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Críticas de Holden Caulfield
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
9
5 de marzo de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica, deliciosa, magnifica. Todos los calificativos que se me ocurren para referirme a esta brillante comedia de Stephen Frears. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una película tan divertida. Al estilo de los clásicos de los Marx Brothers o el cine mudo, esta cinta, inspirada en hechos reales, relata la disparatada relación de Florence Foster Jenkins, una dama de la alta sociedad new-yorkina, con su séquito personal de aduladores, y como consigue llegar a ser una cantante de opera exitosa sin tener ni un gramo de talento.

Es difícil encontrar una película en la que Meryl Streep no esté espléndida. Cualquiera de sus interpretaciones es digna de Oscar pero esta en particular es de obligado reconocimiento. Consigue dotar a su personaje de la amargura de un ser desvalido e ingenuo, de la ternura de una anciana decimonónica, y a la vez consigue hacer reír a carcajadas en escenas antológicas.

El director inglés conocido por muchas de sus películas, pero en particular por una de mis favoritas, Las Amistades Peligrosas, vuelve a centrar el protagonismo en una mujer mayor, como ya hizo en Philomena o en La Reina, para mostrar seres vulnerables, heridos por hechos del pasado, pero con ilusión y firmeza ante la vida. ¡Y que bien lo hace! Son personajes maravillosos con los que lloras, ríes y empatizas desde el primer plano.

Otro dato reseñable de esta recomendable película es la participación del actor Simon Helberg, conocido por su papel en la genial sitcom The Big Bang Theory. El actor, que estuvo también nominado para los Globos de Oro al mejor actor de comedia, es lo mejor de la cinta. Sin él, tal vez, la película no funcionaría. Es su aspecto desgarbado y diminuto, sus muecas y gestos, al más puro estilo Peter Sellers, lo que desata la carcajada.

Hugh Grant es otro de los atractivos de este film que no desentona en absoluto. Con ese aspecto más envejecido consigue dar la replica al personaje principal y resultar creíble. Importante hacer mención de la gran labor de caracterización, así como la producción artística y el vestuario, este último también nominado al Oscar.

Una lastima que la película no haya conseguido ninguna de las estatuillas a las que optaba, mejor actriz principal y vestuario, ambas merecidísimas.

En definitiva, muy recomendable. Postdata: atención a la escena del baile en la casa del personaje que interpreta Hugh Grant. Genial.

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Holden Caulfield
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6
22 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya son cinco las ocasiones en las que George Clooney ha intentado reflejar desde el otro lado de la cámara y con desigual acierto su particular visión de la historia más reciente de los Estados Unidos. El polifacético actor, director, productor y guionista ha querido plasmar en celuloide el pervertido mundo de la televisión, la obsesiva lucha del gobierno contra el comunismo en los años cincuenta y el ridículo ambiente que rodea un partido de fútbol americano. De esta manera Clooney golpea en la línea de flotación del poder en America: los medios de comunicación, la política y el deporte.

Los Idus de Marzo es un nuevo intento del actor por mostrar el lado más oscuro de la política. Es en este terreno donde los personajes encuentran el barro sobre el que luchar a vida o muerte, el escenario donde sacar partido de sus propias fortalezas y de las debilidades ajenas. En la película, un político sin escrúpulos, ambicioso e hipócrita se rodea del mejor equipo de asesores con el único objetivo de llegar a la Casablanca. Durante la campaña, se ve obligado a descubrir el hombre que hay detrás de la imagen de los carteles publicitarios, sus miedos y sus pecados.

El reparto, muy conseguido, brilla gracias a Philip Seymour-Hoffman (que de nuevo adopta un papel frío y decadente), Paul Giamatti y Marisa Tomei. Asimismo la interpretación del inglés Ryan Gosling que le reclama un sitio entre las futuras promesas del cine independiente.

A mi parecer la película refleja la realidad de la política y los políticos, muy cuestionada y cuestionados en los momentos que vivimos. Proyecta la imagen de todos aquellos hombres y mujeres que se asoman a ella para buscar su propio interés guiados por una desmedida ambición. Serán capaces de todo por mantenerse a flote y seguir respirando, aunque con los pies y los brazos ahoguen al que tienen a su lado. Esa falsedad e hipocresía quedan bien patentes en las cada vez más marcadas arrugas de un político que no abandona la sonrisa. La buena actuación de Clooney sorprende a pocos.

No obstante la base argumental de la película es inestable y floja. Todo gira en torno a un hecho, que por casual e inocente, resulta poco creíble. Desde ese momento, la acción se desata de manera patosa y precipitada, caprichosa y forzada, desviando la atención de lo que debería ser el eje principal de la película. Yo, al menos, esperaba que la lucha de egos estuviera a más alto nivel tratándose de aspirantes a la Casablanca y no de una pelea entre jovenzuelos engreídos.

A pesar de todo, bien vale la entrada, aunque lo más divertido, seguro, es el debate que provoca después.
Holden Caulfield
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9
22 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mensaje de la última cinta de Robert Guédiguian, un verdadero desconocido para los que no sabemos lo suficiente sobre cine, es un verdadero golpe a la conciencia. Las Nieves del Kilimanjaro no es una película de aventuras, ni de exploradores. Entre los astilleros del puerto de Marsella no encontrarás ni rastro del volcán africano. Por allí no corren las gacelas ni anidan los flamencos. Corren los delincuentes y anida la desesperación de la clase obrera.

Intuyo que la película es producto de un intenso ejercicio de contrición del director francés por justificar la perdida de los valores de la izquierda en edad adulta. El protagonista, un sindicalista de pro descubre que con el tiempo se ha aburguesado, que goza de los privilegios que la vida sólo concede a los ricos, y decide, tras un duro revés de la fortuna, retomar los principios del comunismo y aplicarlos a su tranquila vida familiar.

Creo que la idea que el director nos quiere transmitir es la perdida con la madurez de los valores sociales y la rebeldía de la juventud. El joven por naturaleza debe ser rebelde y pelear por la libertad y la justicia. El muchacho, demasiado conformista, que no ansía cambiar el mundo imperfecto heredado de sus padres, me produce cierta desconfianza. Con el tiempo esos valores y principios sociales de la adolescencia se disuelven como el azúcar en el café. En la madurez hasta el luchador más incansable se acomoda y busca su propio beneficio y descanso. Es precisamente ese estado ideal el que el personaje principal intenta romper.

Aprovecho la idea argumental de esta película para denunciar el supuesto monopolio del activismo social de la izquierda. Las políticas sociales, el bien común, están en cada hombre de bien, independientemente de si son de izquierdas o de derechas. Ni el reformista es tan samaritano, ni el reaccionario tan cruel.

Creo que otra intención del autor es demostrar el choque generacional entre padres e hijos. Los primeros han tenido que luchar por conseguir todo lo que tienen los segundos. Son los progenitores los que tuvieron que superar muchas dificultades en tiempos difíciles para dar a sus hijos un hogar y unos estudios, una situación de bienestar que los hijos se niegan a perder. La intención del padre de sacrificar el bienestar de su familia por cumplir con los mandatos de su conciencia supone una ruptura con sus propios hijos.

Veo ciertas similitudes con el realismo social de temática socialista del inglés Ken Loach. Escarba entre los problemas de la clase obrera dejando al descubierto su gran corazón, inocencia, e idealismo. En el apartado técnico, al igual que el director inglés, que filtra de azul las imágenes para aclarar los colores y crear ese ambiente frío de las ciudades industriales del norte de Inglaterra, Pierre Milon, responsable de fotografía, consigue con tonos amarillentos un clima abrasador. Es una película solar rodada en 16 milimetros consiguiendo que las imágenes parezcan fotografías quemadas por el sol, con un protagonista silencioso, el mar, que desde la lejanía presencia las vidas de cada uno de los personajes. El puerto y sus grúas está presente en muchos de sus planos recordando el origen del conflicto.

Las Nieves del Kilimanjaro está inspirada en el poema de Victor Hugo “Les Pauvres Gens” (La Gente Pobre) de donde el autor extrae el principio, nudo y desenlace de la historia. Los actores, todos ellos franceses, se desenvuelven con soltura y naturalidad. A mi me gusta especialmente el papel de la actriz Ariane Ascaride, sin desmerecer el de su partenaireJean Pierre Darrousin.

En definitiva, una buena película, bien tramada y con un mensaje positivo. Merece la pena ver de vez en cuando cine comprometido.
Holden Caulfield
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3
5 de marzo de 2017
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas de Kenneth Lonergan me han gustado. Era algo que ya me condicionaba el visionado de su última obra. Y efectivamente, mi opinión respecto a su trabajo no ha cambiado. Son películas muy lentas, eternas.

Manchester by the sea no es una excepción. Es la historia de un hombre, esclavo de los fantasmas de su pasado, que un día debe hacerse cargo de su sobrino, un joven sin complejos y de futuro incierto. La película no tiene mucho más. Tal vez recrearse en el dolor y el drama, en el dramático pasado del principal protagonista, y observar su supervivencia.

¿Que tiene de especial esta historia? Nada. Pero es una bocanada de realidad. Es la vida real. Al más puro estilo Ken Loach, la cinta se sumerge en la marginalidad de la periferia social, e indaga en lo más profundo del ser humano. En sus miedos y en sus angustias. Y de eso el personaje principal va sobrado.
La película no es digna de mención ni reconocimiento, sino fuera porque ha sido una de las películas nominadas en el apartado a mejor película de los Oscars. Siempre se cuela entre las candidatas alguna cinta con cierto aire a cine independiente para contrarrestar el tufillo comercial del resto de las seleccionadas. Este año ha sido esta, y además se ha ido con dos estatuillas bajo el brazo: mejor actor principal y mejor guión original.

Respecto al primer reconocimiento, mi mas absoluto asombro y descontento. Casey Affleck (como su hermano) no tiene nada que ofrecer. En esta película se limita a no mostrar ningún tipo de emoción. Es un personaje vacío, hueco. No cambia el gesto en todo el metraje. El jurado ha debido ver algo que yo no he visto.
Respecto al premio al guión tampoco me parece muy acertado pues la historia en sí es floja y no acaba por interesar a nadie

Michelle Williams, nominada a mejor actriz de reparto, no tiene más que tres líneas y su aparición en la película no supera los quince minutos. Y la nominación al secundario para Lucas Hedges también me parece excesiva.
Lo único que es destacable de esta cinta es su edición o montaje. Original y diferente a lo habitual. Es lo único que mantiene el ritmo y despierta curiosidad en los momentos dramáticos, porque delegar en el Adagio de Albinoni la fuerza de un secuencia ya está muy visto.

Es una película fácil de olvidar.

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Holden Caulfield
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9
22 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera película que indaga sobre las dificultades de adaptación de la discapacidad a una sociedad donde tendemos a despacharla con una mirada compasiva y sobreprotectora (en los mejores casos). Existen otras muchas donde nos presentan la discapacidad como una fuente de desdicha y frustración, a espaldas de un mundo que sólo ve a un metro del suelo . En Nacido el 4 de Julio, Tom Cruise combatía los fantasmas del Vietnam sentado en una silla de ruedas y en Forrest Gump, Gary Sinise hacía lo propio sumergiéndose en la bebida como única vía de escape a una vida sin piernas. Son historias que muestran el espinoso recorrido a la aceptación de las personas con discapacidad. Pero algo en común tienen todas ellas: que encuentran en la inocencia y en la falta de prejuicios la complicidad necesaria para huir de un entorno donde hallan más obstáculos que comprensión.

Intocable es una buena película. Refleja como la discapacidad es mejor entendida desde la inocencia de alguien que vive alejado de los cánones de la corrección y la falsa moral, un joven negro inmigrante de Senegal que vive en los suburbios de Paris, que no ve en la discapacidad una silla de ruedas sino al ser humano que está sentado en ella. Los dos personajes principales tejen a lo largo de toda la película una complicidad que eclipsa las diferencias físicas, culturales y de raza que existen entre ellos. Ambos aprenden el uno del otro como convivir contra la adversidad en sus vidas y fortalecen ese vínculo relativizando los problemas. Subyace el mensaje claro de que la discapacidad debe “vivirse” y no encerrarla entre cuatro paredes.

El trabajo actoral, a mi parecer, es sublime, tanto el de los dos principales protagonistas, los actores franceses François Cluzet y Omar Sy, como el de los personajes satélite sobre los que recae el peso de las escenas más cómicas (porque la película no deja de ser una comedia con trasfondo dramático).

Otro aspecto que yo destacaría es la gran selección musical compuesta por temas clásicos por todos conocidos (Schubert, Mozart, Bach o Vivaldi) y los temas funky de Earth, Wind & Fire, dos estilos contrapuestos que marcan las notables diferencias entre los dos personajes protagonistas. Mención aparte merece la elección del Feeling Goodde Nina Simone para la escena en que ambos personajes vuelan en parapente. Brutal.

En definitiva, hacía tiempo que no veía una película tan completa que congenie de manera tan exitosa la comedia y el drama, aunque tal vez, por el tema que trata, tenga un trasfondo amargo. No debemos esperar en ella un docu-drama sobre la discapacidad, porque decepcionará. Es una comedia inspirada en hechos reales sobre la relación entre dos hombres de dos mundos diferentes y que comparten las ganas de vivir a pesar de las dificultades que cada uno de ellos afronta en su vida particular.
Holden Caulfield
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