Cuando acudí ayer al cine al preestreno de 'Avengers: Infinity War' ya sabía que iba a ver una película que, como mínimo, iba a tenerme agarrado a la butaca unas dos horas y media casi con tensión felina. Y así fue. Desde el minuto uno.

Los hermanos Russo han conseguido la convergencia perfecta, poética de diez años (que se dice pronto) de producción cinematográfica en un solo filme. 'Infinity War' nos da todo lo que sabemos que MarvelStudios puede darnos pero pasado por un filtro titánico y colosal, comenzando, por hacerlo por algún lado, con un apartado gráfico y orquestal magnífico. La acción es desenfrenada y dirigida al detalle, y el nivel de "todos a una" que vimos en Civil War es llevado al máximo exponente. Desde bien temprano ya notamos los tonos oscuros en los que son envueltas la mayoría de escenas, preparándonos para lo que pueda pasar y siendo advertidos sin darnos apenas cuenta de que esta no es otra película más de Marvel. Y el villano... ¿Qué decir sin hablar de más? Es sumergido en una dualidad tan bien pulida que nos hace cuestionarnos tanto su papel como el nuestro mientras vamos avanzando en la historia.

Queda más que claro que a los fan más acérrimos del MCU no nos cuesta nada lanzar pétalos al paso de los hermanos Russo. También que 'Infinity War' no va a entrar en el panteón de grandes títulos de la historia del Cine, al igual que los más reacios a esta NewWave del género de "superblockbuster" no tardarán en recortar centímetros al pedestal sobre la que se ha alzado en tan pocas horas. Lo que sí que queda claro, al margen del fan o del que no lo es, es que si la trayectoria es buena, el resultado suele serlo también. Este título nos lo demuestra. Marvel nos ha hecho entrega de la que quizás sea la película más completa del género. Una película que no te deja indiferente ni dentro ni fuera de la sala del cine, una película con gravedad propia. Diez años dan para mucho y 'Avengers:Infinity War' es la personificación del ejemplo.