Es una película colombiana más universal, pues explora otro tipo de violencia al acostumbrado a tratar en los filmes de este país. Esta vez no se trata de narcotraficantes, secuestros y guerrillas (que no es malo, dado que es una forma de catarsis), sino del tipo de violencia cotidiano, el de las calles o el de la oscuridad de un cuarto, un tipo de violencia que puede darse en Bogotá o en la Universidad de Virginia en Estados Unidos.

De final no feliz que queda gustando y de impulsos de terror y suspenso que validan de algún modo lo inverosimil de la historia, la película pierde un poco de ésto con los errores de edición, dirección o lo que sea, pues se ven tantos errores que desconcentra.."si allí también, no mirá allí ese micrófono...". Por ejemplo, descaradamente, se ve como al lápiz de color lo impulsa una mano con algún otro objeto y lástima, todo esto le quita de alguna forma lo contundente que puede llegar a ser la película española a pesar de la mencionada inverosimilitud.