Vista en la Sección Punto de encuentro de la 59 edición de la SEMINCI. Recibida por aplausos al finalizar la proyeción.La sección Punto de encuentro del festival SEMINCI supone habitualmente una apuesta por películas arriesgadas, en la que cabe un poco de todo. Esta película es una coproducción islandesa, finesa, y danesa, cine llegado desde el Norte pero que nos muestra cómo los problemas, las inquietudes y las alegrías son las mismas en todas partes. Personajes puede ser que no muy originales, pero muy bien interpretados y dotados todos ellos de una gran sensibilidad, la actriz protagonista no solo es preciosa sino que construye un personaje que transmite cientos de emociones tan solo con sumirada.

Muerte en Venecia debe constituir un referente estético en la historia del cine. Las secuencias iniciales de la llegada a Venecia del barco en el que viaja el protagonista son realmente fascinantes, de las mejores, junto con las escenas de playa, que se ofrecen a lo largo de la película. Muchos de los planos fijos recuerdan por su preciosismo las obras de Canaletto, y de Sorolla.La dureza del argumento, del viaje vital del profesor, se contrapone con la belleza de los paisajes, de la ciudad, de la feliz estancia de la que disfrutan el resto de los veraneantes del hotel Les Bains, alejados de problemas y disfrutando plácidamente del verano.
El sabor que deja es amargo, pero las imágenes se graban en la retina de tal forma que el recuerdo es imborrable.
Para disfrutar con mucha paciencia, y, a ser posible, en pantalla grande.

A pesar de que el cine político no se encuentra dentro de mis preferencias, me animé a ver "Buenos días, noche" por las excelentes críticas que había leído y comentarios de personas que la habían visto. En mi opinión, se trata de una magnífica película, parece cine hecho en otra época, da la sensación de estar contemplando una película de los años 70, entendida esta expresión en sentido positivo. Al margen de consideraciones políticas, puede decirse que que el director no juzga en ningún momento las ideologías de unos y otros, dejando que sea el espectador el que obtenga sus propias conclusiones. Espléndida fotografía, interesante puesta en escena, magnífica también la ambientación, por lo que dije anteriormente, y gran labor por parte de los actores, entre los que destacan Maya Sansa y Roberto Herlitzka. Las escenas oníricas son especialmente hermosas y se presentan sin avisar, formando parte del tono general del resto de la película, conformando otras secuencias paralelas que se antojan más deseables. La banda sonora, muy variada,acompaña perfectamente en cada momento con la intensidad requerida, haciéndose especialmente presente en los minutos finales. Muy recomendable en todos los aspectos.

Lo mejor que puede decirse de la película es que consigue mantener el interés del espectador a lo largo de su (extenso) metraje, lo que no es poco.
Un extraño aparece de pronto en la vida de los tres protagonistas, y su aparición provoca efectos casi milagrosos. Con sus golpes de suerte consigue sacar a la familia de la miseria, y hace que todos vuelvan a sonreir.Pero la familia de su hermano también provoca en él efectos imborrables, que le hacen replantearse su existencia.
La interpretación de Coronado resulta muy creíble, y en gran medida se debe a él la sensación de intriga que comentaba al principio que te hace esperar una secuencia crucial, con ansiedad. Sus escasas palabras son tan elocuentes como sus silencios, y sus miradas.
Resulta conmovedor cuando le pide a Juana que le afeite, porque ella le ha indicado que tiene barba, y al interesarse ella por el motivo de su petición, él contesta: "No lo sé, para recordarlo, supongo."
A pesar de todo, hay algo que falla. El resto de intérpretes no están a la altura, especialmente Zay Nuba, que da una réplica bastante ingenua a los interrogantes que Pedro le plantea
Demasiados cabos quedan sueltos, del hermano se cuenta muy poco, por lo que no sabemos con exactitud cuál era esa vida enterior que está dispuesto a abandonar, por qué aparece de repente, ni cuál es lo que le cautiva de Juana, por lo que en este aspecto resulta difícil que el espectador pueda empatizar con él o con el argumento.
La escena final onírica tampoco redondea precisamente la película.
A pesar de los aciertos, me quedo con La caja 507.

Los alegres títulos de crédito con los que comienza la película nos predisponen favorablemente para lo que vamos a ver a continuación: 100 minutos de entretenimiento inteligente basado en un ingenioso guión, unas acertadas interpretaciones, unos personajes desorientados que quieren encontrar la felicidad aunque la busquen donde no deben, y un retrato muy revelador de nuestra sociedad actual, tantas veces edificada sobre las apariencias.
Asistimos también a una exaltación del amor, el sexo, la amistad, pero también de la infidelidad, la manipulación, y los celos, en definitiva, se muestran a través de distintas parejas todas las caras de las relaciones personales.
El afortunado final contribuye a redondear una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo, dejándote la sensación de que la vida es una partida en la que cada uno debe manejar con la mayor habilidad las cartas que le tocan en el reparto, y, sobre todo, sin darle mayor importancia.