Una joya que al parecer muy poca gente ha visto y que se aparta de cualquier película comercial sobre adolescentes problemáticos o cualquier otra cosa parecida. Leelee Sobieski se come la pantalla como ya hizo en su pequeño papel en Eyes Wide Shut. Sus ojos reflejan todo lo que su personaje siente y quiere decir. Albert Brooks está perfecto. Su relación es totalmente creíble y una de las más bonitas que se pueda haber visto en el cine actual. Una película sobre miradas, sentimientos y silencios que dicen mucho, mucho.

Para los que hemos leído el libro nos queda, como casi siempre en estos casos, una sensación de poca cosa. La gracia del libro era el mundo del protagonista, dejando en segundo plano el misterio. En la película es al revés. Además la dirección de Paco Mir es demasiado simple y no soluciona la trama nada bien. Pablo Carbonell, escogido perfectamente para el personaje, tiene detalles de genialidad que, añadidos a las no menos geniales frases que Pablo Tusset aportó al protagonista, conforman lo mejor de la película.

Nunca hubo y nunca habrá una amistad tan grande como la de Andy Dufreine y Red en Cadena Perpétua. La película nos explica muchas cosas, todas interesantes y contadas de forma magistral. Pero todo ello se convierte en poca cosa al lado de la relación de la pareja protagonista, que llega a su esplendor final en ese abrazo a la orilla del mar que quedará en nuestras retinas toda la vida.

Todo es inmejorable: Bill Murray, Andie McDowell, los secundarios, el pueblo, la historia, el humor, el guión... Una de las mejores comedias de los ultimos 20 años. "Soy Un Dios"