Pero de la historia no del cine japonés; una de las grandes obras del genio Kurosawa; aunque este cineasta tiene muchísimas obras maestras y no sabría con cual quedarme. Pero en esta película da una lección magistral en la dirección, perfectamente hilada y argumentada. Perfectamente estructurada desde la primera escena.
De mis favoritas de este género, recomendada sin ningún tipo de duda su visión.

En 1948 Steve Sekely dirigió esta joya de cine negro, prácticamente de serie b, y bastante desconocida. Contiene todos los elementos del género negro. Paul Henreid (al que recordaréis por su papel secundario en “Casablanca”, el que finalmente se queda con Ingrid Bergman), protagoniza de manera excelente este thriller lleno de constantes giros donde nada es lo que parece. Por otro lado, la espectacular Joan Bennett, está maravillosa.

El espectador parece que va a ver una película de atracos y persecuciones en sus primeros 15 minutos, pero nada de eso ocurre. El film está lleno de matices, dirigida magistralmente de una manera expresionista sublime (sólo hay que fijarse en las rejas que sombrean la figura del protagonista en el robo del comienzo de la película, sugiriéndonos que no va a salir nada bien, que tiene las rejas como destino).

Y ocurrido esto comienza el verdadero film. Nuestro protagonista se hará pasar por otra persona porque teóricamente le conviene a efectos legales, pues él está muy mal mirado por la justicia. Se hará pasar por otra persona incluso físicamente.

Una película que es una crítica descomunal a la sociedad actual, donde no valoramos ni lo que tenemos, ni lo que hemos tenido, haciendo que cada cosa que conseguimos pierda su valor por el mero e inexorable paso del tiempo.

Y no quiero comentar mucho más, pues no deseo vislumbrar lo que son los puntos fuertes del film, lleno de matices, gracias a un espléndido juego de blancos y negros, sombras sugerentes, y una magnifica dirección, que sumando todos los elementos antedichos, crea una atmósfera perfecta de deshumanización de la sociedad buscada por el realizador con todo propósito, donde la inverosimilitud de algunas partes que algunos criticarán, pero que el director sabe perfectamente, sirve para contarnos esta historia y que cada uno analice en qué posición estamos en la sociedad, que valores nos quedan, y qué podemos hacer para cambiarlo.

Una obra maestra.

Se trata de los orígenes del cine pero vamos más allá. Un año después de su primer metraje reconocido (de lo encontrado hasta ahora) vemos un Melies que aleja algo más la cámara. Sigue siendo una cámara pegada al suelo pero el plano nos enseña más cosas que un simple plano cercano. Encontraremos la fantasía del mago como siempre y la peculiaridad del coloreado, a mano, seguramente por el propio Melies.

Todas estas películas son dignas de verse por el mero hecho de su significado e influencia futura.

12 nominaciones tiene esta buena pero irregular película de Steven Spielberg. Personalmente me esperaba algo diferente, y eso puede ser un error por mi parte. La película se centra en los últimos cuatro meses de vida del presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln, donde su incesante trabajo por lograr la abolición de la esclavitud le costará sudor, lágrimas y finalmente la vida.

El tratamiento del personaje de Lincoln está perfectamente logrado y adaptado gracias a un espectacular Daniel Day-Lewis que se consagra como el mejor actor del cine contemporáneo. Esto es algo que se esperaba y que no defrauda a nadie, es lo mejor de la película de largo. En cuanto a la dirección, poco que objetar, Steven Spielberg es un maestro y su dirección de corte clasicista es lo que requería esta película. Pero la trama de la película se queda por momentos hueca, con ciertas elipsis que no están bien hilvanadas y que hacen perder el ritmo de la narración, como por ejemplo saber dónde estamos concretamente o qué sucedió después de alguna escena importante, así como el tratamiento de su profundidad. El ritmo pausado es el ideal para esta película, esto no se critica, se critican los nexos de unión entre acontecimientos relevantes, lo que hace perder por momentos la noción de lo ocurrido, y de cómo ha ocurrido, haciéndose ciertamente una película muy densa en algunos momentos.

La fotografía, vestuario e interpretaciones de los actores secundarios son brillantes; muy sobrio también Tommy Lee Jones. Pero también se puede criticar por otro lado el tratamiento de la relación entre Lincoln y el hijo más mayor que aparece en la película, personaje que interpreta Joseph Gordon-Levitt. En mi opinión está tratado de una manera demasiado superficial, omitiendo acciones y reacciones que el espectador espera. Se queda descompensada esta parte en comparación con otras peculiaridades más trabajadas en la película, así como varios puntos del film, pero que cada uno saque en base a esto sus propias conclusiones.

En definitiva, no se la pierdan porque seguramente sea la gran triunfadora de la próxima gala de los Oscar (2013), además de ser una buena película, no tan notable como uno esperaba, pero sí digna de visionado. Además, si detrás de las cámaras está Spielberg, no hay mucho más que decir. Ya veremos en qué queda la cosa.

Mi nota: 6/10

Maravillosa película de Leo McCarey, un grandísimo director con grandes films, donde algunos de ellos han pasado a la posteridad como obras maestras de la historia del cine. Me gustan muchas, pero haré hincapié en una de mis favoritas, sobre todo por la temática, menos manida y más selecta. Probablemente mi favorita sobre el complicado tema de la vejez, junto a otras obras del maestro Yasujiro Ozu o de Akira Kurasawa, los cuales tenían una especial elegancia y sensibilidad para tratar el tema.
Con un gran reparto, destacar sobre todo a Victor Moore y Beulah Bondi, maravillosos.
Comentar también era una de las películas predilectas del maestro John Ford, el cual dio siempre muchísima importancia a la familia.

Esta película en cuestión ensancha los sentido, no hay que buscar defectos, sólo disfrutarla y dejar que la última media hora saque todas las lágrimas que uno lleva dentro.

Mi nota: 9/10