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Críticas de Cinemagavia
Críticas 3.949
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de marzo de 2024
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*Gotas de lluvia que al caer

Indudablemente, de todos los fenómenos atmosféricos, la Lluvia es la que más efecto purificador tiene. Por eso, en la película se trata de una metáfora, algo que limpia y genera distintas emociones en las personas.

Tiene muchos elementos que amalgama a esos personajes tan diferentes interpretados por grandes actrices y actores profesionales. Otros, por personas que han tenido su primera experiencia ante las cámaras, pero aportando esa frescura y realismo que García Sáiz quería lograr. "El Gato" es uno de esos actores naturales, podríamos decir, un joven delincuente que reconoce a una de sus víctimas, a quien da vida la conocida actriz Arcelia Ramírez.

*Migrantes

En Lluvia también es fácil reconocer las dificultades que viven los migrantes, los orientales en particular. Al igual que en numerosos países en el mundo, las personas asiáticas no encuentran su lugar en la sociedad. En general, los migrantes suelen ser personas que provienen de un estrato social bajo, llegando a un país totalmente desconocido y sin hablar el idioma.

Otra de las seis historias nos narra precisamente el bonito y romántico encuentro entre una joven japonesa, Mayuco Nihei, triste y deprimida, con un muchacho mexicano, Esteban Caicedo, que conseguirá distraerla y hacerla reír. De nuevo, las inclemencias del tiempo van a actuar a favor del desarrollo de algunas escenas. En un momento determinado, se levanta un gran vendaval y lluvia natural, propicios para la conexión de esa pareja.

"Detalles que sorprenden cuando se está rodando una película", dijo Rodrigo García Sáiz durante la entrevista que gustosamente accedió a conceder para Cinemagavia. Algo mágico, como si de una alineación de planetas se tratara para la consecución de sus ideas, temblor de tierra incluido.

*Nada es lo que parece

Uno de los rasgos interesantes de Lluvia es precisamente que nada es obvio, algo arriesgado por momentos. Es decir, que sea el espectador quien deduzca las respuestas. Al igual que en la vida misma, hay sucesos inesperados que trastocan todo y nos hace comportarnos como nunca hubiéramos imaginado, más arriesgados y traviesos. Es el caso de la enfermera, interpretada por Martha Claudia Moreno, que empatiza con un paciente, Hoze Meléndez, y desea ayudarle, aunque sea llevando a cabo algo peligroso.

Hay otra historia, inconclusa en su tiempo, que se producirá sorprendiendo a la propia protagonista, una prostituta transexual (Morgana Love, actriz y cantante) y la llegada a esa calle sórdida y oscura en la que trabaja, de un cliente, Mario Escalante. Durante varios minutos de conversación, tanto ella como el espectador se conmoverán al escuchar las palabras del joven.

*Montaña rusa

Hay encuentros y desencuentros que, al cerrar los ojos, se recuerdan con nostalgia. El rodaje de Lluvia fue muy largo porque, a pesar de transcurrir durante solo un día, casi todas las escenas son de noche, duró ocho semanas hace un año y medio.

Precisamente, de noche, unos delincuentes callejeros asaltarán a una mujer que acaba de salir de su trabajo. Lamentablemente, este hecho es bastante frecuente en México, un gran y hermoso país en el que existen muchas diferencias sociales y algunos jóvenes se ven impulsados a obtener dinero rápido en vez de trabajar toda la vida por un mísero salario.

No se debe olvidar, que muy cerca tienen por vecino a un colosal engranaje que les vende armas y que les compra toda la droga con la que trafican.

*Conclusión

Lluvia es una compleja, pero acertada película para ser una ópera prima. Rodrigo García Sáiz, nacido para contar historias, ha superado los miedos y retos que supone realizar un proyecto tan especial.

Una metáfora sobre la condición humana y las relaciones que se establecen entre personas comunes, desencadenándose situaciones sorprendentes en la peculiar Ciudad de México.

Escrito por Irene Abecia Navarro
Cinemagavia
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6
15 de marzo de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Matar o te matan

Ya nos enseñó House of Cards (2013) y Crematorio (2011) que la política es el arte de la guerra por otros medios. A lo largo de la historia la cosa pública se ha visto protagonizada por grandes personalidades que pusieron su capacidad al servicio de los demás, pero también de buscavidas en busca de un techo bajo el que guarecerse. Cuando hablamos de buscavidas ya querríamos al intrépido Eddy Felson, nos tenemos que conformar con lo que hay.

En el cortometraje El trono Lucía Jiménez saca a la luz a estos últimos. ¿Por qué hacerlo? No sería mejor apostar por un idealista candidato que choque contra la realidad que nos gobierna. La realidad es que el personaje canalla es el que gusta al espectador, quizás porque piensa que él actuaría así en la misma situación.

*Al suelo que vienen los míos

Lucía Jiménez no quiere contar una lucha fratricida de esas que tanto se ven en las primarias de los partidos, solo quiere un apuñalamiento, más parecido al de Jon Snow en Juego de Tronos. Un puñal que entra firme sobre la carne, una y otra vez hasta dejar el cuerpo inerte.

En la política es fundamental de quién te rodeas para bien o para mal, en el momento en que comienzan las luchas internas el proyecto empieza a perder fuelle. En España tenemos numerosos ejemplos de ello, da igual que hablemos de compañeros de facultad, mujeres con poder o unas urnas detrás de la cortina. Decía Churchill, tan socorrido siempre, que hay que tener cuidado de los que se sientan enfrente en el parlamento, pero más de los que se sientan detrás. No hay nada en política más común que el fuego amigo, esa filtración tan oportuna que solo conocen los íntimos. Una traición que puede ir de los más banal a lo más sofisticado, ya decía Guerra que de eso sabía mucho que el que se mueve no sale en la foto.

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente Lord Acton. Sin embargo en El trono todos quieren ese poder. Nuestro presidente en El trono lo verá de primera mano, más cerca imposible.

*Cama y trono

Son los dos ejes que mueven el mundo y la política no iba a estar ajena a estos menesteres, información íntima, éxito garantizado. Toda una declaración de intenciones de los usos y costumbres de los que bebe la política patria y de la que Lucía Jiménez tiene numerosas fuentes de las que se empapa con maestría.

Las adicciones y las cosas de la pasión son cosas que aplican en la vida política. No son extraños los affaires entre compañeros de escaño o hemiciclo. Nada de lo humano le es ajeno a la política, convirtiéndose en la trituradora de carne que es hoy día.

*Reír por no llorar

No todo van a ser muertes y desgracias en la política. Filtraciones, ataques amigos o desafortunados incidentes antes de una declaración son el pan nuestro de cada día. Sin embargo, debajo de esa pátina de poder existe un punto de embarazo. La política como cualquier otra esfera pública de la vida está idealizada, se ve avezados estrategas donde quizás solo hay golpes de fortuna. Este es el motivo de fondo para que la obra se desarrolle en un lavabo. El trono mezcla de manera fantástica la absoluta de las conspiraciones con la más vergonzosa de las situaciones. Aquí podemos encontrar dentro de la política otro filón argumentativo. La política y el humor van más de lo esperado de la mano. Palabras que no existen, malentendidos, situaciones esperpénticas que la política nos regala, muchas veces pensamos como decía el libro del periodista Rafa Latorre, habrá que jurar que esto ha ocurrido.

El humor no llega ahora a la política. El trono nos divierte con las desventuras del presidente, pero antes hubo otros. Recordemos a Carlos Larrañaga en Señor Alcalde (1998), no hay nada como la política local para dejarnos ojipláticos. Larrañaga atendía las peticiones más variopintas de sus vecinos. Más reciente es Vota Juan (2019) con Javier Cámara como ese político con una gran idea de si mismo y una serie de asesores que "potencian" al candidato.

*Manual de resistencia

El cortometraje El trono nos cuenta en apenas unos minutos la esencia de la política. Las fluctuaciones de voluntades y la escasez de amistades. Todo vale y nada permanece para conseguir los objetivos, de eso consiste la política. La idea de mezclar lo terrenal y lo poderoso le dan más fuerza al mensaje. Baqueiro está fantástico combinando al humano y la tirano. En otro lugar quedan las buenas obras y el bien ajeno, eso solo en la campaña electoral. Dejemos que quién pueda ocupe su trono.

Escrito por Carlos Gómez Puebla
Cinemagavia
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8
6 de febrero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Devoradas por el lobo

Las cuatro hijas es una reflexión sobre como sobrevivir y crecer bajo la maldición del patriarcado, y la transmisión del trauma de una madre a sus hijas. La película documental de Kaouther Ben Hania que intercala elementos de ficción y efectos de alienación, está dedicada a un caso real y al trágico destino de una madre (Olfa Hamrouni) que perdió a sus dos hijas mayores a manos del Estado Islámico en 2016.

Ghofrane (1998) y Rahma (1999) fueron "devoradas por el lobo", como nos cuenta Olfa al principio del documental, mientras que las dos hijas menores, Eya (2003) y Tayssir (2005) permanecen y conviven con su madre en la casa familiar. Olfa Hamrouni se convirtió en su momento en un personaje mediático al dirigirse a los medios de comunicación para criticar la inacción de las autoridades tunecinas.

Lo sucedido se debe, entre otras cosas, a la educación de la madre. Es cariñosa, pero muy estricta. Las hijas carecen de libertad, anhelan algo completamente distinto. Pero también se debe al entorno y adoctrinamiento por parte de un islamismo estricto, religioso y fundamentalista, y a la utilización política de la religión para manipular a la ciudadanía.

Las cuatro hijas nos enseña que el islamismo ya no es sólo un fenómeno marginal en las sociedades árabes, sino que muestra cómo ha penetrado en ellas de tal forma desatando una guerra cultural que divide a muchas familias.

*Escenario artificial

Para recordar los dolorosos acontecimientos y hacer frente a los traumas del pasado, Kaouther Ben Hania crea una especie de laboratorio terapéutico, en un escenario reducido, que permite a los participantes mostrar sus heridas internas y romper así las ataduras por los traumas heredados.

En un escenario artificial, las participantes reales se reúnen con actrices (destaca la estrella tunecina Hend Sabri) que interpretan a las dos hermanas ausentes y, en ocasiones, también a su madre. Además de recrear acontecimientos clave, las mujeres hablan de sus experiencias y de las exigencias de sus respectivos papeles. También las vemos en ensayos y ejercicios de interpretación, mientras que la directora, por su parte, hace visible repetidamente la puesta en escena y diseña las imágenes y los arreglos de una manera decididamente artística y bella. Ben Hania utiliza el poder del cine para revelar verdades invisibles y hacerlas visibles.

Esta es la premisa de Las cuatro hijas, una mezcla de ficción y documental autorreflexivo, desgarrador y cinematográficamente complicado, en la que la directora explora cómo se produjo la desaparición de las hijas mayores y cómo los miembros de la familia ven hoy los acontecimientos de forma diferente.

Dos actrices interpretan a Rahma y Ghofrane, las hermanas mayores de la familia. Junto con las dos más jóvenes, Tayssir y Eya, que se interpretan a sí mismas, recrean los momentos más importantes de su infancia para comprender qué condujo a la desaparición de sus personajes.

*Realidad y ficción

Kaouther Ben Hania alterna así las escenas reconstruidas y las imágenes del rodaje con las declaraciones de las entrevistas a los protagonistas reales sobre lo que han vivido o están viviendo. En cierto modo, Las cuatro hijas funciona también como catalizador y como su propia mirada entre bastidores. Hay una reflexión constante sobre el uso del cine para recrear situaciones, así como un autocuestionamiento sobre el dilema ético que supone permitir a la gente revivir acontecimientos dolorosos.

Los límites entre realidad y ficción se difuminan una y otra vez a medida que avanza la película. Hay momentos en los que, sin previo aviso, pasamos de los personajes hablando de la escena a la escena en sí. La recreación es tan precisa que a veces se olvida que las dos actrices no son las hermanas de las protagonistas, y su dinámica es tan natural que resulta muy estimulante, como en un momento brillante en el que todas ríen y esta risa se contagia al público en el estreno en el Festival de Cannes.

Esta extraña dinámica permite a Las cuatro hijas explorar temas espinosos de un modo soportable tanto para el público como para los personajes. La película nunca juzga a Olfa ni sus decisiones. Aunque sus hijas y las actrices comparten sus opiniones, Kaouther Ben Hania nos hace ver que éstas son a menudo el producto de años de traumas heredados y de un sistema patriarcal que motivó a la madre a ser muy dura. Como consecuencia, ha desarrollado muchos valores y comportamientos que, en última instancia, han perjudicado a sus hijas.

*Conclusión

La cámara no sólo consigue crear bellas composiciones, sino que también ayuda a sumergir a los espectadores en la historia. Por ejemplo, cuando la directora introduce el tema, los personajes se presentan de forma dramática y eficaz: las dos hijas menores delante de Olfa y las dos desaparecidas al fondo, estas últimas mostradas en silueta detrás de un cristal de color que se ilumina cuando se las menciona para subrayar su ausencia física pero su presencia simultánea.

Las cuatro hijas es un gran y original documental que utiliza el cine para reconstruir la vida de toda una familia e intenta explicar las causas sistémicas y sociales que condujeron a la tragedia. A pesar de lo dramático del tema, Ben Hania maneja el asunto de una forma soportable y digerible al ir acompañado de una gran dosis de humanidad, sensibilidad e incluso de una pequeña parte de humor.

Escrito por Eduardo Gil Rodríguez
Cinemagavia
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7
10 de enero de 2024
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*La última noche en el Soho de Boston

Thomasin McKenzie, una actriz con más talento del que aparenta a primera vista, parece continuar el mismo tipo de personaje que ya interpretó recientemente en La Última Noche en el Soho (2021) de Edgar Wright. Eileen, el personaje que da el nombre a la película, es un personaje atípico cuando pensamos en los años sesenta que nos ha dado el cine. Apocada, tímida, reservada..., en realidad se trata de una persona que la sociedad ha llevado al ostracismo. La primera secuencia en la cual la vemos tanto reprimir sus instintos sexuales como dar rienda suelta a ellos poco tiempo después es una más que evidente declaración de intenciones. Obviamente, la sociedad de los sesenta tenía reservado un lugar especial en la marginación para ella, más siendo mujer.

Y todo habría seguido así, si no es por la aparición del personaje que interpreta Anne Hathaway, que viene a ser el revulsivo. Ella es la representación de la nueva femineidad que estaba ya empezando a surgir en esos años. Lejos de rechazar la sexualidad y su empoderamiento, este personaje lo abraza, desde una postura autoconsciente e intelectual elevada además, ya que se trata de una mujer con avanzados estudios en psicología.

*El toque perverso

Obviamente, ya desde los primeros compases entendemos que Eileen es una chica que dentro de sí está totalmente inconforme con el papel que la sociedad le tiene reservado y que debido a la influencia del personaje de Hathaway todo llegará finalmente a un clímax. Así que poco a poco nos encontramos con un in crescendo que finalmente se desata ante la última media hora, inesperado en cierto sentido, por otra parte. El tema está en que quizá se le podría haber dado mucho más juego al tema psiquiátrico, teniendo en cuenta la profesión y el subtexto de Eileen, así como a la penitenciaria, que no deja de ser una localización desaprovechada.

*Aspectos técnicos

Eileen tiene una fotografía muy marcada que la hace muy identificativa. Por una parte opta por unos exteriores donde los colores fríos son los predominantes, aludiendo a la atmósfera depresiva en la que se sumerge Eileen. En los interiores, que son prácticamente los de la casa de la protagonista, la iluminación se sustenta por apenas unos colores ocres, semejantes a los que produce una chimenea, y que apenas consiguen reflejar la sensación de hogar, porque efectivamente es todo lo contrario a un hogar funcional.

*Conclusión

Eileen puede parecer una película simple, sin demasiados giros argumentales o complejas tramas, pero en realidad se trata de una pequeña joya que viene a contarnos las historias de los grandes olvidados de la cinematografía, las mujeres que siempre han estado allí, y que sirve para cimentar tanto la carrera de la actriz protagonista Thomasin Mckenzie como la de su director William Oldroyd.

Escrito por Guillermo Sánchez Ferrer
Cinemagavia
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9
6 de diciembre de 2023
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*Las relaciones del pasado

Cosas de chicos es un cortometraje que mira por un prisma hacia el pasado observando de cerca las relaciones que niños y niñas iban teniendo conforme avanzaba y se acercaba la pubertad. En este cortometraje se ve perfectamente el cambio drástico que existe entre lo que es un niño y un adolescente.

Cosas de chicos comienza en el verano de los 90 donde Marta tendrá que averiguar su lugar en el mundo dado que está empezando a construirse su papel en la sociedad como mujer aunque ella misma todavía no tenga ni idea. Los años 90 en España ya se ven de lejos y es que han pasado 33 años. En este contexto entendemos que nos situamos en una sociedad machista, heteropatriarcal y sumisa donde el rol de las mujeres está predefinido a unos pocos solamente.

Conforme vamos viendo la cinta apreciamos la alteración en la percepción de la realidad de todos sus amigos que viene dado por un punto de inflexión que tendréis que descubrir. Todos estos cambios hormonales lo notamos con diálogos que incomodan, acciones que nos hacen sentir fuera de lugar y momentos que vistos ahora nos parecerían incluso “salvajes”. Y es que este short film relata y ejecuta a la perfección todos estos acontecimientos haciendo que entendamos perfectamente el camino que está enfrentando Marta, nuestra pequeña protagonista que le da vida la joven actriz Shiara Fernández.

*La técnica

En lo que se refiere a su apartado técnico a priori no hay una construcción muy difícil en su ejecución pero eso no es malo, al contrario. No tenemos movimientos de cámara súper elaborados ni tampoco travellings, paneos o zooms imposibles pero no hace falta y claramente hubiera supuesto un error fatal.

Lo que sí que tenemos en Cosas de chicos son unos planos generales muy bien compuestos que hacen que entendamos que estamos en ese verano idílico donde en una primera instancia todo es más sencillo, fácil e incluso embriagador. En algunos momentos nos enseñan primeros planos de nuestra protagonista y de los amigos que nos hacen comprender la incomodidad de algunos de las situaciones a las que se va confrontando Marta.

También encontramos unos planos detalle bonitos, delicados y de ensueño que nos evocan nostalgia y momentos más sencillos en el recuerdo íntimo de Marta. Observamos varios “bokeh” que son preciosos y están construidos de forma magistral. De hecho, una vez vistos ahora entendemos perfectamente el por qué de ellos. Venían a ser un antecedente de lo que posteriormente íbamos a ver y nos preparaban poco a poco para esa transformación del grupo de amigos que nunca volverá a ser igual.

*Conclusión

Cosas de chicos es un cortometraje que nos muestra a una Marta enfrentada a la realidad de nuestra sociedad española de los años 90. Una época lejana para los jóvenes de hoy en día pero clave para los que ahora se encuentran en sus 50 años por lo que supuso para su posterior desarrollo en la sociedad venidera.

En definitiva, este cortometraje es una obra audiovisual que trata temas tan importantes como el machismo, las relaciones tóxicas entre los jóvenes y la implantación de los roles de género a una edad temprana. Cosas de chicos es un eco de lo que fuimos como sociedad y de lo que poco a poco, afortunadamente, nos vamos alejando aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

Escrito por Cristian Urriaga Sepúlveda
Cinemagavia
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