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Críticas de leite
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Críticas 11
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Oleg y las raras artes
Documental
España2016
6,6
368
Documental, Intervenciones de: Oleg Karavaychuk
8
4 de octubre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Oleg y las raras artes" no brilla por sus peculiaridades artísticas o técnicas ni por contar con un protagonista novedoso. Cualquier espectador se ha topado con genios extravagantes y malhumorados –a veces caricaturizados como criaturas cómicas– que provoquen risas en el público, aunque sea por representar algo de un pasado o de un modo de pensar que la mayoría no conocemos ni comprendemos.
Uno de los motivos que hacen de ésta una magnífica pieza es la capacidad de retratar a un hombre entre el genio y la demencia y hacerlo con respeto. Duque sabe medir perfectamente las distancias y los tiempos, no solo en su trato con Oleg, como también en las posiciones donde coloca nuestro ojo o en el montaje.
Los 70 minutos se hacen escasos, porque uno desea más, pero son exactamente la dosis necesaria. "Oleg y las raras artes" es una rapidísima inyección que primero perfora, después nos acalla y tras poco más de una hora sale de nuestro cuerpo dejando algo –quizá solamente arte– en nuestro interior; o con el permiso del protagonista: en nuestra mucosa.
leite
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6
13 de agosto de 2015
11 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mr. Robot es un resumen de las series actuales adaptado para postadolescentes nerds; lo suficientemente freaks para no perder detalle del lenguaje empleado en la serie y lo suficientemente hipsters como para reconocer las referencias intertextuales. Es una lástima. Este producto está tan altamente codificado (y no pretendo hacer bromas respecto a la historia!) que todo resulta obvio y lógico al espectador medio. Los malos son malos y su aspecto lo demuestra desde el primer momento y los buenos son buenos, pero también hacen cosas negativas (estamos en el 2015!). Los malos irracionales son latinos y camellos, y los malos inteligentes (los que usan traje) buscan su enriquecimento personal ayudados por su mujer y a veces también bajan al subsuelo, al más puro estilo Frank Underwood. También a este se parece el protagonista de Mr. Robot, contándonos continuamente sus pensamientos: no obstante, en su imagen parece estar reflejado Ryan Gosling en Drive; igual de expresivo (excepto porque Rami Malek nunca cierra los ojos), a veces con música fardona y, en lugar de un escorpión, una capucha negra, ya que los hackers no cuidan su imagen (no?). Bueno, Elliot (Malek) algo la debe cuidar, suponemos que en sus ratos libres tiene tiempo a hacer unos pocos abdominales y cortarse el pelo.
Elliot, como un buen protagonista de serie, está un poco atormentado, por eso acude a la consulta de la Dra. Jennifer Melfi, solo que aquí se llama Dra Krista Gordon y es negra. Claro, alguna tenía que haber para ser políticamente correctos. Pues sí, ahí está, su homónimo masculino es Romero, uno de los hackers de la fsociety, grupo también formado por una iraní, una rubia, un gordo y un loco. ¿Qué falta aquí? Pues algún homosexual, algún ruso malo y asiáticos. Tranquilos! El malo trajeado (Tyrel Wellick, encarnado por Martin Wallström) es gay y sueco (algo ha variado…) y los miembros de un importante grupo de hackers son todos chinos.

Ahora que ya podemos respirar tranquilos, cabe resaltar las cosas buenas de la serie. Marta Peirano destacaba en eldiario.es (http://www.eldiario.es/cultura/series/hackers-serie_0_418558453.html) uno de los grandes aciertos de la misma: reconocer y mostrar la informática como lo que es, y no como un conjunto de animaciones, luces rojas y botones que ponen HACK y que desestabilizan el orden mundial. No es que los propósitos de los protagonistas no sean presuntuosos o que la serie no enfatice ciertas ideas (son frecuentes los planos que muestran la opción ‘Delete’ en un menú contextual o el aviso de ‘permission denied’ en la terminal), pero podemos olvidar estas cosas y justificarlas pensando que solo se cuentan las grandes historias y que hay que dar algo de chica al asunto.

Mr. Robot podría estar muy bien, además de sus ocultas referencias a otras series, aquí encontramos alguna que otra bromilla que cualquier interesado en tecnología reconoce (y sin tener que recurrir a obviedades como ‘One more thing’ para satisfacer al público general!). Esto, como las críticas que el primer capítulo lanza hacia Google, Facebook o Instagrm (y que, desgraciadamente, se olvidan a lo largo de la serie) le dan cierta chispa. Aquellos que esbozan una sonrisa ante comentarios sobre estas series o que disfrutan viendo unha charla sobre ‘la nostalgia de emplear Gnome en lugar de KDE’ se convertirán en fans absolutos de Elliot, excepto porque nuestro amado hacker usa un iPhone (ups).

No sé si esto es lo más cerca que podemos estar de ver cierta decencia y respeto a la informática (con mucha ficción, claro) en una serie sin que aburra o se encierre en temas demasiado concretos. Mr. Robot es una serie fresca, que no aburre y que engancha. Sus principales defectos son los que he dicho, y que responden probablemente a que está preparada a un público muy concreto. En cualquier caso, replantear ciertas ideas habituales en la ficción, adaptarlas al mundo de la tecnología, tratar sin complejos su terminología (y sin sentir la necesidad de definir conceptos) o ilustrar viejas historias u obsesiones con identidades binarias hacen de Mr. Robot una serie que vale la pena.

*NOTA: Esta crítica ha sido escrita cuando solamente se han emitido 8 capítulos de la primera temporada.
leite
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4
19 de agosto de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se presenta como una sucesión de fragmentos musicales deshilachados que se entrometen en una historia incapaz de ser interesante. Muy pocos de ellos se podrían describir verdaderamente como alegres u optimistas, el interés de las canciones va descendiendo a lo largo del filme al mismo tiempo que la atención por el mismo, que acaba convirtiéndose en el escenario de una lucha entre canciones, postales y argumento de la cual el último es el gran perdedor.

Este segundo protagonista al que me refiero, las postales publicitarias, se encarga de hacernos conscientes de la belleza de la ciudad de Edimburgo y este quizá sea el (único) gran acierto de la película. Si bien el uso de planos generales de la ciudad es abusivo, encontrar un oasis para los ojos en una hora y media de cinta se vuelve agradable. No obstante, cabe preguntarse también por qué el título original se refiere a 'Leith' si no hay referencias expresas a este barrio y tampoco se le convierte precisamente en el protagonista de todas las imágenes de la ciudad. Que el objetivo es publicidatio se hace más evidente que en la trilogía Barcelona-París-Roma de Woody Allen, pero si Leith quiere ser el objeto de esta acción creo que para, al menos, los no británicos, identificarlo se hace más complicado; lo cual, por otro lado, justifica la sustición de Leith por Edimburgo en la traducción al español.

El tercero de los luchadores a los que me refería en el primer párrafo es el argumento. La música y las imágenes son completamente incapaces de ayudar a la evolución, más que temporal, de la narración. Actúan casi aisladamente y dejan sin tiempo a una historia que no se vislumbra interesante, pero que tampoco se nos llega a contar. Las historias de los protagonistas o de los padres de uno de ellos quedan enormes en la película y avanzan y se resuelven de modo abrupto.

Supongo que esto se puede resumir diciendo que 'Sunshine on Leith' pretende hacer muchas cosas en poco tiempo y la mayoría de ellas salen mal. No obstante, no llega a aburrir en exceso y, aunque solo sea por ver imágenes de Edimburgo, ya casi vale la pena verla.
leite
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7
14 de julio de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado tener una visión no viciada de House of Cards (1990) tras conocer la versión creada por Netflix. Ambas son, por supuesto, parecidas, pero los detalles las distancian ampliamente.
La de la BBC se inicia con un primer capítulo (de 4) brillante al que los que continúan no pueden igualar. La música, el montaje, las referencias, la presentación de personajes, las ratas, Ian Richardson... todo parece anticipar lo que será una serie parecida a la americana pero mucho mejor planteada y realizada. Aunque esto es así, la británica también peca, pero en menor medida gracias a la carencia de "paja" de la que está llena la protagonizada por Kevin Spacey, a quien no cabe disminuir un gran mérito actoral, pero que no iguala al de Richardson, primero en encarnar al personaje de las novelas en que se basan y en poner cuerpo a un "carismático" chief whip que no deja de interactuar con nosotros y sonreirnos por el fin de Tatcher. "Nothing lasts forever"
Los diálogos entre ambas series son, por supuesto, similares, aunque bastante más agudos los de la BBC. Aquí no hay mensajes de texto, ni la misma producción visual, casas o calles aparentemente sucias, tal cantidad de lios amorosos ni un product placement tan obvio y repetitivo. En los 90 encontramos localizaciones mejores, más realistas y mejor aprovechadas y, para los más freaks, el encanto de "prehistóricos" procesadores de texto informáticos o grabadoras de casettes.
Por todo esto ustedes podrían pensar que la House of Cards británica es, como mínimo, una buena serie y quizá mejor que la homóloga americana, I couldn't possibly comment.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
leite
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1
1 de febrero de 2014
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que es increíblemente soporífera o incluso previsible son ideas casi obvias, así que no me molestaré en ahondar en ellas.
Trabajar con niños o adolescentes no suele traer grandes recompensas, mas a veces se perdona si lo que se nos intenta contar o expresar es, al menos, agradable. Aquí resulta imperdonable. Por otro lado, no cabría hacer que los niños cargaran todo el peso de su actuación, porque los diálogos escritos (para ellos y para todos) son lamentables, lo cual ayuda a que en todo momento seamos conscientes de nosotros mismos como espectadores (si el sueño no nos vence) y que exista una gran barrera entre la película y quien está delante, nunca dentro de ella. Sin embargo, no parece que este sea el objetivo de Querejeta...
Por lo demás, esos destellos de tragedia o los malísimos que son los ecuatorianos o la rusa solo consiguen convertir una mala obra en un insulto al arte. ¿Esta película tiene 7 nominaciones a los Goya? (Mejor película, Mejor director, Mejor actor principal, Mejor actriz de reparto, Mejor actriz revelación, Mejor canción, Mejor fotografía) Bien podían quedar desiertos.
Ni Maribel Verdú hace de esto algo digno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
leite
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