e inofensivos, creando así la perfecta tapadera para ocultar el mayor horror que sacudirá el mundo, cuando la semilla del diablo haya germinado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alex Mineralex
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9
29 de diciembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dude (Dean Martin) entra en un saloon dispuesto a emborracharse. Mientras, en la barra, Joe Burdette (Claude Akins) toma un trago de licor. Al ver que Dude mira ansioso su vaso, le lanza una moneda a una escupidera, para humillarle. En ese preciso instante aparece el obstinado sheriff John T. Chance (John Wayne) y derriba la escupidera de una patada. Chance mira a Dude disgustado. Cuando el sheriff se da la vuelta, Dude le golpea en la cabeza con un trozo de madera. Luego, Dude se acerca a Burdette, pero dos de sus hombres le retienen y Burdette empieza golpearle. Un tipo de la barra agarra el brazo de Burdette, para evitar que siga golpeando a Dude. Burdette coge su pistola, dispara al tipo en el estomago y sale del bar. En el segundo saloon, después de que Burdette pidiese otro trago, el sheriff Chance irrumpe con su Winchester apuntando a Burdette. Uno de los hombres de Burdette saca una Colt, y apunta a Chance, igualando la situación. Dude entra y se hace con el revolver de un tipo de la barra. Y con un tiro raudo y certero, dispara al revolver que está apuntando al sheriff. Finalmente Chance golpea con su Winchester en la cabeza de Burdette, y éste cae inconsciente. Chance y Dude sacan a Burdette del saloon y lo llevan a la prisión de la comisaría.

Éste es el espectacular arranque con el que comienza Río Bravo. Cinco minutos de miradas, gestos y tiros, sin decir ni una sola palabra. Ni falta que hace, ya que la excelente banda sonora del compositor Dimitri Tiomkin lo dice todo. Howard Hawks, el director más completo de la historia, es capaz de abordar cualquier género con singular maestría, y en este memorable western vuelve a conseguirlo. Río Bravo (1959), junto a Río Rojo (1948) y Río Lobo (1970), forman la llamada trilogía de los ríos.

El reparto cuenta además con John Wayne, como el sheriff implacable; Dean Martin, como el alcoholico desengañado; Walter Brennan, como Stumpy, un viejo lisiado de risa nerviosa; Ricky Nelson, como Colorado, un joven inexperto pero certero con el revólver; y Angie Dickinson, en el papel de Feathers, una atractiva jugadora de cartas.

Río Bravo tiene escenas memorables. Los escenarios de la película son sencillos: una comisaría, dos saloons y la calle. En ese espacio se desarrollan situaciones cotidianas, como dar un paseo a caballo, hacer la ronda por la noche o tocar la guitarra. En esta película, Dean Martin, Walter Brennan y Ricky Nelson protagonizan una de mis escenas favoritas del cine. Martin canta My rifle, my pony and me, y Brennan y Nelson le acompañan con su armónica y su guitarra. Sencillamente magistral.
Alex Mineralex
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9
29 de diciembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apocalypse Now, no es solo una película bélica, sino una obra maestra psicológica y subyugadora que analiza el lado oscuro del hombre de una manera escalofriante.

Dirigida magistralmente por Francis Ford Coppola, cuenta la historia del capitán Willard (Martin Sheen) que es enviado a una jungla de Vietnam donde tendrá que localizar y acabar con el Coronel Kurtz (Marlon Brando), un ex boina verde que ha organizado su propio ejército y se deja adorar por los nativos. A medida que se adentra en la jungla en su viaje por el río, Willard se ve fuertemente afectado por los conflictos bélicos, las infecciones y las enfermedades. Poco a poco Willard se convierte en un hombre similar a aquél que tiene que matar.

Una anécdota del rodaje cuenta que Martin Sheen estuvo a punto de morir de un ataque al corazón debido a las altas temperaturas de Filipinas. Los helicópteros que aparecen bombardeando con napalm fueron prestados por el Ejército filipino para el rodaje. Cuando acabaron de rodar la famosa escena en la que se escucha La cabalgata de las Walkirias de Richard Wagner, los helicópteros tuvieron que volver rápidamente a sus posiciones de guerrilla.

Por último he de mencionar la excelente banda sonora. Aparte de la ya citada obra de Wagner, las escenas bélicas fueron adornadas con canciones de The Doors y The Rolling Stones.

La frase:
"¿Hueles eso? ¿Lo hueles muchacho? Es napalm. Nada en el mundo huele así. Acabará con esta guerra. ¡Qué delicia oler napalm por la mañana! Un día bombardeamos una colina y cuando todo acabó, subí. No encontramos un solo cadáver de esos amarillos de mierda. ¡Qué pestazo a gasolina quemada! Me encanta el olor del napalm por la mañana. Aquella colina olía a... victoria". Coronel Kilgore (Robert Duvall)

http://entrelucesycamaras.blogspot.com
Alex Mineralex
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