Ahhhhh el gran Kubrick, siempre tan... poco convencional. El chico malo del cine. La pesadilla del crítico. El genio de lo atípico. El disfrute del cinéfilo. Esto, amigos míos, son palabras mayores. Estamos hablando de la gran obra maestra de este director, del hijo mimado de Stanley, de un mito del cine de ciencia-ficción.

Es 1968. Un día cualquiera, un crítico cualquiera se dispone a ver 2001: Una odisea del espacio y tiembla al conocer el nombre de su director.
Piensa: "Este no es ese del Dr. Strangelove".
Sí, él mismo. En ese momento constata que esta no va a ser una crítica facilona de unas cuantas líneas y listo; no, se enfrenta a la más pura polémica. Traga saliva y se arma de valentía. Nada más empezar, se topa con la primera complicación: ante sus perplejos ojos la más absoluta oscuridad y una desconcertante banda sonora que aumenta lentamente de intensidad.
Piensa: "¿Se habrá estropeado el proyector?".
No pasa nada hombre, solo es Stan que te las está haciendo pasar canutas.
"¿Cómo se supone que tengo que tomarme esto?". "¡Acaso esto es una broma!".
Pues no te queda nada... pobre hombre.
Piensa: "Vale, pasemos esto por alto. Ahora tiene que darme algo bueno sobre lo que trabajar. Lo que sea, algo brillante, o mejor escandaloso, si... algo con lo que me pueda poner las botas. Una escena subidita de tono o políticamente incorrecta. Incluso me conformaría con poder hablar bien de esta película, de un buen guión o unas actuaciones realistas"
Pues no: monos. Sí, monos. Nada de diálogo así que por ahora olvídate de eso del buen guión y en cuanto a las actuaciones... tú verás, pero no te recomiendo que critiques a unos “actores” disfrazados. Si hombre, novedoso sería pero no creo que quieras recibir pullas de tus compañeros. Se acomoda en el asiento y siente que está preparado para lo que sea. Nada más lejos de la realidad. Nuestro hombre mira cada vez más asombrado la pantalla mientras suceden los surrealistas episodios protagonizados por una monolito, un hueso y un ¡chan, chan!; hasta que al fin respira algo aliviado cuando ve al primer humano en lo que le ha parecido una eternidad. Aunque no tarda en darse cuenta de que la historia de normal no tiene nada...

Bueno, mejor no sigo nombrando escenas (no vaya a ser que me califiquen de "spoiler"), pero os aseguro que nuestro sujeto se ensañó salvajemente con este largometraje.

Este de aquí es uno de las decenas de casos de críticos que se sintieron indignados, casi insultados, por la provocación de Stanley Kubrick. También hubo muchos ejemplos del polo opuesto: críticos que la calificaron de obra maestra e idolatraron a Kubrick por su atrevimiento. Pero practicamente no hubo ningún ejemplo de crítica intermedia o moderada. Por eso se convirtió en una de las películas más controvertidas, provocadoras e irreverentes. Objeto de insulto y de bochorno y, a partes iguales, de culto, idolatría y admiración.

Por mi parte diré que soy de la opinión de que este filme es una absoluta brillantez, un espectáculo maravilloso, una orgía de surrealismo y de ingenio. Además, es un absoluto placer para la vista; sin duda tiene una de las mejores direcciones fotográficas que jamas haya visto.

Está claro que Stan era un adelantado para su tiempo: presentó un futuro de igualdad y respeto tipo Star Trek sazonado con una buena dosis de crítica social oculta en sus aparentemente inocentes diálogos (por ejemplo: la escena en la que una niña le insiste a su padre que quiere un teléfono movil a pesar de ya tener uno ¿a que os suena eso?)

Si hay alguna película que se merezca un diez, tiene que ser esta.

Reconozco que esta película es dura y realista, que mantiene la atención del espectador y que, ante todo, es un largometraje muy humano; pero mientras la veía no pude quitarme de encima la sensación de que estaba viendo una de esas comerciales películas estadounidenses de bajo presupuesto que lo único que buscan es provocar la lágrima fácil. Tal vez fuese por su dirección carente de personalidad o por alguna que otra pésima actuación (sí Matthew, me refiero a ti), pero sea como fuere no me ha dejado esa huella que siempre, pero siempre (en mayor o menor escala) deja una película con intenciones tan moralizadoras como esta.

Dejando atrás mi pequeño momento de desahogo, quiero dejar claro que no todo iba a ser malo, en absoluto. De hecho, aclararé que George Clooney nunca a sido un actor que me entusiasmase demasiado (¡no me cabe en la cabeza como puede tener un Óscar a mejor actor de reparto mientras otros como Steve Buscemi, Robert Downey Jr. o Harvey Keitel, por poner algún ejemplo, ni lo han olido!) y ,aún a pesar de eso, su actuación me ha gustado. Sí, y mucho. De hecho, ¡por que no decirlo!, me ha impresionado. Ha hecho precisamente lo que tenía que hacer: inspirar ternura y compasión. Y esto da paso a otro punto importante: no solo la interpretación del personaje es buena, sino que el personaje en sí es interesante; un hombre de negocios demasiado ocupado como para prestarle atención a su familia pero que, para nada, tiene el corazón de piedra. Es un poco ingenuo y, en ocasiones, algo inseguro. Pero ahora debe cuidar solito a sus problemáticas hijas y enfrentarse a la pieza clave del argumento, el coma en el que está sumergida su mujer. Todo esto es lo que hace que sintamos el personaje empatice con el espectador y creo firmemente que una de las claves del éxito de una película es lograr empatizar con el público, cosa nada fácil. Además, tiene un guión con algún que otro momento que te hace sonreír o al menos pensar.

Pues bien, es obvio que no me atrevería jamás a deciros que "debéis verla" o "que maravilla" o "es imprescindible" o bla bla bla bla... pero tampoco diré que es una perdida total de tiempo; solo os diré que todo lo dicho hacen de este filme algo potable. Le doy un 6,4.