Divertida y simpática comedia de un director, Melville Shavelson, que sin haber dejado ninguna obra maestra si que cuenta con un buen ramillete de divertidos films con algunos de los mejores actores del genero (Cary Grant, Jack Lemmon, Bob Hope, Danny Kaye...).

Aquí, la historia chico encuentra chica, chico odia chica, chico ama chica, no por vista deja de funcionar una vez más. Y si los chicos son Newman i Woodward (química asegurada) y la acción transcurre en París (ah, París!!), la cosa sólo puede acabar de una manera, bién.

Un guión lleno de equivocos, malentendidos y otras situaciones que arrancan una sonrisa tras otra mientras vemos desfilar una galeria de secundarios impagable (fantástica Thelma Ritter) e incluso un Maurice Chevalier que nos ofrece, en una de sus últimas apariciones en la gran pantalla, un soplo de ese "charme" francés que sólo él con sus canciones aporta.

Por cierto, muy divertido lo de la fiesta de las costureras.

Como la mayoría de las películas de Elvis, esta se salva por su presencia y por las canciones y, afortunadamente, muchas canciones de la primera época (loving you, Teddy Bear...), con un Elvis en su mejor forma y con The Jordanaires, su mejor grupo de acompañamiento.
Sobre las interpretaciones, el guión y todo lo demás: lo justo para completar el metraje.
Eso si, Elvis es el Rey y si bién este film es mejor que el primero (Love me tender), no tiene la fuerza de los siguientes (Rock de la carcel y sobretodo El barrio contra mi).

Sólo Jodie Foster Como Becky mejora el precedente de la versión de 1938 y es que lo tenía fácil viendo la pinta de la niña Ann Gillis. Por otra parte la versión de Norman Taurog (o tal vez mejor de David O. Selznick) es mucho más fiel al original, el reparto es mejor, la película es más divertida y, sobre todo, no tiene las horribles canciones que pusieron en esta, que ni es un musical ni un film de aventuras infantiles. Es un fiasco.

Entretenida mezcla de western a lo Sergio Leone (el protagonista podía ser Clint Eastwood con una katana) y película de samurais de Kurosawa con unos cuantos personajes salidos de un circo de Fellini y unos toques de opera. Todo ello aderezado con las últimas técnicas infográficas para dotar a la historia de unos escenarios oníricos y unos combates imposibles y excesivos. Con unos cuantos cientos de muertos menos tal vez hubiera estado mejor.

Es evidente que de Van Damme, lo mismo que de otros actores, no se puede esperar otra cosa que acción, pero al menos esta vez ha sido entretenido.
La impresión general al ver la película es la de estar viendo una de Jackie Chan pero sin Jackie Chan. Las coreografías de las peleas son de ese tipo acrobático típico del cine de Hong Kong de la época y con esos toques de humor salteando la increíble (por poco creíble, no porque haya mucha) violencia. Lo que pasa es que Van Damme no tiene la gracia de Chan, aunque lo intenta (como también lo intentó en alguna ocasión Stallone, por ejemplo, con resultados mediocres).
Ni técnicamente, ni interpretativamente, aquí nadie va a ganar un Oscar. Ni lo intentan. Lo que si intentan es hacer un cine comercial de consumo, gastando poco para intentar ganar un puñado de dólares.
Respecto al supuesto anuncio que comenta Borja, se podría entender desde el punto de vista del guión como, por un lado que el usar deportivas falsas justifica que se rompan y propicie escenas cómicas y por otro que si no son falsas a ver que marca acepta que les pase eso a sus productos. Por cierto, la carrera de rickshaws es muy divertida.