"La chica danesa" nos cuenta la historia del primer transexual que se sometió a una operación/tratamiento para el cambio de sexo.

Las interpretaciones tanto de Alicia Vikander y Eddie Redmayne son excepcionales. Así como la cuidada realización y enfoques de planos. Toda imagen es prístina, con una luz que cautiva, casi brumosa que lo baña todo.

Sin embargo la película adolece de una duración excesiva, perdiendo valiosos minutos narrativos en idas y venidas de faldas bastante cíclicas y perdiendo el verdadero mensaje de la historia original: no busquéis viajes introspectivos e identitarios del protagonista. Aquí no hay nada de eso, es una historia de amor atípica, que se deleita más en mostrar la recurrente vida del protagonista sin prestar mucha atención en los porqués. Es rutinaria y demasiado remilgada para no desagradar a la Academia. Ese es el verdadero objetivo: robar el Oscar en una jugada bastante oportunista.

Lo menciono demasiado a menudo: en ningún caso está justificada esa obsesiva y enfermiza atención hacia la obra de Shakespeare, (cientos de adaptaciones anuales de Hamlet, Macbeth...). Es por ello que ya, de entrada, el visionado de la película se hace prejuicioso si te has mamado toda la obra del ínclito escritor inglés.

Quede aquí que Ran acierta en todo aquello que Shakespeare no roza ni de lejos: es decir, Ran se hace grande cuando huye del relato original, cuando se hace suya, potente, pasional, romántica y ultraviolenta. Cuando percibes que gente como Mallick no vienen de la nada. Y de la orgía sanguinaria, pasas al Shangri La de James Hilton, (la verdadera joya oculta en Ran). Pero claro, vende mucho más decir que tu obra es una aculturación shakesperianizada en la épica oriental, (muy de moda en los 80': Blade Runner, y las hombreras a lo Locomía...)

Eso no existe en la novela original, pero entonces dónde falla: falla en el continuo vaivén guionil, que por momentos intenta cumplir con la obra en la que se apoya, (bastante floja) y acaba siendo su lastre, de algo mucho más grande y no digerible por todos: su transcendentalismo y potente contenido dramático.

Porque seamos honestos: la verdadera y mejor adaptación del "Rey Liar" es la realizada por Disney en "El Rey León". Y aunque la comparación esté cogida muy por los pelos, sólo diré que veo más esa "maldad suprema" bosquejada en la obra original, cuando Scar, el malvado tío de Simba asesina a su propio hermano, musitando "Laarga vidaaa al Rey", mientras le clava las garras y lo tira al abismo.

"Un asunto real" peca de algo imperdonable: realización rutinaria. A nivel de notable, pero rutinaria.

Sabes que todo está muy pulido, que no ha lugar a la improvisación, el guión cuenta con héroes, villanos, amantes y traiciones. Todo lo necesario para dar con la clave del éxito. Y sin embargo, no emociona, entretiene pero no es memorable: no consigues empatizar con sus personajes. Incluso Mads Mikkelsen está correcto, cuando su sola presencia debería comerse la pantalla.

Pero el también sucumbe a una realización pomposa, incrédulos del vestuario cual siervos de la gleba invitados a una fiesta de disfraces, donde por más que la mona se vista de seda, mona se queda.

Entretenida y tan eficiente como fría. No transmite pasión por el libreto libertario que acomete.

Un cruce entre "La ciudad perdida" (2005) e "Historias de la Habana" (2000) ambas protagonizadas por Andy García. Chico y Rita es eso y mucho más: una historia de amor y erotismo en la Habana pre-revolucionaria de Batista. Es prácticamente la vida del genial trompetista cubano Arturo Sandoval, donde son las imágenes las que transmiten ciertos ecos de Marianela Marianela...

Cuando me refiero al contenido erótico de la cinta, me refiero en el mejor de los sentidos: un enfoque al paso del tiempo y la turbulenta y, quizás diáfana, pero convulsa relación entre Chico, (un virtuoso pianista) y Rita, (una desconocida pero prominente cantante). Reflejando en su epílogo final, uno de los finales más elegantes que se recuerdan en el género.

La realización es sólida y me recordó por momentos a el breve corto de Dalí y Disney en "Destino". En resumen, una obra muy cuidada en todos los sentidos. Merece la pena verla.

El miserable Uwe Boll, un puto kartoffel con ínfulas de genio. Se atreve a mancillar uno de los nombres más queridos, (y por ende, sodomizados) de la historia de los videojuegos.

En el año 92, Frederick Raynal creo una obra maestra del terror: Alone In The Dark. Juego que absorbía todo lo mejor de Lovecraft y lo reinventaba en una historia que aterrorizaba. Tal fue su impacto, que todo lo que vino después, (Resident Evil, Silent Hill...) mamaba de lo parido por la mente del genio francés: Derceto, una mansión infestada de secretos, con vida propia y un sin fin de momentos aterradores, donde el termino "oscuridad" adquiría connotaciones espeluznantes.

Uwe Boll sirviéndose del mito, se limita a hacer un truño asqueroso, que ni da miedo y nada tiene que ver con el videojuego en el que se basa.