Hay muchas razones por las que acabamos viendo una película que en otras circunstancias no veríamos ni hartos de vino. En este caso es por ser padres de adolescentes.
Ese mismo factor es el que hace que tenga un amplio bagaje para comparar con otros títulos del género. Y ahí es donde pierde este Ritmo salvaje, en la comparación con, por ejemplo, los films de la saga Street Dance.
La historia del joven rebelde de gran ciudad que acaba en una universidad de un estado del Sur de los EE.UU.; más chico encuentra chica, chico pierde chica, chico reencuentra chica; más lo-que-cuenta-no-es-el-individuo-sino-el-grupo, son temas más que trillados, pero que continúan funcionando. Si a eso le añadimos unas interpretaciones correctas para lo que se pide y coreografías bien bailadas ya tenemos un producto de fácil consumo para el público al que se dirige.
Por otra parte, tampoco no es que me pareciera que los que al final ganan sean los mejores, pero claro, eso es la opinión de un "anciano".

Si, de tal palo tal astilla, porque esta es la historia del hijo de su padre. Bueno eso siempre suele pasar y en esta ocasión la astilla sí que es un palo. No sé si me explico.
En el corazón de la jungla, (Sniper, 1993) era una entretenida película de francotiradores con un joven Billy Zane que, como dice en algún momento de este film, era alumno de Tom Berenger, casualmente el padre de nuestro protagonista (en la ficción, claro). Después del discreto éxito del original se realizaron un par de -innecesarias- secuelas con Berenger como Beckett y ya está.
Sin embargo, alguien debió pensar que el éxito de Shooter podía ser un reclamo para atraer público a ver esta decepcionante renovación de la saga, que no aporta nada nuevo,
Remedos de este tipo ha habido siempre y el título hubiera sido "El hijo de Sniper", igual que hay películas sobre el hijo de Robin Hood, King Kong, Montecristo, Espartaco, Lassie, Drácula o Godzilla por nombrar sólo algunos de los más populares. Pero ahora han optado por el reloaded, que suena más a moderno, más a Mátrix.
No hacía falta.

Acabo de ver la película y me ha decepcionado. Un reparto con Kirk Douglas y Yul Brynner promete grandes satisfacciones, pero desgraciadamente, los resultados son bastante decepcionantes.
A Kirk Douglas parece que le ha vuelto a crecer la oreja de Van Gogh porque tiene un look muy parecido y Yul Brynner, que nunca fue un dechado de expresividad parece un Gunslinger pirata. La culpa de todo cabe atribuirsela al director que no consigue unas interpretaciones con personalidad ni unas escenas de acción (pocas) con gancho. Mención especial para los secundarios, tipicos de los spaghetti western de la época (que por algo se rodo en España) que bordan su papel de malos porque actuan muy mal.
Vamos, que si Don Julio levantara la cabeza no se iba al fin del mundo sino directamente a la luna.

No, no va de billetes de dolar. Va de religión.
Como producto cinematográfico no es nada de otro mundo, pero como anuncio religioso es otra cosa. Claro que aqui de lo que se trata es de si la película vale o no la pena.
Films religiosos, de una orientación u otra, se ha hecho siempre. Algunos como "Los 10 mandamientos" o "La túnica sagrada" han pasado a la historia. Otros, como este no lo haran.
¿Porqué? Pues por que no tiene nada que la haga especial, ni el guión, ni las actuaciones, ni las escenas de acción... Pero claro, ¿que podemos esperar cuando el productor-director-guinista-actor es un pastor bautista (nada en contra) y no un cineasta? La respuesta, desde luego, es que (demasiado) largo sermón y no un peliculón.
Igual si las ideas se presentaran de forma más subliminal... Pero para eso se necesita un buen guionista.

Louis de Funes nos ofrece una vez más su repertorio de muecas y gestos en esta divertida película no apta para quien no guste del estilo de este cómico. Esta vez en la piel de un coreógrafo con piel de lobo y corazón de cordero (como siempre).

Divertidas y prácticamente prehistóricas coreografias dignas del ballet Zoom (Bob Niko, Giorgio Aresu...) pero sin el zoom de Valerio Lazarov. Especialmente la del Tipi tipi ta.

Una trama, que no por tonta e inocente deja de arrancar una sonrisa, un director al servicio de la estrella e incluso la participación del propio hijo (como en algunos otros films de Louis de Funes). Vamos, lo que se dice una película de Louis de Funes