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Críticas de cineoptero
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Críticas 131
Críticas ordenadas por utilidad
6
7 de julio de 2008
39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
El talento de Stanley Donnen en el género musical es a estas altura incuestionable, pues el co-creador del que es posiblemente el mejor musical de la historia, Singing in the Rain, ya se lo ha ganado a pulso. Aunque fue con Gene Kelly con el que alcanzo reconocimiento internacional, fue con Fred Astaire con quien obtuvo sus primeros éxitos y con el que empezó a formarse como director de musicales. Es evidente que el talento creativo de Kelly complementó a la perfección al de Donnen logrando una fusión perfecta de talentos, que a pesar de lo diferentes que eran por separado alcanzaron una sorprendente compenetración. Pero para ser sinceros, el estilo creativo de Donnen siempre fue mas afín al de Astair que al de Kelly. Por eso este Funny Face suponía una especie de reencuentro teñido de reconciliación entre el actor y el director. En este caso el paso de los años se aprecia notablemente en Fred Astair, que aun así logra algún número musical de sorprendente brío, aunque sigue manteniendo todo el carisma que le llevo a la fama. No me parece que fuera un gran actor, pero tenia una personalidad muy acusada que le aportaba cierto encanto que ni los años lograron extinguir. El problema viene cuando le juntamos con una Audrey Hepburn luminosa y encantadora como pocas veces que se come vivos a todos los actores, Astair incluido. La actriz se convierte pronto en el centro de atención absoluto de esta historia sobre el mundo de la moda que en ocasiones nos recuerda a la reciente y nada desdeñable Devils Weir Prada. Pero a excepción de la radiante interpretación de Audrey, el resto ha envejecido mal con el tiempo. Por un lado las canciones y los números musicales quedan lejos de los mejores trabajos de Donner, en las que la letra de alguna de ellas causa sonrojo hoy día, mientras que los números musicales, sin estar mal, carecen de la fuerza, innovación y alegría que transmitían los de A Day in New York o Singing in the Rain. Aun así quedan el imaginativo número de Fred Astair debajo del balcón de la protagonista, en la que por fin se puede lucir a gusto y la del café bohemio en la que se nos rebelan las estupendas actitudes para la danza clásica y moderna que tenia la Hepburn, muy superiores a las de cantante. En cualquier caso el mayor defecto de este simpático film es un guión muy simple que abusa de tópicos y profundiza poco en las situaciones y personajes. Poco puede hacer Donner, que tampoco estaba en su mejor momento, para levantar un trabajo con una base tan endeble. El resultado no deja de ser una agradable película cargada de buenas intenciones, pero que artìsticamente no aporta nada al género ni a la carrera del director, intrascendente en su contenido aunque se vea con agrado.
cineoptero
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7
27 de septiembre de 2008
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eastwood es de los pocos que ha abordado el tema de la pena de muerte por medio del thriller y aun así ni lo ha trivializado ni se ha valido de él para el panfleto político. De hecho, lo más interesante de este buen trhiller es el acercamiento a un tema tan espinoso como la pena de muerte a través de pocas pero expresivas escenas, como la magnifica visita de la mujer e hija del reo el día antes de la ejecución. Es cierto que el film termina sucumbiendo a lo comercial después de un buen planteamiento inicial, en el que un periodista con fama de buscar noticias sensacionales y ajenas al caso, tiene que entrevistar a 24h de la ejecución al preso en cuestión y que empieza a ver cosas que no encuadran. Desgraciadamente según avanza la trama, algo inverosímil en algunos momentos, pierde interés a pesar del buen ritmo. A pesar de eso, el final contiene dos escenas esplendidas: la tensa escena de la preparación de la ejecución y la conclusión del film, con Eastwood solo en New York. Las relaciones entre personajes están bien llevadas, aunque algo más débiles y rebuscadas que en otros films del director de la última etapa del director, que a cambio ofrece una buena carga humorística en buena parte de la primera mitad del film. Estupendo James Woods en su divertido papel de director del periódico, al igual que Isaiah Washington como preso, que termina siendo junto al de Eastwood el mejor matizado del film. Podía haber dado mas de si, pero no deja de ser un entretenimiento de calidad, irregular, pero interesante.
cineoptero
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6
19 de febrero de 2011
34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé que estamos algo saturados de historias reales increíbles de falsos culpables encerrados en la cárcel. Soy el primero que recela de un argumento así. Y no es habitual encontrar una gran película o a un gran director detrás de estas historias. Este tampoco es el caso de Conviction. Pero a cambio presenta un sólido drama que aboga por la corrección formal y la contención emocional y acierta de pleno. Sigue sin conseguir una gran película, pero la dignifica notablemente. Ni el guión ni la dirección destacan más allá de apuntes aislados. Pero tampoco acusa graves defectos. Está bien escrita, bien rodada y soberbiamente interpretada. Porque si tienes una buena historia, aunque no invente la rueda, un correcto trabajo de dirección y dos espléndidos actores que realizan trabajos sobresalientes, ya tienes una película interesante con el valor añadido que muchas veces falta a este tipo de historias. Hilary Swank y Sam Rockwell son el alma de Conviction. Están enormes. Ocurre un poco como con The Hurrican, otra película de temática poco atractiva en principio, muy correctamente realizada aunque sin alardes, pero con un Denzel Washington maravilloso que hace que para muchos no haya caído en el olvido. No se si para muchos eso será suficiente. O si la historia será suficiente para otros. Para mí Conviction ha conseguido que disfrute con su historia y con una película bien realizada y sobre todo con trabajo sus actores. Tal vez no sea mucho, pero a mi me basto, sin necesitar ser una de las grandes del año. Por cierto, precioso tema musical de Cantelón.
cineoptero
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9
24 de septiembre de 2008
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi siempre será la película del círculo. Parece increíble que sea capaz de hacerme reír tanto con un simple círculo pintado en un papel. Uno de los mejores gags visuales jamás creados. Pero no es mas que el cenit de un film muy rico en sus diálogos, rapidísimos e ingeniosos cada vez que habla la periodista muy al estilo de Luna Nueva de Hawks, pero que es aun mas rica en su cuidadísimo aspecto visualmente. En ese sentido es una de las películas más brillantes de los Coen. La nieve, la ciudad, el sótano, la oficina, las caídas en picado del edificio... es una de las comedias que mas ha mimado el aspecto visual de cuantas he visto (incluso mas que Big Lebowski). Un film lleno de símiles, metáforas, montajes paralelos y unos efectos especiales al servicio de la imagen. Vuelve a tener unos personajes estupendos, que basándose en prototipos clásicos son capaces de moldear a su gusto hasta convertirlos en personajes made in Coen, rozando lo surrealista como en el caso del ascensorista (me encanta ese personajillo miserable), el siniestro conserje calvo o el operario del reloj, así como algunos de los miembros de la junta directiva de Hudxacker. Otra vez esta llena de escenas antológicas que dan muestras del talento de los Coen tras la cámara, como el proceso de fabricación-distribución-venta-boom comercial del ‘circulo’, que los Coen convierten en una fascinante fusión de audiovisual insuperable y divertidísima (amen de muy didáctica económicamente hablando). Otra escena insuperable: el suicidio de Hudxacker, incluyendo esos minuciosos preparativos, casi ceremoniales, anteriores al gran salto, así como la posterior conversación de los accionistas. Surrealista a más no poder. Las escenas del sótano cuando llega Norville a la empresa y la famosa carta azul no tienen desperdicio, simplemente son antológicas. Seguir seria fácil, porque la sucesión de escenas brillantes y normalmente hilarantes es constante. Reflexiones de nuevo sobre la ambición, la soledad, el tiempo y el trato mecanizado e impersonal de muchas grandes empresas. Excelentes los actores, en particular Tim Robbins y Jennifer Jason Leight, estupendos en sus exagerados y caricaturescos personajes y el accionista de las cejas gordas, que me río un montón con el. No es perfecta, principalmente por algunos momentos en los que pierde ritmo, pero gran parte del metraje alcanza las más altas de calidad a las que han llegado los Coen.
cineoptero
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9
7 de julio de 2008
31 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film poco conocido de Ford realizado el mismo año de Las Uvas de la Ira (Graves of the Wrath), literalmente eclipsado por el unánime y merecido éxito crítico del film protagonizado por Henry Fonda. Pero dejar en el olvido este magnífico trabajo del director seria a todas luces una injusticia para un film que es ante todo un gran ejemplo de caligrafía y temática fordiana. Aunque los personajes aportan una notable unidad al relato, este se divide claramente en cuatro actos coincidentes con cada uno de los cuatro cuentos de Eugene O'Neill en los que esta basado el esplendido guión a cargo del gran Dudley Nichols (La Diligencia, La Fiera de mi Niña). Evidentemente, es un film predominantemente masculino, que aborda temas tan recurrentes en su filmografía como la amistad, la familia, la muerte o su vitalista actitud ante la adversidad, pero a la vez se puede incluir dentro de la corriente de dramas sociales que realizaba por aquel entonces, como Las Uvas de la Ira, El Delator o Que Verde era Mi Valle. Aunque los resultados entre los episodios es irregular (de momento me quedo con el segundo y tercero), el conjunto se muestra solido tanto en el retrato de los marineros del Glencairn como en su descripción como inadaptados sociales que añoran sus vida en tierra pero incapaces de desenvolverse en ella, impregnando a los personajes de cierta poesía trágica tan propia de Ford (como el Doc Holliday de Pasion de los Fuertes o el Ethan de Centauros). Y como también era habitual, la lección absoluta de interpretación de todo el elenco de actores desvela un casting ideal que incluía a varios de los habituales de Ford como Ward Bond, Barry Fitzgerald, Thomas Mitchell (el doctor borrachín de La Diligencia) o John Wayne. Todos espléndidos, incluido un Wayne con un creíble acento sueco que pese a lo que anuncia el cartel del film no es el protagonista sino uno mas. Destacando sobre todos un Thomas Mitchell magistral. Y como no destacar el poderosísimo trabajo en la fotografía del genial Greg Tolland (Ciudadano Kane, Las Uvas de la Ira), de carácter plenamente expresionista que no solo incide en las luces y sombras del ser humano sino que busca crear una atmósfera claustrofóbica tanto dentro como fuera del barco, lo que logra con resultados sobresalientes. Con estos elementos no me queda mas que recomendar este film maravilloso, en el que cuesta meterse en un principio pero que pronto se nos va revelando como otro pequeño poema al ser humano, a la nostalgia y a la camaradería.
cineoptero
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