Yo...

Soy la dependienta de una pequeña tienda que decidió recomenzar su vida en un pueblo perdido a una edad en que el resto nos jubilamos. Que cuando a su octogenario novio su oficio de trampero le hace partir durante largas temporadas no duda en mandarle un mensaje por radio que todo el mundo puede escuchar : "Walt el amor no entiende de dignidad, vuelve". Que cuando le regalan la parcela de terreno donde la enterrarán, se ríe de la muerte y baila sobre su futura tumba con su benefactor.

Soy un cazador retirado de arraigada longevidad familiar que pasa por la crisis de la mediana edad a los 60. Que por inmadurez rehuye el compromiso del matrimonio con una preciosidad 40 años menor. Que soy capaz de ganarme el cariño del hijo de un hombre que maté en una pelea hace casi 20 años. Que homenajeo en un entierro simbólico a mi gran rival, el oso que siempre quise y no pude cazar, cuando me entero que quien se lo llevo fue la edad.

Soy un exconvicto filósofo que, al contrario, pasa por la crisis a los 20. En su familia el corazón se los lleva a todos jóvenes. Que rehusa tomar ningún medicamento que alargue su vida, a sabiendas de que es esta inminencia la que realmente le hace vivir. Que te despierta con citas y vivencias cada mañana. Que pasa semanas encerrado en su taller diseñando inventos imposibles que terminan en una sonrisa en la boca de toda la ciudad. Que es desplazado en las ondas por el títere al que da vida como ventrílocuo, pues responde rotundamente a las preguntas, en lugar de nadar siempre en el mar de la duda y la ambigüedad.

Soy un huérfano adoptado por nativos americanos,amante del cine, que se cartea a diario con los principales directores del panorama cinéfilo internacional. Que es convertido en chamán, que encuentra milagrosas curas, que ni el médico puede explicar, con ingredientes que pronto le son olvidados. Que lucha literalmente contra el enano verde de su baja autoestima. Que se hace pasar por zorro y es cazado para demostrarle al cazador que está equivocado. Que cuando quiere oficializar su relación con su novia de familia adinerada es rechazado por el padre de esta, que además iba a producir su película, con la condición de que cambiase el final, un final más realista y apropiado, en el que el chamán volvía sólo, separándose de la chica, sus caminos iban por diferentes lados.

Soy un exastronauta, multimillonario, soltero y gruñón, que se emborracha en planes proyectando el futuro dorado de su tranquila ciudad. Que derriba el cartel de la ciudad, !que la población halla descendido en 17 personas repele la inversión! Que simula homofobia, clasismo, ostentación y maneras de tiburón. Que acaba remendando la pareja homosexual de sus vecinos, que perdona a su mejor amigo que le robe a la chica que tan orgullosamente le había presentado, que se enamora de la incorruptible oficial que no permite que la invite a un cafe al sentirse sobornada.

Soy una una piloto que se emancipa en Alaska huyendo del fantasma de una madre acomodaticia en la que no quiere convertirse. Que sin embargo hereda el fatal desenlace de sus novios, en total cinco, que fueron aplastados por misil, satélite, rayo. O se quedaron dormidos en un glaciar. O se atragantaron con una patata en mal estado. Que sin embargo sigue enamorándose, del abogado ecologista, hombre burbuja que huye del mundo contaminado, del neurótico doctor, de Nueva York, siempre sarcastico, quejumbroso y de comentarios acerados. Del exconvicto reinsertado.

Soy una recepcionista que no pierde el tiempo en políticas chácharas si puede responder lacónicamente. Que con el mismo pragmatismo explica al avaricioso emprendedor que su proyecto de vender huevos de avestruz no funciona, que estás ponen huevos pequeños porque, sencillamente, no les gusta como es él. Que rehusa dejar Cicely con su novio el hombre volador, que no habla, qué no mudo, porque la vida del circo no es para ella. Que da clases de baile, de comportamiento ético, de coser. Que para todos adapta historias de antepasados nativos, todo lo que se hace o nos preocupa es terreno ya pisado.

Soy el defenestrado doctor enviado a Alaska en contraprestación al pago de sus estudios.Cuyo escepticismo cede conforme la mágica realidad le avasalla con cosas imposibles. Que tiene enfermedades que no entiende, pues no salen en el vademecum. Que continuamente ensueña en este lugar. Que dice que Nueva York es un estado de ánimo. Que odia y ama a Maggie mil veces. Que finalmente, cuando su matrimonio con ella se ve frustrado, se va un lugar mucho más remoto que este, a encontrarse a si mismo, y donde por fin es liberado, !él!, que siempre se quería ir y al que siempre prolongaban el contrato.

Soy la persona que ha visto los 110 capítulos de Doctor en Alaska. Primero escéptico por su tono edulcorado, pero que paulatinamente se ha visto reflejado en todos y cada uno de los personajes. En el neurótico doctor, el astronauta gruñón, la piloto aventurera, la abuela tendera. Que ha acabado totalmente vinculado a sus habitantes, hasta el punto de que darse cuenta de que uno de sus favoritos había fallecido hace más de 10 años le ha dejado muy tocado. !Nunca volverá a haber una Ruth Anne Miller! !¿Quien me dará consejos?!
Que se piensa ir a vivir algún día a un lugar como Cicely y que allí va a hacer todo lo posible por buscar semblanzas con todos los personajes. Que se va a poner, y sino a inventar, a "Chris in the mourning", cada mañana. Porque realmente esta serie me alegrado muchos ratos y en un lugar así quiero vivir, porque Cicely es un estado de ánimo.

No me gusta mucho Nolan, de hecho siempre que veo sus películas pienso que es un pretencioso pagado de si mismo. Reconozco que hace películas entretenidas pero ni por asomo me parece uno de los grandes directores del momento.
Oppenheimer son continuos primeros planos, escenas cortísimas, frases pretendidamente sentenciosas y banda sonora a toda pastilla. Es muy difícil aburrirse pero hay muy poco trazo fino y todo depende de un montaje frenético. No creo que una de las principales cualidades de un buen director sea suceder escenas grandilocuentes sin ton ni son.

La transición del protagonista me parece totalmente anodina y sin proceso lógico o explicación. ¿Este tío no sabía lo que estaba haciendo? No me lo creo.
Sus relaciones amorosas tampoco tienen ninguna coherencia y las motivaciones de los protagonistas que le rodean están poquísimo definidas, incluyendo el malo malísimo que pretende hundirle la vida porque una vez se metió con él. Creo que 3 horas de película dan para trabajarse esto un poquito más.
En relación al personaje histórico y la propia bomba atómica, hay un intento absoluto de equidistancia que no se sostiene por ningún lado ¿Fue a la vez un héroe americano pero también alguien que hizo algo malísimo? Imagino que si eres el director de blockbusters del momento y no quieres dejar de serlo tienes que tener cuidado con qué callos pisas.
Tampoco me parece que Cillian Murphy o Robert Downey Junior tengan una actuación portentosa.
En fin, un cinco, porque me entretuvo.

Peli buenista que pretende, y consigue, transmitir buen rollo pero sobre la que no creo que ni el propio director pensase que le podían dar el Oscar a mejor película.

Me creo más bien poco que una familia con la mayoría de sus miembros sordos no tenga ningún tipo de inhibición social y que sean los más felices (algo que el director asocia continuamente con la promiscuidad sexual de los padres) y envidiados del pueblo (la conversación entre la protagonista y su pretendiente en la que esté último le manifiesta lo mucho que envidia a su familia en comparación con la suya resulta empalagosísima). Por supuesto no pienso que no puedan ser felices, pero eludir el impacto emocional de la discapacidad en su bienestar me parece muy inocente, o que no les genere sentimientos negativos. Quizá en esto último influya el también impostado comportamiento del resto de habitantes del pueblo, que sí hacen críticas inocentes a la familia durante el filme pero que cesan cuando se les pone en evidencia su injusticia.
No creo que el leiv motiv de la película sea la discapacidad sino más bien como he leído en casi todas las críticas la ruptura de los vínculos entre personas que tienen mucha dependencia, y el egoísmo y/o generosidad que hay en la ruptura por parte de todos. Sin embargo me hubiese gustado un abordaje más realista, más aún cuando la dependencia se da por el rol de la hija como interprete de toda la familia.
El personaje del profesor de canto con confianza ciega en su alumna, que está dispuesto a sacrificar su vida personal por ella está más visto que el tebeo y lo único que sinceramente me sorprendió es que no fuera gay ya que hubiese resultado muy arquetípico.

En resumen, que una peli entretenidilla y tal, pero que una decepción como ganadora del Oscar.

El alcohol...
Creo que todos, al menos en el ámbito masculino y en la sociedad que nos han tocado vivir, hemos tenido algún amigo o amigos de timidez impeditiva, a los que durante años no les conocimos éxito con una chica sin haber bebido previamente.
La situación era tramposa, tenían que encontrar esa dosis exacta que agudizase sus sentidos y que les envalentonase, el "contentillo", que se suele decir. Con eso ya tenían un sentido del humor fino, una seguridad contagiosa y un miedo al rechazo empequeñecido, o al menos a ellos les parecía así. Pero había que tener cuidado, pues si se pasaban el escenario cambiaba, desaparecía la seguridad y el sentido del humor dejando paso a traspiés, balbuceos y comentarios fuera de lugar. Se convertían en parodias de si mismos que perdían todo atractivo con el otro sexo.
El fenómeno no sólo pasaba en lo referente a la pareja o al amor, también ocurría con la amistad, están en plena "oda a la amistad", es lo que se solía decir en mi grupo cuando a dos amigos, cuyo mayor gesto de cariño entre ellos sobrios era darse una palmadita en la espalda, les daba una noche por ensalzar lo mucho que se querían y se abrazaban gesticuleramente. Nuevamente si estos amigos se pasaban de lingotazo, la cosa podía terminar en enganchada.

Dicen, y me lo repiten mucho quienes han vivido allí, que al norte de Europa, el serio compañero con el que trabajas toda la semana y que apenas levanta la mirada cuando pasas, se convierte en una casual cena de trabajo, alcohol mediante, en tu juramentado mejor amigo. El lunes, claro, ya ha vuelto al modo autómata, hasta la próxima cena.

Por último está el fenómeno creativo, algo que recuerdan mucho en la película, Hemingway a la cabeza. Estar un poco achispado inspira. Aunque todos sabemos como acabó Hemingway, algo que también nos recuerdan.

Sea como fuere, algo debe de tener el alcohol para que, en cualquier punto del mundo al que vayas, culturas totalmente aisladas entre sí, hayan aprendido a destilarlo. He probado alcohol de caña, de arroz y de cacao, por citar algunos ejemplos que me vienen a la cabeza, en aldeas perdidas en el culo del mundo.
Ahora bien, tanto en estas aldeas perdidas, como en gran parte del mundo occidental, el alcoholismo es un serio problema.

La peli parte de demostrar la premisa de que el alcohol en pequeñas dosis es buena, de acuerdo con la hipotésis de un tal Skarderud. Yo me aventuraría a decir que una dosis ligera puede mejorar tus habilidades sociales y tu autoestima, pero indagando a posteriori por internet, según la citada hipótesis, al parecer te puedes volver hasta más listo. De esta manera uno de los cuatro profesores amigos protagonistas lo propone, y todos deciden darle una oportunidad a sus vidas melancólicas y de desencanto.

Sinceramente, no pasa en la película nada que me haya sorprendido. Lo que más me llama la atención y en lo que creo que el director acierta, es el diferente mensaje que hemos sacado diferentes amigos que la hemos visto. Unos que ensalza el alcohol, otros que al final es la típica crítica al recurso fácil para solucionar problemas complejos que luego acaba mal. Supongo que en esta ambivalencia interpretativa reside la calidad y el motivo de Oscar.
A mi el poso que me ha dejado es un poco triste por lo que comento en el spoiler.
Además tiene dosis de humor y te encariñas rápidamente de los cuatro amigos, todos con problemas y debilidades del primer mundo bastante estándar. En resumen, es una historia entrañable muy bien contada que te hace darle al coco un poquito cuando acaba, que no es poco.

Creo que la película podría haber dado más de si, si el director hubiese ahondado un poco más en temas como, ¿tiene el mismo mérito triunfar socialmente con la ayuda del alcohol que sobrio, o es vergonzoso recurrir a ayuda externa para ser capaz de hacer según qué cosas? ¿una persona borracha es distinta de la misma persona que no lo está?¿es el ser humano, alguno o todos, capaz de contenerse y sólo llevar a cabo una ingesta moderada? ¿Y ésta, si no perjudica tu rendimiento, debería ser aceptada por la sociedad?
Me genera dudas si reflexionar sobre estos temas hubiese hecho que la película quedase muy densa, no lo sé pero me hubiese gustado verlo.
Le daría un 7,5.

Alicia en el país de las maravillas: un mundo nuevo a través de una madriguera, conejos consultando un reloj o gusanos que fuman en pipa. Ciertamente en su momento Carroll debió de ser muy original, aunque a día de hoy animales con comportamientos humanos o nuevos mundos tras un umbral estén un poco vistos.

Quizá los recursos allí también se les hacen reiterativos y todo sea una cuestión cultural, pero como occidental a mi me parece que Estudio Ghibli suele ir un poquito más allá. En "El viaje de Chihiro", además de lo que ya hacían Carroll o Lewis, introduce personajes desconcertantes con motivaciones que nos resultan ajenas (Kaonashi, Yubaba...), además las referencias son en ocasiones tan líricas que cuesta comprenderlas. Algo similar, aunque con personajes más occidentalizados, ocurre con "La princesa Mononoke". Hay muchas más, pero estás son las más míticas. Para mi siempre van un punto más allá de los referentes de la animación occidental, Pixar, y por supuesto de Disney, en estas facetas.
Y todo esto para contarte que los japoneses hacen cosas muy diferentes, o sorprendentes.

En ataque a los titanes la metáfora o la lírica son menores pero es que, joder, aquí el autor se inventa un puñetero mundo que no tiene nada que ver con nada que hayas visto.
Pasan los capítulos y tu sigues embobado, pensando qué demonios es aquello, qué sentido tiene todo lo que pasa.
Lo de inventarse mundos enteros ya lo habían hecho Tolkien, Lucas o Herbert.
Lo de inventarse mundos enteros con reglas que poco tienen que ver con la realidad que todos percibimos, lo hacen otros japoneses, los de Final Fantasy, cada cierto número de años (unas veces mejor que otras).
Pero es que esto es algo más.
Es como si escribiesen todas las reglas de la biología en un folio lo rompiesen en mil pedazos y los pegasen luego aleatoriamente a ver qué sale.

A saber, unos bichos humanoides enormes de ridículos manierismos aparecen cada cierto tiempo de la nada y devoran a los humanos, quienes tienen que vivir encerrados en grandes murallas y se defienden más mal que bien con unos artilugios consistentes en bombonas de aire comprimido que unido a ganchos arrojadizos les permiten moverse por el aire cual spidermans. La serie es muy violenta y la sensación de falta de esperanza, particularmente en la primera temporada, me parece de lo más conseguido que he visto en tiempo.

A partir de la premisa, y no voy a desvelar más, Isayama construye un mundo y una sociedad con una profundidad enorme y, sobre todo, con una idiosincrasia que si la miras sin que previamente te hayan puesto en contexto hace que te reviente el cerebro, pero que tras los capítulos iniciales toma todo el sentido del mundo.
Evidentemente la serie evoluciona (en estos momentos queda sólo por salir la segunda parte de la última temporada) y al final detrás de todas las motivaciones y las grandes gestas de los imperios o personajes, subyacen las sempiternas pasiones propias de cualquier obra, oriental o no. También tira un poco la patria, y trasciende una cierta reivindicación del aislacionismo japonés. Es decir, se va normalizando. Pero que le quiten lo bailao.

A destacar la animación y el movimiento de los personajes, por no hablar de la épica de algunos capítulos (en particular uno de los últimos de la tercera temporada, cuyo recuerdo aún me pone la carne de gallina. Creo, y hablo de memoria, que ha sido galardonado como uno de los mejores capítulos de la historia del anime. Si lo ves, me escribes y me lo cuentas). Pero vamos, que todo esto es menor al lado del mundo que se han montado.
No voy a decirte que definitivamente te va a gustar la serie, pero sí te aseguro que te va a sorprender y sólo por eso le daría una oportunidad.

Estuve un Japón hace unos años y, como creo que a casi todo el mundo que haya ido, me fascinó. Básicamente, es otro mundo, otra forma de pensar, de ser. Como si te visitase un marciano y te contase como ve la vida.
Pues eso, como si te ves esta serie.