Sigo buscando la otra gran obra de Garci después de «El abuelo», tendré que ver si ha sido capaz de igualarse o superarse. Quién sabe, quién sabe.

De momento, «Tiovovo C. 1950» no es una de esas obras, está claro. Tierna, siempre elegante, de una corrección técnica envidiable y un plantel de actores que ha hecho que piense que están todos los intérpretes españoles del mundo, la película se queda en una especie de murmullo con el que puedes desconectar muy fácilmente si no prestas atención. Como en la hora final la trama parece que se encauza y que la vida giratoria va a tomar la forma adecuada y va a ir cerrando historias, pero no es así. Todo queda en el suspiro, en el esbozo. Además, comete la torpeza de incluir escenas mínimas que no tienen pasado ni futuro, así que se quedan en tierra de nadie; por ejemplo, el camarero (Francis Lorenzo) con el perro, la intervención de Fernando Fernán-Gómez o Fernando Guillén Cuervo y Ana Fernández, con una historia, por cierto, que no logro esclarecer.

Ya que estamos, me quedo con el personaje de Santiago Ramos y su Irineo, director de banco, alma de cineasta y con un bombón de señora que, malpensados que somos por eso del estereotipo prejuicioso, confundimos con una vulgar amante. Otra historia que requiere de un spin off inmediatamente es la de la bella Elsa Pataky, una actriz a reivindicar le pese a quien le pese, y Ramón Langa; no debemos hablar de ella, pero, en fin, te quedas de piedra y me niego a que eso acaba así, seguro que no.

Buen envoltorio pero regular contenido. Garci, yo confío en ti.

El bueno de Superman se sorprende, extrañado, de que cierta dama, en un momento de apuro y debilidad, aproveche para besarle. Lo más normal del mundo, vamos. Christopher Reeve, inmortalizado en un personaje inmortal como es Superman, luce maravilloso con su pelo negro, sus ojos azules, su mandíbula cuadrada y sus calzoncillos por fuera. Pero, ¿quién se fija en el traje cuando la percha es tan bella?

Yo no hace mucho que vi «El hombre de acero», y de ahí mi curiosidad por esta franquicia ha aumentado considerablemente. Le tenía ganas a este primer acercamiento por parte de Richard Donner y tras las buenas críticas que he leído por la página. Digamos que esta «Superman» es aceptable y tiene grandes acierto, pero es irregular en el guión, que quizá por tener que presentar al personaje y sus inicios, no trata con el respeto que merece al villano, también clásico, Lex Luthor y, por lo tanto, su hilo argumental es casi nulo. Gene Hackman, que aquí vuelve a demostrar las razones que tengo para adorarle, es un Luthor cómico, megalómano y con poco protagonismo, lo que para nada me convence. Con los efectos especiales pasa lo mismo que pasa hoy: que para demostrar lo competentes que son, incluyen secuencias larguísimas de Superman volando y yendo de un lado para otro, como en la parte final, que cansa un poco. Con menos minutos de todo eso, hubiera estado mejor.

Eso sí, el principio en Krypton y toda la juventud de Clark es sobradamente lo mejor: gran Marlon Brando y gran Terence Stamp lanzando su maldición, algo que, espero y confío, quede para la segunda película. Donner logra que todo lo que envuelve al universo y lo extraterrestre tenga connotaciones míticas y fantásticas, como el aprendizaje de Clark desde el Polo Norte. Aunque ella no caiga especialmente mal ni bien, la relación entre Lois Lane y Clark es muy graciosa, más que nada por cómo se comporta Lois cuando tiene a Superman delante.

Veamos cómo sigue volando la saga. De momento, bien, pero no demasiado.

Algunos usuarios comentan que «Tootsie» está muy desfasada por su mensaje feminista/anti machista. Justamente yo estaba pensando lo contrario: que las épocas no cambian tan radicalmente como creemos. Julie (Jessica Lange) dice en un momento dado que «es muy difícil ser mujer en los ochenta», y estoy por asegurar que esa misma frase la habrán dicho todas las mujeres de todos los siglos. La pregunta es: ¿por qué es difícil ser mujer?

Muy pocas veces se cuestiona si es complicado o no ser un hombre. Tal parece que ellos lo tienen mucho más claro que ellas. El concepto «hombría» no cuenta con equivalente en femenino; el significado de «masculino» contiene una serie de valores que todos, poco más o menos y a pesar de ciertas confusiones, tenemos en mente. Si alguien exclama sobre alguien eso de «es todo un hombre», ¿acaso no nos hacemos una imagen inmediata de cómo es ese hombre? Sin embargo, no ocurre así con la mujer, ni con su feminidad ni con sus roles. Entonces, ¿qué es ser «mujer»?

«Tootsie» vuelve a revelarnos lo ignorantes que somos las mujeres en las relaciones con los hombres. Julie confiesa en otra ocasión que cuando conoce a alguien con quien lo va a pasar mal corre hacia él, afirmación terrible que nos indica que el problema de la frustración amorosa y vital parte más de las mujeres que de los hombres. Tú, mujer, tienes que huir del hombre que te de mala vida y no abrazarte a ese hipotético «chico malo» que se empeñan otros en que nos guste y que pervierte la idea de masculinidad, y comprender que eres digna y valiosa por ti misma; así, no debes, ni tienes que arrastrarte ante el varón, deseosa de algo de su afecto. El ejemplo de las mujeres de «Tootsie», incluida la amiga Sandy, tan histérica y liberada, es muy triste. Observemos, sin embargo, que la falsa mujer, Dorothy Michaels, interpretada increíblemente por Dustin Hoffman, mantiene a todos los hombres a raya y es incluso agresiva, llegando a golpearles; siendo así enamora a varios y se gana la admiración de millones de personas. Curioso, ¿no?

Como película en sí, «Tootsie» es simpática y bien realizada, aunque el Oscar no sé de dónde le vino. Ya, me he ido un poco por las ramas, pero Pollack me ha provocado.

Mira que he visto en el cine comportamientos femeninos estúpidos, absurdos, ridículos, indignantes, incomprensibles, irritantes, vergonzosos y desesperantes, pero de verdad que creo que la actitud de Jane Parker destaca de entre todos ellos.

Conocía a Tarzán del mito y, más que nada, por Disney y algún que otro dibujo animado que ya me traumatizó lo suficiente como para recordarlo toda la vida. Y digo trauma, claro está, por el desenlace de la historia, que me dejó, literalmente, paralizada en el sitio. Normal que hasta el mono-mona Chita se tape los ojos para no ver por las copas de los árboles este idilio inconcebible entre la bella Jane y el apuesto hombre salvaje.

Vista «Tarzán», la original, el germen de todo lo que viene después, no me queda más remedio que quitarme el sombrero ante lo solvente y amena que resulta la película pese a la endeble factura técnica, al mismo tiempo que mis ojos se agrandan de puro asombro por el gran erotismo y la palpable sexualidad que contiene el argumento. Y que conste que es de 1932, año en el que se atrevieron a poner a hombres semi desnudos, mujeres en combinación, sensuales baños en el río, piernas hasta los muslos y señoritas teniendo relaciones sexuales (no explícitas, pero sí implícitas) con desconocidos.

Claro, que a mi la gracieta no me gusta ni un pelo, porque me cuesta creerme este amor tan apasionado y desmedido hacia un señor que vive en la selva como un mono, con el que no te puedes comunicar y que vete tú a saber qué costumbres tiene. De hecho, vemos a Tarzán matando a sangre fría, raptando a Jane, dándole empujones e intentando violarla, detallillos que nuestra heroína pasa por alto, desde luego, supongo que porque, cual mona en celo, siente la llamada de la selva.

En cambio, quiero destacar a ese gran Harry Holt, expedicionario y cazador que acompaña a Parker en sus aventuras. Nada tiene que envidiarle al famoso Tarzán este caballero de seguridad aplastante, probada valentía y educada compostura. Claro, que no es tan alto ni tiene un cabello tan bonito como Weissmuller, pero más admiración despierta por sus habilidades, su inteligencia y su sentido del honor y sacrificio. Jane, en serio, ¿es que estás ciega?

Cinta de aventuras en el sentido más clásico de la palabra: lugares inexplorados, tribus exóticas, riesgos de toda clase, peleas, disparos, misterios inexplicables, un tesoro escondido, animales por doquier, una chica en peligro y un héroe un tanto extraño que no es que me sea muy simpático. La película sí que lo es.

Porque sabemos lo que está pasando en «Hidden» desde el principio y sin haber leído sinopsis, y esto puede ser un problema.

Quizá falla en la forma de contarlo o quizás es que no había mucho que sacar de esta historia de posesiones, vamos a dejarlo ahí, con la policía y el FBI de por medio. Entiendo que estas temáticas llaman mucho la atención, pero hagamos un ejercicio de lógica y sentido común: un monstruo tiene que tener una fisionomía y una biología que resulte práctico para sus fines y la historia que nos cuentan. Es decir: que si una criatura es inteligente y viaja por el espacio, por ejempo, ¡qué menos que tenga extremidades! Digo yo, vamos…

Más allá del argumento, el guion se hace bastante repetitivo: una persecución que, repito, no aporta misterio y unos personajes que tampoco traen sorpresas. Incluso falta solidez en las motivaciones y peligros.

De lo mejorcito, el perro que sale, un gran actor, no es broma.