Gran año el de 1957: Testigo de Cargo, El Puente sobre el rio Kwai, 12 Hombre sin piedad... y entre todas ellas se asomaba este An Affair to Remember (Tu y Yo seria si titulo en español), película a mi parecer menor que, como otras tantas antes y después que ella, se sustentan en su actor para forjar alrededor de él toda la trama. Esto a veces te sale bien, y otras, no tanto.

El papel que desarolla Cary Grant no podía ser otro que el de casanova, y Deborah Kerr entra en escena de forma fácil, sin competencia, el resto de mujeres están demasiado ocupadas pareciendo tontas, costumbres de la época supongo.

En ningún momento me creo que el señor Ferrante (¿italo-francés que vive en Estados Unidos?) haya podido quedar prendido de otra mujer que no fuera la señorita McKay, ¿de verdad conoce tanto mundo/mujeres Nicolo y ninguna con la perspicacia y el carácter de Terry? C'mon.

La película avanza lentamente, y en un parpadeo te puedes perder algunas escenas que pasan de carrerilla delante de tus ojos sin que puedas hacer nada para evitar ese desperdicio (a esa abuelita habría que haberle sacado mas jugo), pero el problema llega cuando desembarcan, en la ciudad, menudo tostón.

Lo mejor? Los últimos 10-15 minutos, buenísimos. Frases realmente buenas y que te hacen replantearte la nota final, pero al mirar hacia atrás... solo ves una película que acabo muy alto, empezando en la planta baja, y que se sostiene sobre un solo cimiento: Cary Grant.

Y otra mas de Billy Wilder. La verdad es que no me esperaba mucho de esta película, pero lo cierto es que me ha decepcionado un poco. El tandem Jack Lemmon y Walter Mathau funciona (como siempre), pero la comedia que desprenden las escenas delante de mi... no me convencen. Me resulta todo un poco forzado, como si Wilder dijera, "otra más para la colección".

La película destaca en muchos aspectos, pero insisto en la idea de que los gags me resultan muy forzados, y es por ello que en conjunto no termina de convencerme.

El director de The Examiner es todo lo que se puede esperar de un director de la prensa: despiadado, frío, que solo mira por sus intereses y donde lo único que le importa en su vida es tener una exclusiva. No se cuentan mucho las historias de ambos protagonistas, aunque realmente no es muy necesario ya que la película cumple su función, entretener. Mathau, con su cara de intransigencia provoca que en cada escena en la que aparezca sea el autentico centro de todas las miradas, cuando Burns aparece, todos le obdecen. Es genial ver como un personaje se hace con el control y la dirección de las escenas sin decir ni una sola palabra, su mirada, su forma de gesticular y su inclinación de cabeza-sombrero, lo dice todo.

Hiddy es el típico periodista que se desvive por su trabajo, que lo disfruta, y que con la experiencia que tiene se ha convertido en todo un perro viejo. Además del aspecto profesional, parece que también tiene su corazoncito (difícil de creer si se tiene en cuenta el tipo de periodismo que hace) y decide dejarlo todo por la mujer que ama, o eso nos quiere hacer creer. Lemon ha nacido para hacer este tipo de papeles, en películas cómicas es el más grande.

Muchas veces nos olvidamos de lo difícil que es que los espectadores pierdan la noción del tiempo ante la película u obra que están viendo, es por eso que premio a este película con un 6 (y digo bien, premio, porque para mi se merece menos), y dejo esta nota a su favor... y puede ser que en la próxima estación le cambie la calificación.

Historia durísima sobre los días de unos 'no tan niños' en un reformatorio (cárcel) situada en la brutal isla de Bastøy. La película se centra en Erling, un portento físico que tratará, a pesar de las duras condiciones de vida y meteorológicas, de desafiar a todos los que gobiernan la isla, y a la propia Bastøy.

Tenéis que verla. A pesar de que los hechos ocurrieron hace 100 años, estoy totalmente seguro que alguien, en alguna parte, se encuentra en las mismas o peores condiciones.

A pesar de que no es una película realmente dura y explícita, con un par de miradas y silencios se dice bastante más que con palabras e imágenes. No hacía falta ser muy avispado para darse cuenta de lo que pasaba con el enclenque. A pesar de esto, C1 y C19 deciden pedir justicia (de un modo más o menos sutil) en favor de su amigo, y el triángulo que se forma entre Olav (C1, el responsable del sector C), Erling (C19) y su particular matón (C-no-me-acuerdo) es un tanto extraño.

C1 parece estar totalmente reformado. Lleva ya demasiado tiempo en la isla y lo único que desea es que sus últimos días allí pasen lo más rápidos y tranquilamente posible. Sin embargo no puede volver la mirada ante lo que sucede delante de él; pocos pueden. Decide pues tomar cartas en el asunto y unirse a Earling en una cruzada contra el poder que les oprime, les castiga y se tapa la vista ante unos actos atroces.

C19 sin embargo, lo tiene muy claro desde el principio. Necesita salir de allí. Primeramente tiene bastante encuentros violentos con un compañero del sector C, pero poco despúes se acaban uniendo para salir de allí. Su actitud frente a todo es demasiado desafiante y me cuesta creer que unas condiciones tan extremas no le hagan titubear ni un segundo a la hora de enfrentarse a lo que pueda venir.

Me habría gustado que hubiesen montado un 'Señor de las moscas' particular en aquella isla, pero bueno, estamos a tan solo 80 km de Oslo y la civilización (si podemos seguir llamándola así después de ver lo que vemos a diario), ejerce su derecho al orden, a la opresión, a la limpieza, y a, como no, tapar los malos actos con capas de represión y silencio.

De esta forma definiría yo esta película del (para muchos, profeta) Sr. Fellini, en la que la consecuencia lógica de la trama pierde todo el sentido, si es que en algún momento ha habido alguno.
Para alguien como yo, novato en en cine de Fellini no existe forma alguna de ver este film sin pensar que te has quedado dormido y que te has perdido algo, porque definitivamente, lo que estas viendo no encaja. El director no pierde el tiempo en introducir al espectador en absolutamente nada, se lanza a contar las historias que surgen de su cabeza, recuerdos inconexos, y Fellini se dedica a adornarlos de forma que resulten atractivos sin, al menos, intentar colocar a los que vemos los recuerdos de esa mente senil y difusa, en un contexto apropiado de manera que nos resulte mas fácil ir digiriendo todos esos hechos, y nombres, sin perder la noción de nuestra propia conciencia.
En resumen, un serie de sketches mal construidos pero con personajes curiosos y escenas divertidas, que harán las delicias de todo gafapasta que se precie.

Quizás sea que odio el sonido de las películas antiguas. Quizás sea que no me gustan demasiado las películas de Billy Wilder. O quizás sea que lo de las tijeras me superó.

Lo cierto es que la película no me disgustaba, conforme pasaban los minutos se me hacía cada vez más pesada. El montaje de todo este Gran Carnaval alrededor de aquel suceso me sonaba familiar y demasiado exagerado. La soberbia de Tatum no encajaba con su comportamiento al final, detrás de esa mente fría y calculadora se encontraba, sin embargo, un tierno corazoncito? Por favor.

En cualquier caso el tema de la película es simple: la manipulación por parte de los mass-media para sacarle el máximo partido a una historia simple, los pocos escrúpulos de algunos y, como no podía ser de otro manera, en definitiva el deseo de fama y dinero (motivo por el cual consigues lo primero).

Dicho esto, Wilder consigue crear un escenario a partir de la nada: una pequeña estación de servicio con una cueva cercana a las afueras de un pueblo. Así pues, solo le faltaban los típicos ingredientes: la rubia tonta (que de tonta no tiene un pelo), el cabeza de turco (eso si, llevado por la avaricia, para que), el protagonista (nuestro clásico tipo duro que todo lo sabe de las historias de la época) y el aprendiz (situado en la trama para que podamos empatizar con alguien, porque si no no hay quien se crea esto).

A partir de entonces todo es correcto en el rodaje, los diálogos, como se desenvuelve la trama, las tijeras ...