Una buena película depende de una buena dirección, de un guión brillante, de un vestuario acertado, de una producción equilibrada, de un montaje coherente, de una potente fotografía y de muchos otros detalles, pero sin una buena interpretación actoral la mezcla de todos estos ingredientes queda sosa, sin sustancia y difícil de digerir. No es el caso. Colin Firth está extraordinario en su recreación de la atípica normalidad y problemática del Rey Jorge V, Geoffrey Rush le da réplica sin bajar el listón interpretando al obstinado, inteligente y leal profesor de dicción y Helena Bonham Carter sorprende con una brillantísima actuación en su papel de esposa comprensiva, caústica, divertida y enamorada, es la reina madre con pocos años y sin la presencia habitual después del gin-tonic. La película no recurre a sentimentalismos fáciles y se ve con ganas de principio a fin. Cine del bueno en una época en la que escasea.

Una película fantasiosa, que no fantástica, sostenida por la química entre la pareja protagonista. Rachel McAdams llena como siempre la pantalla con su mirada inocente y clara y su sonrisa encantadora. Ya lo hizo en The Lucky Ones, El juego del matrimonio, El diario de Noa o La joya de la familia. A veces películas que no te gustarían te entran por su protagonista. Es el caso.

Emma Thompson, Maggie Gyllenhaal, Ralph Fiennes, Rhys Ifans, Maggie Smith, Asa Butterfield, Bill Bailey, Daniel Mays, Nonso Anozie y un testimonial Ewan McGregor hacen de esta película una buena película. Ver cómo ha hecho sonreir y reir a carcajadas a mi hijo de 8 años ya es suficiente aval como para recomendarla para ver en familia un sábado por la tarde lluvioso y gris.

Hay películas que no pasan a la historia, pero que nos hacen pasar un rato agradable, nos hacen sentir optimistas, nos alegran y nos evaden de las tristezas y penurias diarias. Esta es una de ellas. Nos cuenta cómo es posible sentir, vivir, soñar, ilusionarse, valorar lo cotidiano cuando llegas a la tercera edad. Para ello se vale de un elenco de actores magnífico con una Vanessa Redgrave elegantemente joven pese a su edad, la siempre sólida Imelda Staunton, un gruñón entrañable encarnado por Joss Ackland y una deslumbrante Hayley Atwell, que es la espoleta causante del despertar de sentimientos, actitudes, intenciones guardadas durante mucho tiempo en el baúl de los recuerdos. A veces el cine parece sencillo, pero por la brillante sencillez del resultado.

Fui con dudas a ver la película, pero desde el primer momento desaparecieron. Es un espectáculo trepidante sin descanso, una aventura extraordinaria con una fuerza visual diferente de lo conocido hasta ahora. No me gustan los cineastas que lo preparan todo con el mínimo detalle para alcanzar el éxito, como James Cameron, me gusta más la improvisación y la espontaneidad, pero caigo rendido a su dominio de la técnica y al poder creativo de él y su equipo. He salido del cine con la sensación de haberme divertido durante casi 3 horas y con ganas de repetir. Mi hijo de 8 años ha disfrutado igual o más que yo. La hemos visto en 3D y supongo que es la mejor forma de visionarla. Para los dudosos, dad un paso adelante y sumergiros en la vorágine de Avatar, no os arrrepentiréis.