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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.192
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
248/48/28(06/21) Notable film que mezcla con habilidad y gran ritmo el terror, ciencia ficción y thriller, bajo la dirección de Erle C. Kenton, filmando el guión de Philip Wylie (“Cuando los mundos chocan”), y Waldemar Young (“Ámame esta noche”), que adaptan por vez primera no silente la famosa novela de HG Wells de 1896 “La isla del Dr. Moreau”, la para mí, mejor versión del libro, producida por Paramount Pictures, que vio en esta producción una forma de aprovechar el auge del cine de terror a principios de la década de 1930, sobre todo los éxitos de la Universal con “Drácula”, “La Momia”, o “Frankenstein”. Con esta última guarda muchos paralelismos la historia tanto que la publicidad intentó ir a rebufo con la publicidad diciendo, "La ciencia intenta crear vida!", en claro guiño al Monstruo de Frankenstein y el modo de crearlo, también hay un clásico megalómano ‘Mad Doctor’ jugando a ser Dios (cosa que él mismo se auto define), y donde su creación se le va de las manos, como en la referida adaptación dela novela de Mary Shelley, donde además se pueden ver (rascando) alegoría al poder totalitario sobre razas inferiores, o también se puede atisbar una metáfora de la Revolución contra el poder, cuando La ley se retuerce a antojo del poder los cimientos de la sociedad se derrumban.

El viajero naufragado Edward Parker (Richard Arlen) es rescatado por un carguero que lleva animales a una isla aislada de los mares del Sur propiedad del Dr. Moreau (Charles Laughton). Después de que Parker pelea con el capitán borracho del carguero (Stanley Fields) por maltratar a M'ling (Tetsu Komai), un pasajero de aspecto extraño con algunas características bestiales, el capitán arroja a Parker por la borda en el bote del Sr.Montgomery (Arthur Hohl), con destino a Isla de Moreau. Cuando Parker llega a la isla, Moreau le da la bienvenida a Parker a su casa y le presenta a Lota (Kathleen Burke), una joven atractiva, pero algo extraña, con poca ropa que parece temerosa y retraída. Cuando los dos escuchan gritos provenientes de una habitación cerrada, que Lota llama "la Casa del Dolor", Parker investiga. Ve a Moreau y su asistente, Montgomery, operando a una criatura parecida a un hombre sin anestesia. Convencido de que Moreau está involucrado en una vivisección sádica, Parker intenta irse, solo para encontrarse con humanoides de aspecto brutal que se asemejan a simios, felinos, cerdos y otras bestias que emergen de la jungla. Aparece Moreau, hace restallar su látigo y ordena al conocido como el Rector de la Ley (Bela Lugosi), un hombre peludo parecido a un lobo, para recitar las reglas contra la violencia (La Ley). Después, los extraños "hombres" se dispersan.

Tiene su gran aliciente en un protagonista sublime en la encarnación de un villano que ha creado escuela, alejado de la caricatura, un tipo elegante, cínico, educado, manipulador, culto, inteligente, jugando con la gente, con un carisma que desborda la pantalla el majestuoso Charles Laughton (el para muchos mejor actor de la historia del cine). Tipo amanerado que se mueve con tremenda soltura con su traje blanco, con autosuficiencia, dominado a los híbridos con su látigo y sus leyes deidíficas. Da vida al científico arrogante que es marginado por sus ideas ‘revolucionarias’ y se encuentra aislado con sus sacrílegos experimentos, donde se rige por la amoralidad más absoluto, rebasando cualquier ética profesional en pos de convertirse en un Dios en su pequeño Reino, regido por sus particulares Mandamientos (no comer carne, no andar en cuatro patas y no derramar sangre), donde la fotografía lo recoge (sabiamente) entre sombras en muchas ocasiones. Donde el quebrar las reglas se paga en la Casa del Dolor, donde Moreau parece dar rienda suelta a su vena sádica

Un film trepidante que hace que sus exiguos 70 minutos resulten extasiantes de principio a fin, donde las elipsis son manejadas de modo formidable en su nitidez expositiva, con una recreación de la lóbrega isla excelente gracias a la gran labor en la dirección artística de Hans dreier (“Perdición” o “Sunset Boulevard”), envuelta en sombras y brumas, ello gracias a una primorosa cinematografía en glorioso b/n de Karl Struss (“Amanecer” o “El Gran Dictador”), de claros efluvios expresionistas, edificando un clima oneroso cuasi-fantasmagórico, irradiando sensación pesadillesca, en su tensa ambientación de carácter amenazante, donde las sombras alargadas, los claroscuros y la oscuridad sobre rostros remarcan el dramatismo de su aura de terror, sustentado en secuencias de brutalidad tremebundas. Donde las bestias que pueblan la isla son en sus apariciones tétricas con esos espantosos híbridos entre humanos y animales, esta impresión alcanzada gracias al brillante maquillaje creado por Wally Westmore (“La Guerra de los Mundos” o “El Profesor Chiflado”), recreando con espectacular realismo a estos seres mitrad hombres, mitad bestias, ello en una galería de diferentes seres, como hombres-perro, hombres-cerdo, u hombres-gorila, extraordinario trabajo que aun hoy casio 90 años después de su estreno resulta asombroso. Y todo esto sin música extradiegética, dejando que sea la historia la que sin manipulación externa t atrape en sus malsanas redes.

Elemento crucial es Lota, la Chica Pantera (bonita pero sin expresividad Kathleen Burke), la para el Dr. Moreau su mejor creación, joven hermosa de apariencia humana (solo sabremos es un híbrido por sus afiladas uñas), vestida con escasa ropa, única hembra en la isla. Con la que pretende ante la irrupción de un visitante hacer un experimento que tiene que ver con el sexo y como ver este instinto en sus creaciones, promoviendo se aparee con el visitante, con este ejerciendo de cobaya sin saberlo. Esto da un tinte aún más perturbador a la situación, donde Moreau se coloca como un Dios frio sin más sentimientos que su afán mesiánico. Es en esta relación artificiosa manufacturada por el Maestro de Marionetas Moreau que será la implosión de la isla... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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7
1 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
253/53(30/06/21) Sugerente film silente sueco con más de un siglo, dirigido y protagonizado por el pionero Victor Sjöström, basada en una obra de teatro de Jóhann Sigurjónsson, “Bjærg-Ejvind og hans Hustru”, que se estrenó en 1911 en Reykjavik. Cuenta la historia de Eyvind of the Hills, forajido real islandés, Fjalla Eyvindur, del siglo XVIII (1714-1783). Siendo llamativa la deliciosa comunión entre paisajes de la naturaleza nórdica y un drama romántico. Las escenas al aire libre se rodaron en Suecia recreando las Highlands de Islandia con gran éxito, en Fleringe en Gotland (las primeras escenas con las ovejas), en Åre (las escenas de invierno) y sobre todo en el Parque Nacional de Abisko en Laponia, emitiendo miscelánea espiritual entre el grandioso entorno majestuoso, el humano un minúsculo elemento en medio de la inmensidad, con cascadas, lagos, ríos bravíos, aguas termales, geiseres, montañas, vertiginosos acantilados, ventiscas heladas, en una proyección excelente del lugar, este manejo de la Naturaleza es un mantra cinéfilo en el realizador escandinavo. Los interiores se rodaron en el estudio del Swedish Cinema Theatre en Lidingö. Todo esto ensalzado por la fascinante cinematografía de Julius Jaenzon (“La carreta Fantasma”), de resonancias claramente pictóricas en sus tomas generales, influenciado por los paisajistas suecos del siglo XIX Edvard Bergh y Alfred Wahlberg, enmarcando a los humanos en un entorno magno (ejemplo de esta beldad es la toma con Ejvind y su amigo Arnes arrastrando sus redes de pesca en un lago de montaña con el fondo de montes nevados nublados), así como formidable en las secuencias en interiores jugando con la semioscuridad, aportando dramatismo ambiental, incluso con el aporte nada convencional entonces de primeros emocionales primeros planos, esto reseñable en ese modo (de con ayuda de la gran edición) de exponer plano-contra plano de los rostros de Halla y Kari cuando se conocen haciendo brotar el amor instantáneo, que nos hace llegar al espectador. A veces estos punzantes primeros plano de modo dramático puestos sobre fondos negros para hacernos visibles su mundo interior pensante y reflexivo.

Un extraño que se hace llamar Kári (Victor Sjöström) llega a una granja en el norte de Islandia. Lo contrata como obrero Halla (Edith Erastoff), la viuda dueña de la granja viuda, que termina enamorada de él. El alguacil local (buen Nils Aréhn), que quiere casarse con Halla, se pone celoso de Kári. Otro hombre le dice al alguacil que Kári es de hecho un ladrón y fugitivo llamado Eyvind. Kári al principio niega ser Eyvind y luego derrota al alguacil en un concurso de lucha libre como medida de su sinceridad. Sin embargo, cuando Halla le propone matrimonio, confiesa la verdad de lo que sucedió en su anterior vida empobrecida como Eyvind. Tendrá importancia en la historia otro proscrito, Arnes (notable John Ekman), elemento que sirve para observar con envidia la felicidad, en realidad efímera.

El desarrollo se estructura en siete actos lineales, excepto por un flash-back aclaratorio (este me recuerda en gran medida el drama de Jean Valjean en “Los miserables”), cubriendo 20 años con sus consiguientes elipsis, ello siguiendo una línea ascendente de ritmo, con picos potentes, hasta desembocar en un final tremebundo cargado de emoción. Ello con delineación de personajes profundos, con sentimientos que nos llegan, siendo maravillosos los protagonistas encarnados por el director Sjöström y la que era entonces su pareja (se casarían en 1922, estándolo hasta la muerte de ella en 1945) Edith Erastoff, demostrando una gran expresividad, sin caer en la sobreactuación típica de la época muda. Tocando la cinta temas como la injusticia social, el amor puro, los sacrificios por lo que quieres, los celos, y sobre todo el peso del destino, un intertítulo referente a los enamorados dice: "Nadie puede escapar de su destino, aunque corra más rápido que el viento".

Es en la huida por la montaña (supuestamente islandesa) donde la película gana en dramatismo romántico-lírico, con esa evocación pasajera de la felicidad, dos almas libres disfrutando de la vida sin ataduras, teniendo una hija, dos seres lejos de la represión, dos personas independientes y autosuficientes. Disfrutan de su microuniverso, de su amor, pescan, en lagos, se bañan en cascadas, cazan patos, retozan por el suelo, se aman, son una familia idealizada. Pero la mochila del pasado es muy pesada y siempre llega para torcer su particular Edén.

Spoiler:

Tiene defectos en su desarrollo que me desconciertan. Ejvind cuenta a Halla que tenía una esposa e hijos que pasaban hambre y decidió pedir ayuda a un párroco, este se comportó de modo avaro y les negó comida. Ejvind en su desesperación le roba un cordero, lo descubre el dueño y es encarcelado por ello, pero Ejvind escapa y huye por las montañas hasta llegar a la granja de Halla. Pero lo que no entiendo es que tras escapar de presidio se ha olvidado de su familia, como si ya no existieran, ni una mención a estos (¿?). Me ha sido esto chirriante como se pasa por alto;... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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6
30 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
235/35(20/06/21) Interesante acercamiento a uno de los tiranos más grandes que haya dado el SXX, ya de por sí plagado de sátrapas sanguinarios (Pol Pot, Bocasa, Mao, Stalin y por supuesto Hitler), me refiero a Idi Amin, un carismático militar que dirigió Uganda tras un golpe de estado de 1971 a 1979, provocando un genocidio de apx. 300,000 personas, entre opositores y etnias rivales. Dirigido por el documentalista británico Kevin Macdonald a partir de un guión de Peter Morgan y Jeremy Brock, adaptando libremente la novela homónima de Giles Foden de 1998, que radiografía la dictadura no en primera persona, se hace desde una tercera, cual visión cándida nuestra, para identificarnos mejor con la situación extranjera, ello a través de un médico ficticio escocés, Nicholas Garrigan encarnado de James McAvoy (inspirado probablemente en el personaje real de Bob Astles, británico nacionalizado ugandés al que sus opositores llamaban Rata Blanca, asesor de Amín y considerado como la eminencia gris del Gobierno ) que llega al país por azar (inverosímil) y por casualidad entra el círculo íntimo del tirano, pero lo hace con la inocencia de creer en las bondades de sus propuestas, sin querer ver su lado oscuro, además de seducido, abducido, y obnubilado por las prebendas que el poder le otorga. Personaje que representa a esa gente que sin ser malos, son atropellados por su buenismo.

Pero la cinta tiene su gran baza en una actuación mastodóntica de Forest Whitaker, un Titán que se transmuta en el visceral y aparentemente simpático mandatario ugandés, tipo ‘More Than Life’, un bon vivant que organiza saroaos en su piscina, fiestas constantes, agasaja a sus amigos, un déspota que va dejando entrever sus grietas, su maldad intrínseca, su esquizofrenia, con discursos intensos en los que se mimetiza con el verdadero Amin, emitiendo enorme carisma en sus chanzas aparentemente risibles, cuando escondían sus ansias asesinas paranoicas contra todos, arrollador en su carisma, a lo que ayuda su físico calcado al del personaje que da vida. Una mezcla turbadora de comediante improvisador con un payaso de terror, como bien le dice Garrigan, ‘Eres como un niño…por eso asustas’. Whitaker ganó un premio de la Academia para el mejor actor, entre otros reconocimientos; Aunque la película carece de dar hondura humana al dictador, al ser visto desde otro trol, su visión es algo alejada, pues nunca lo vemos con dudas, es un ser monocorde.

James McAvoy tiene la dura labor de tener el mayor metraje en un film donde él no es el protagonista (¿?), borda su rol de bohemio vividor que llega a Uganda como una aventura sin más, y termina en el epicentro de poder donde cualquiera de sus opiniones pueden causar muertes sin él pretenderlo, pero al escoger a este amigo de Amin, se coloca del lado de la Oscuridad, y no es capaz de ver la verdad, esto el actor escocés lo proyecta con gran expresividad.

El guión tiene el acierto de entrelazar los acontecimientos históricos con la relación disfuncional entre el doctor y el tirano. Ello mientras evoluciona su amistad, desde como Garrigan queda embelesado por los discursos enardecedores de Amin, como entra en contacto con él por azar, y se produce chispas de empatía entre ambos, pero conforme está más cerca de Amin, más se da cuenta que no todo es oro, pero ya es demasiado tarde, él es parte del problema. Asistimos a su paranoia vigilada por el tétrico Jefe de Seguridad Masanga (Abby Mukiibi Nkaaga), que le proporciona varios dobles (algo muy de los dictadores de todo tiempo y lugar), asistimos al acto racista de expulsar a los asiáticos del país, y en el clímax estamos en el centro del secuestro por parte de una organización terrorista palestina en 1976 de un avión Air France con 248 pasajeros para exigir la liberación de 53 palestinos detenidos en Israel, Kenia y algunos países de Europa, aeronave que aterrizó en el Aeropuerto de Entebbe, cercano a Kampala, ello con la protección de Amin de los raptores.

Pero la película tiene el gran defecto de parecer un acercamiento de turista a los horrores que este psicópata ugandés perpetró durante su Holocaústico mandato, sientes que Amin es un sociópata bipolar, pero no vemos el terror que causó a la población, esto se ve como algo tangencial y potenciado por lo sobre impresionado, por enunciados de un agregado inglés, pero todo es velado. Siendo para mí un error que la película torne en un thriller, donde al final lo importante es si el médico escapa o no, esto me ha sido grimante, máxime cuando sabes que todo esto es inventado, se nos dice que es crucial que huya para denuncie lo allí vivido, como si esto hubiera sido real, con lo que se retuerce la verdad, pues mezclar verdad y mentira estaría bien si el enfoque fuera otro, pero si lo que se quiere es denunciar el Reino del Terror de este ‘Hitler’ africano resulta una frivolidad que se pega un tiro en el pie, terminado por que lo único importante parece ser que un ‘blanquito’ salve la vida, mientras los cientos de miles que fallecieron bajo esta tiranía, son una mera estadística, con lo que se banaliza la tragedia de la nación convirtiéndola en una suerte de carrera contrarreloj decisiva, cuando todo es puro artificio que nos aleja de lo sustancial; Hay un romance entre Nicholas y una de las mujeres de Idi Amin, Kay ( Kerry Washington) que me es metido con calzador y nada creíble, pues mú tonto debe ser el doctor para no saber que tarde o temprano se va a enterar su marido; Tampoco sé que pinta en la película el personaje de Gillian Anderson (eterna Dana Scully de la serie “Expediente X”), aporta entre cero y nada; Tampoco es de recibo que nos cuelen que en medio del secuestro en Entebbe, con cientos de rehenes, con periodista por allí, este la sub trama con Nicholas (spoiler).
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TOM REGAN
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6
28 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
242/42(25/06/21) Entretenidillo blockbuster echo con el molde regastado de los productor de acción de los 80, siendo casi una especie de secuela de “Die Hard” (1988), donde el icónico John McLaine se desdobla en dos roles, los encarnados por el siempre carismático Sean Connery (en un papel claros guiños a su mítica interpretación bondiana), y el melifluo e histriónico Nicholas Cage. Dirigido en su segunda película (tras la exitosa “Bad Boys”) por el aparatoso angelino Michael Bay, con la producción de los especialistas en superproducciones violentas con muchos efectos especiales, Don Simpson (al que está dedicado el film, pues murió cinco meses antes del estreno de la película) y Jerry Bruckheimer (“Bad Boys”, “Armaggedon”, o “Pearl Harbor”) desplegando todos sus vicios cual big bang apoteósico, viene a decirnos es una obra de enorme presupuesto y tengo que hacer se note, y a fe que lo hace (con parafernalia de lujo, con helicópteros, aviones de combate, destrucción de coches caros, secuencias de submarinismo con gadgets ingeniosos), devorando la exigua trama en su devenir, con personajes delineados bidimensionalmente, con mujeres floreros, desbordante en estereotipos, humor de brocha gorda (en muchos casos políticamente incorrecto, como cuando hacen risas del peluquero gay).

Con una puesta en escena grandilocuente, donde hay una fotografía (en este caso de John Schwartzman: “Armaggedon” o “Seabiscuit”), muy luminosa que se adapta a las escenas de acción (tomas aéreas, zooms, seguimientos, travellings), música atronadora híper intrusiva (de sintetizadores atronadores de Nick Glennie-Smith y Hans Zimmer), una edición de Richard Francis-Bruce (“Seven” o “Air Force One”), donde los cortes no pueden durar más de seis segundos, con slows, enfatizantes, con explosiones, persecuciones, tiroteos, peleas, muerte a doquier, ello en un mundo paralelo donde todo los megalómano es posible y luego multiplicado, en un carácter videoclipero fulgente.

Historia de David Weisberg del binomio Douglas Cook (“Criminal” o “Doble traición”), y adaptado por ellos mismos junto a Mark Rosner, además del no acreditado Quentin Tarantino (no sé todo lo que aportó, pero hay una escena de varios personajes apuntándose unos a otros que acaba en escabechina que es marca registrada del creador de “Kill Bill”, como también otra escena con un protagonista hundiéndose una aguja en el cuerpo para sanarse como en “Pulp Fiction”), nos adentramos en un relato híper-anabolizado, tomando ideas de un sin fin de películas (ejemplos claros son “La fuga de Alcatraz” o “Bullitt”), con personajes muy machos, con diálogos infantiloides, con sentencias finales lapidarias antes de morir algún personaje, todo un apoteosis sensorial puesto al servicio de un ritmo feroz, una montaña rusa que intenta ocultar todas sus muchas carencias en su velocidad supersónica que hacen se pase rápidamente, un entusiasta producto que solo está para divertirte un rato, lo mejor es que no se toma en serio a sí mismo, se pasa tanto de vueltas que todo carece de profundidad mínima, la intensidad resulta impostada, pues todo se ve venir de lejos, donde los malos (a pesar de ser muy profesionales) siempre te dan ese resquicio por donde escapar. Destacar entre los secundarios al líder de los villanos al que da vida el gran Ed Harris, en un personaje que intenta ser de hondura, colocado para querer dar motivaciones que nos hagan pensar, pero en realidad solo es un artificio para ensalzar el patriotismo USA (como demuestran las citas de Washington o Jefferson).

Bay al grano de la acción ya desde su inicio con una misión paramilitar de asalto y robo de armas químicas en una base USA, donde ya nos muestran los efectos de estas peculiares bolitas verdes cuando se rompen. Donde conoceremos al gran líder Hummel (Ed Harris), además de a su lugarteniente (correcto David Morse), en una misión que creen noble, aun en contra de su país; Tras ello conocemos al que da vida Cage metido en una cabina precintada queriendo desmontar un artefacto tóxico, que por accidente deriva en algo a vida o muerte, y filmado de modo nervioso y demencial. Dejando claro el director su estilo directo, donde lo importante es hilar hilando escenas de acción, en un akelarre donde los pocos momentos de remanso son casi un estorbo necesario para no saturar al espectador; Más tarde conoceremos a al que embiste Sean Connery, un melenudo preso, que tendrá su ceremonia de acción en una arrolladora persecución por las calles de San Francisco, que comienza de modo espectacular con el colgamiento de un personaje sobre el ático de un hotel: al persecución es todo un festín para los que gusten de adrenalina galopante, con coches aplastados, con peatones colando por los aires, con (agitprop antisistema) un auto atravesando una cuerda de parquímetros, atravesando centros comerciales, con un tranvía (no podía faltar en San Francisco) derrapando y saliéndose de su vía para deslizarse por pendientes (no podían faltar esto tampoco en la ciudad del Golden Gate), y todo coronado por una gran explosión. Qué más da que el motivo para escapar de Mason sea del todo punto ridículo, el fuerte del film no es su fluidez narrativa.

Tras lo que desembocamos en Alcatraz con los Seal, donde los tiroteos, explosiones peleas serán una tras otra, donde los agujeros y lagunas argumentales resultan tropecientas, pero aquí lo que prima es la pirotecnia visual y auditiva. Donde para dar mayor amplitud y seguramente para no tener que rodar en la isla (no consiguieron la cerraran para la filmación) se sacan de la manga unas galerías subterráneas con vagonetas, railes, cual si estuviéramos en “Indiana Jones y El Templo Maldito”, y con ello colocar allí muchas de las secuencias de acción.
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TOM REGAN
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6
28 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
249/49(30/06/21) Tras terminar de ver la sexta y última temporada (hasta ahora) de la serie antológica creada por el binomio Steve Pemberton & Reece Shearsmith para la BBC, con hambre de más me he visto esta rareza que fue un especial de Halloween del 2018 dirigido por Barbara Wiltshire (en su única colaboración en la serie), en este caso con un episodio gamberro, juguetón y muy valiente por como el espectador podría desengancharse a los primeros minutos si cree son reales los fallos técnicos. Pero si aguantas te divertirás con media hora disfuncional, donde la narrativa es caótica, siendo lo crucial la inversión en su atmósfera de terror, inspirándose (como bien gusta a la pareja) con guiño televisivo, en la serie de 1992 de la BBC “Ghostwatch”, sobre una investigación en vivo de un lugar inquietante en Londres, pero que en realidad era un drama con guión donde comenzaron a ocurrir eventos inquietantes. Muchos espectadores fueron tomados con la guardia baja y creyeron que era real y generó una gran controversia (me recuerda esto a la famosa transmisión radiofónica de Orson Welles de “la Guerra de los Mundos”), pero a pesar de esto (o quizás debido a eso) hasta el día de hoy, es ampliamente considerado como una excelente pieza de drama.

Aquí el capítulo comienza de modo convencional, pero a los pocos minutos se pierde el sonido, hay un corte con disculpas, vuelve la narración, pero continúan los fallos, con lo que nos dicen que emitirán un episodio antiguo, continúan los fallos, entonces pasamos al meta-tv con tomas de camerinos con la pareja haciendo de ellos mismos esperando a continuar el capítulo, mientras comentan aspectos del episodio de modo distendido, hay guiños a las redes sociales dominantes, pasamos al nivel terror con flashes de programas de horror en una edición sincopada, cuasi de insertos de fotogramas subliminales, con mucho de carácter inglés en tener que haber visto los programas en que se inspira (se habla de “Most Haunted” de la productora Granada Studios), con noticias televisivas de fantasmas, ello, como siempre, mezclando lo inquietante con el humor negro en una evolución anárquica a propósito, para intentar hacer delo imprevisible el efecto punzante en el espectador. Todo regado de sorpresas, giros, sangre, muertes, decapitaciones, comentarios meta-tv (como cuando se refieren al que muchos dicen es su competidor con “Black Mirror”), esto para imbuirnos de una atmósfera pesadillesca.

Pero con todo lo dicho, me ha sido un minutaje demasiado disperso, sin cohesión, con mucho de humor localista que no ha terminado de llegarme. Me ha entretenido, me he reído, me ha sido atractivo a ratos, pero me ha parecido un capítulo hecho con descartes de otros muchos.
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TOM REGAN
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