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Críticas de Sasori
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
6
28 de febrero de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible levantar muros con solo llenar de fe tus propias manos. No depende única y exclusivamente de los cimientos, todo en la vida exige un proceso. Esa transición incluye factores externos que dependen del medio y complican la vida útil del sujeto en cuestión. Una planta crecerá o no gracias a la acción del ser humano, pero también dependerá directamente de las condiciones que le ofrezca la zona en la que se encuentre. Lo nuevo de Greta Gerwig no es otra cosa que el darwinismo en su máxima expresión.

Charles Darwin, diría algo así: No sobrevive el más fuerte sino el que mejor se adapta al cambio.
Yo, diría algo así: No sobrevive la más fuerte sino la que mejor se adapta al cambio.
Cualquier ocasión es buena para luchar contra el patriarcado. Ya sabéis.

"Lady Bird" es un viaje a la adolescencia pero con choque frontal y airbag incluido. Un ostión de categoría, vamos. Recoge los mandamientos de una preuniversitaria que, en su afán por darle rumbo y sentido a su vida, olvida que soñar en grande siempre es caro y más si aún vives con tus padres, tu hermano y la novia de tu hermano. Christine es la protagonista, pero bajo ningún concepto la llaméis así. Yo sí puedo, que la he visto hasta el final. "Lady Bird" le gusta más. Es su nombre artístico quiera o no Marion, que es su madre. Una mujer de garra, coraje y fuerza cansada de currar haciendo turnos dobles para que a fin de mes le cuadren las cuentas a toda la familia. También está la figura paterna, Larry. Desempleado. El típico padre todocristiano que no malgasta el tiempo discutiendo con nadie, adora a sus hijos y daría todo lo que estuviese en su mano por verles felices.

Lady Bird representa ese estado de rebeldía en el que nos vemos envueltos tantos jóvenes con ganas de dinamitar, de expandir fronteras, de convertir nuestro sueño en algo tangible obviando las posibles consecuencias. Para ello, antes, superar los mil baches del camino. Abrirse hueco en un mundo aparentemente no-diseñado para una siempre es difícil. Como ya dije, lleva un proceso. En esta transición los palos van, vienen y por el camino se entretienen; desde roneos con chicos que acaban en mal de amores, pañuelos y lágrimas, hasta cambiar a tu mejor amiga por puro status y aceptación en el club de pijos sin fronteras. Un día más en la oficina. Como también lo son aquellas discusiones entre madre e hija, luchas titánicas rebosantes de bilis que empiezan por doblar mal la ropa y terminan echando en cara hasta el día en que te decepcionaron los regalos de tu comunión. Una ruptura del espacio-tiempo que no firma ni Kubrick. En este punto, tu madre es la peor persona de este puto mundo. Probablemente, tu madre y Al-Qaeda, primos hermanos. Pero hay un punto de inflexión.
Entras en la universidad. Te mudas a otro sitio. Vida en solitario. Noche joven con chorbo y etílico incluido. Qué más quieres, macho. Eso debió pensar la todavía Lady Bird. Sin embargo, lo que mamá pueda llegar a pensar sobre mí, sigue sonando en mi cabeza. Qué raro. No entiendo por qué. Eso debió pensar la ya Christine cuando decidió escribirle una carta a su madre.

La importancia de saber ver qué es lo que se esconde tras los ojos de una madre, es el tránsito del arrebato a la madurez. Nadie gana por ser más fuerte, ni siquiera en el salvaje oeste. El hecho de ganar es espuma que sale por la boca y significa adaptarse sin perder la identidad, siendo una misma. Al fin y al cabo, es nuestro sello. No debemos luchar contra ello. Con él nacemos y con él morimos, pensó Christine. Es lo único que nos distingue del resto y creedme cuando os digo que no existe absolutamente nada más maravilloso que esto.
Sasori
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