Gran película sobre lo complicado de las relaciones humanas, el amor y el sexo. Me sorprendió gratamente, porque las películas de este género no me suelen gustar, pero me hablaron muy bien de ella y decidí verla. Solo cuatro personajes fueron capaces de llenar la película, de hecho, ellos son la película. Destaco sobre todo los diálogos: irónicos, soeces, veraces, directos y todos muy sinceros, y a un Clive Owen que borda su papel. Muy buena alternativa a las tragicomedias insulsas y mediocres que estamos acostumbrados a ver en cartelera.

La mejor película de Scorsese, para mi gusto, junto a Uno de los nuestros. Una película que no llama la atención por el argumento que tiene, que es bastante simple, sino por la brillante manera de desarrollarlo y plasmarlo en la pantalla. Lo mejor del film, a parte de la dirección de Scorsese, es la interpretación de De Niro, que durante los 113 minutos que dura la película te olvidas totalmente de que es un actor, simplemente es Travis, un solitario veterano de Vietnam que padece insomnio, por lo que decide trabajar como taxista en el turno de noche. Observa cada noche la violencia, la prostitución, el narcotráfico... en definitiva, la corrupción social y política que inunda las calles, lo cual lo aliena, su pesonalidad va menguándose a raíz de su progresivo desgaste mental hasta que un día explota y se toma la justicia por su mano.

Me parece un estupendo retrato de la sociedad americana, muy crudo y lamentablemente real, y también un memorable retrato de la soledad humana reflejado en una persona.

Maravillosa película que nos cuenta una interesante historia sobre el enfrentamiento entre dos amigos: Leo, un gángster muy influyente de la época, y el canalla de su ayudante Tom, donde la traición, los enfrentamientos políticos y el amor se ven entremezclados en una ciudad corrupta ambientada a finales de los años 20.

Es una película oscura con un también oscuro y magnífico guión, dura pero a la vez divertida. Consta con una excelente ambientación, una buena trama y un buen desarrollo, donde pronto se va perfilando la psicología de los personajes que protagonizan la historia. Las actuaciones son increíbles, destacando a Turturro, Gabriel Byrne y, sobre todo, a Albert Finney. Otro punto a destacar son los ingeniosos diálogos, cargados de cinismo y humor negro.

Si me tengo que quedar con algo de la película sería con los diálogos, con la escena del bosque y con la escena en la que vemos a Leo (Albert Finney) disparando con su metralleta en el asalto nocturno a su hogar. Sublime.

Después de la maravillosa "La red social", el director David Fincher vuelve al terreno que más le gusta y donde mejor se mueve: el thriller. Y esta vez levantando gran expectación e incertidumbre al haber escogido como proyecto la nueva adaptación cinematográfica del best-seller "Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres", primera novela de la exitosa saga del escritor sueco Stieg Larsson, la cual ya había sido previamente adaptada en 2009 por el también sueco Niels Arden Oplev.

La trama principal versa sobre la farragosa investigación que lleva a cabo el periodista Mikael Blomkvist, interpretado por el imponente Daniel Craig, quien, tras intentar alejarse de las acusaciones por difamación que pesan sobre él, es contratado por el rico Henrik Vanger (Christopher Plummer), ex-director de la Corporación Vanger -una de las empresas más importantes de Suecia-, para que investigue, bajo el pretexto de escribir un libro sobre la familia, el supuesto asesinato de su sobrina 40 años atrás. Para ello, Michael se traslada a una cabaña próxima al hogar de los Vanger y desde allí va descubriedo los secretos y mentiras que inundan la familia con la ayuda de la hacker Lisbeth Salander (Rooney Mara), una excéntrica joven punk totalmente tatuada y con numerosos piercings decorando su cuerpo.

Si hay un director perfecto para tomar las riendas de esta historia, ese es Fincher. Tras la mediocre película sueca, la cual desprende aires de telefilm por los cuatro costados, llega David Fincher y saca petróleo de donde parece que no hay. Resulta imposible no comparar el film con la adaptación sueca, la cual solo la levanta la magistral interpretación de Noomi Rapace. A la obra de Niels Arden Oplev se le hecha en falta el ritmo que sí ha conseguido Fincher y, además, Rooney Mara nos ha hecho olvidar, algo a priori impensable, la sensacional interpretación de Rapace.

David Fincher fue capaz de impregnar de pasión y fuerza todo el metraje gracias a los brillantes planos, dotados de una exquisita elegancia a la que ya nos tiene acostumbrados el director, con los que se consigue crear un clima de tensión en el que se encuentra atrapado el espectador, aún en muchos casos conocedor de la historia.

Además de la exquisita técnica digna de toda alabanza, hay que resaltar la maravillosa banda sonora compuesta por Trent Renzor y Atticus Ross, quienes ya habían colaborado anteriormente con Fincher en "La red social". El score, en ocasiones hipnótico, contribuye a aumentar el clima de tensión que se respira durante todo el film aderezando magistralmente el recorrido de los personajes a lo largo de toda la investigación.

*** Sigue en "spoiler", pero sin destripes de la trama ***

Crazy, stupid, love es una película con una premisa muy simple y, a priori, parece que vista chorrocientas veces: Cal Weaver (Steve Carell) es un marido y padre de familia corriente al que un día, tras una crisis matrimonial, su mujer Emily (Julianne Moore) le pide el divorcio tras 25 años de casados. A partir de ese momento la vida de Cal se desmorona, teniendo que lidiar con su actual condición de separado y manejar lo mejor que pueda la relación que mantiene con sus hijos.

Aunque la trama sea más que típica, Crazy, stupid, love no es otra estúpida película americana, al menos no del todo. El hilo conductor del film se esboza en el momento en el que Cal, destrozado por su situación, acude todos los días a un bar a lamentarse de su triste existencia mientras bebe vodka con zumo de arándanos por una pajita. Allí se encuentra por casualidad con Jacob Palmer (Ryan Gosling), un guapo y rico treintañero experto en el arte del ligoteo que se fija en su situación y se ofrece a ayudarle a conocer mujeres. A partir de ahí comienzan a suceder una serie de acontecimientos que se complican, enredos y subtramas que se van conectando entre sí de una manera hilarante, aunque a la vez dramática, donde podremos ver a conocidísimos secundarios como Marisa Tomei, Kevin Bacon o Emma Stone, todos imprescindibles en la historia.

Lo original de la película no es la historia que cuenta en sí misma, si no la manera de narrarla. El film cuenta con un sencillo guión muy divertido, fresco y ágil, que esboza un retrato generacional del amor: el amor (pre)adolescente, el amor en la temprana etapa adulta y el amor en la mediana edad. Aquí se dan cita los amores duraderos, los amores fugaces, los que te marcan, los platónicos y los que nunca podrás olvidar.

Es imposible no sentirse identificado con alguna de las historias que la película nos cuenta o con alguno de los personajes -principales o secundarios-, lo que denota que detrás hay un excelente trabajo en el desarrollo de los mismos y en la dirección de actores. Una de las mejores bazas que tiene la película es el impresionante reparto con el que cuenta. Destacan, sobre todo, Ryan Gosling (uno de los mejores actores jóvenes del momento con una gran proyección) y Steve Carell (papel que le va como anillo al dedo, para qué engañarnos), ambos personajes son los más complejos y quienes experimentan una evolución más notable, pasando a ser el primero de un casanova superficial a un enamorado que se siente algo perdido por su novedosa situación sentimental y el segundo evoluciona a un individuo mucho más divertido, alocado y arriesgado, aunque en el fondo sigue necesitando a su alma gemela para poder ser feliz.

** El resto de crítica sigue en el apartado "spoiler", aunque no hay ningún destripe **