Nos encontramos ante una obra maestra del rigor histórico. Resulta que, según los "críticos" y "cartelera" de 1988, la película no merece ni tan siquiera ser nombrada. Pues bien, no solo está infravalorada sino que su solemne fidelidad, junto con una actuación más que aceptable, hacen del film un obra para nada a desperdiciar.

Bien es cierto que pierde fuerza en el transcurso, pero eso no desmerece el esfuerzo de un Carlos Saura que decidió ser fiel a la historia, cosa que la gran mayoría de películas no llevan a cabo.

En fin, una obra del cine español que nos muestra el mundo de la conquista, expedición y ambición del ser humano, acompañado de rigor y realismo histórico. Merece la pena verla pese a que pueda hacerse algo larga en su duración.

Septiembre del año 2020 de la era Covid. Me siento en mi sofá y buceo por los canales de streaming en busca de algún entretenimiento; y he aquí que decido pararme en "The Last Kingdom".

Lo primero que me viene a la mente es: "otra serie más de Vikingos, en fin...". Pero decido darle una oportunidad, y de ver el episodio piloto, paso a engullir 4 episodios sin darme cuenta.

Y el porqué es muy sencillo. Más allá del análisis de medios (presupuesto), puesta en escena y nivel de guión o actuación, observo que la ambientación es realista, con un rigor histórico más que aceptable, dejando de lado aspectos mitológicos y absurdeces varias, vistas en otras sagas audiovisuales que no hace falta mencionar.

Si, la serie es buena históricamente, gritemos llenos de júbilo ante tal hecho inconmensurable e inimaginable. Supongo que el hecho de que la productora sea la BBC tiene algo que ver...

Pasado este punto, muy importante en los tiempos del "todo vale" que vivimos, podemos analizar los demás aspectos, no menos importantes, que toda serie debe tener:

Dirección: Bernard Cornwell lo hace bien, sabe en qué sitio está, y entre que aguas debe navegar (valga la redundancia).

Actuación: Mejorable en algunos personajes, pero otros son lo suficientemente buenos como para tapar esas carencias. Personalmente me ha gustado mucho el Rey Alfred (David Dawson), que consigue dar la sensación de Rey sabio y lógico con la época; y por el lado danés, Ubba (Rune Temte), religioso y con las ideas muy claras de lo que ha venido a buscar en Inglaterra.

* En cuanto al protagonista, no quiero dar una opinión sesgada, ya que solo he visto 4 episodios.

Narrativa: Me gusta, con una simbiosis entre historia y desarrollo de trama muy interesantes. Saben hilar muy bien el avance danés, las divisiones sajonas, etc. Te mete en la serie, quieres saber qué ocurrirá.

Guión: Aceptable. Los personajes tienen desarrollo, quedando más ocultos en determinados momentos, y apareciendo con fuerzas renovadas cuando es necesario. Aunque algo repetitivos, e incluso a veces demasiado histriónicos.

Fotografía: Es aquí donde creo que la serie es sublime. Realismo de los paisajes, con unos pobladores que sí parecen del siglo IX (no todo el mundo tenía dinero para ir como Ragnar and company). Fortalezas, barcos, etc. todo bien, y partiendo de un presupuesto muchísimo menor que el de otras series más aclamadas.

En definitiva, una serie recomendable en este mar moderno de superproducciones de capa y espada, donde más que abrazar a la historia, la maniatan y tergiversan a antojo; como si de un simple trapo se tratara.

Así pues, seguiré viéndola, y espero que no decaiga en su esencia.

ALEA IACTA EST

El ballet, danza eje central del largometraje, deslumbra en mi algo que ya sopesaba, y es que no solo es un arma sexista y antinatural, sino que alimenta la mente de puretas sin sentido de humanidad y razón, con sus trajes de gala de corte decimonónico y su espíritu de la Belle Époque.
El director, Darren Aronofsky, que a cumplido más que sobradamente su función, a mostrado con fiereza la grima y tensión que genera un baile pérfido, que parece haber sido creado únicamente para darte razones de la locura y tenebrosidad con la que fue diseñada, allá en las cortes "modernas" del renacimiento.

Sufrí, agonicé e incluso llegue a apartar la mirada durante fracciones de segundos, creo que perdí años de vida, prefiero juegos macabros a esto, que espanto! Pero que actrices, una Portman perfecta, una grabación más que notable, un juego de mente insuperable, una realidad que te aturde (las bailarinas asemejan ser jóvenes anoréxicas y además sufren físicamente). Y que decir de Vincent Cassel, que a conseguido que odie el carácter francés del refinamiento, desarrollando un papel arrogante, incisivo e incluso desagradable, que provoca irá en mis pensamientos, lo que muestra lo sagaz que es siempre en sus papeles, de 10.

Una película por tanto, que exhibe con tal notoriedad la locura que significa vivir dedicado al mundo del ballet, que solo merece ser elogiada y aplaudida, así como recomendada, eso si, guárdense de verla en momentos tristes.

Así podríamos definir uno de los mejores westerns, por no decir el mejor, que se ha producido hasta el momento. En este caso, lo más importante no solo es el papel del héroe típico del oeste, sino que lo más apabullante es la referencia "humana", con todas sus letras, que la historia desentraña. Rompe con preceptos que el cine no suele explotar, como la narración a tiempor real; además dispone de una inmejorable banda sonora, que hace que, junto a la interpretación de Gary Cooper, la tensión se apodere de nosotros.
Un western por tanto, que según mi opinión, rompe con el estilo "clásico" de este género, y su director, Fred Zinnemann, lleva esta ruptura a una sutileza tal que consigue que el drama se apodera de la acción, lo cual te lleva a una unión con el protagonista como pocas veces se a dado. Ya no solo te quedas con la imagen de si es un "gallito de corral", sino que te quedas con su angustia, y eso es un atributo inmejorable.
Una obra de arte que aconsejo a todo aquel que tenga gusto por los westerns.

Danny Boyle vuelve a su esencia más gamberra, con un formato de grabación atrevido, rápido y directo. Y no hace falta añadir que sabe desengranar los géneros underground como ningún otro, y el hecho (guste o no) de ser británico, ayuda a romper con lo políticamente correcto, algo demasiado habitual en los filmes estadunidenses. Dame un Trainspotting 2 británico que 200 Trainspotting 1 de EEUU.

En relación a la película, no podemos negar que Boyle utiliza la nostalgia como eje y timón del guión, pero a mi juicio, sabe muy bien cómo desarrollarla, reproducionedo las mismas risas y sensaciones incómodas que sentías en la primera entrega, aunque no consigue alcanzarla.

Y por supuesto no nos podemos olvidar de los actores. La lengua viperina de Renton (Ewan McGregor); el desquicie vital y emocional de Begbie (Robert Carlyle); la celeridad de la supervivencia representada por Sick Boy (Jonny Lee Miller); y el yonquismo bonachon de Spud (Ewen Bremner), a mi juicio el personaje de la película.

En definitiva, una obra digna y divertida que aconsejo ver a cualquier usuario apasionado por el cine barriobajero británico.