¡Por fin! Después de horas, días y meses sin poder alabar una película con motivos firmes y afianzados, nos llega esta cinta, cuyas principales críticas iniciales, al pasearse majestuosamente por festivales y festivales, me abrieron los ojos sobremanera. Yo, confiada, esperaba que esas críticas se cumplieran, no me he equivocado.

Tenemos un tema sencillo, porque no puede existir un tema tan divertido, a la par que solemne, que la poca elucuencia (la tartamudez) de un Príncipe, un Duque, el "Duque de York", cuya vida está a punto de cambiar sin saberlo.

Podría decirse que se trata de un inminente vals a punto de ser bailado por un cojo, o de un concierto a punto de ser dirigido por un manco.
Ahí es donde aparece Geoffrey Rush, y como no podía ser de otra manera, nos deleita con una actuación inmejorable, sublime, simplemente perfecta.
Junto a ellos, Helena Bonhan Carter, nos vuelve a sorprender, al interpretar el duro papel de la esposa de un Rey. Mostrando un apoyo real, muy cálido, y divirtiendo sin quererlo, con sus gestos, miradas o actitudes; pasando de la Reina Roja de "Alicia en el País de las Maravillas" a otra Reina muy diferente.
Por último, un marco histórico incomparable e increíblemente sobrecogedor, que nos muestra la cruda realidad de un País que está a punto de ser sorprendido por una Guerra Mundial y ¿puede existir algo más alarmante que eso?

Esta es una película que no ha pasado desapercibida, y no me extraña, porque son este tipo de películas las que nos completan y nos llenan sin darnos cuenta. Nos informan de una situación histórica que no hemos conocido, nos cuentan los problemas personales, las inquietudes y las dudas de una familia real, nos introduce casi sin quererlo dentro de un palacio que está repleto de miedos, dudas, incertidumbre, y para finalizar nos hace ver que las apariencias engañan, y que dentro de esa persona que en principio puede parecer débil, o de ese hombre que puede parecer sencillo, se esconde otro mucho más completo y sorprendete. Es él, el que conduce a una nación hacia la esperanza y hacia un futuro que, como podréis comprender, no voy a revelar, para permitiros disfrutar del lujo que yo pude permitirme anoche: el lujo de disfrutar de una película sobre la que no puedo decir nada más.

Señoras y señores: ¡comienza la carrera hacia los Oscar, la suerte está echada!

Por fin llegó el momento tan esperado por miles de millones de fans de esta saga y justo ahora vienen a mi mente las imágenes de los comienzos.
Yo tengo la suerte de poder decir: "He crecido con Harry Potter". Y eso para mi, es un orgullo. Porque en un mundo en el que se introducía la idea del dvd, cayó en mis manos un libro que prometía ser un gran fenómeno. Pronto hará 10 años de eso, que se dice rápido.
Recuerdo con nostalgia el momento en el que me senté en la butaca del cine para visionar la primera parte de esta estupenda serie de películas: "Harry Potter y la piedra filosofal".
¿Y quién puede decir que cuando oye este título no le vienen a la mente los recuerdos más dulces? Seguro que más de una persona que sea de mi quinta, opina como yo.
No hay duda que el fenómeno Harry Potter es una idea de las que pocas quedán, o de las que pocas llegarán. Pero aún así, siempre hay grupos que se empeñan en intentar destruir esta idea, no entienden que Harry ha evolucionado, ha crecido con nosotros. Con lo cual, no puedes esperar que siga teniendo los mismos pensamientos o que las temáticas sean siempre las mismas, pues la película ha crecido con él, con Daniel Radcliffe e incluso con nosotros mismos. Pienso que jamás una persona de 40 años, 30 o 15 pensará como los que crecimos con esto, y esa es nuestra gran suerte. Hemos podido observar el crecimiento de Harry desde una perspectiva privilegiada.

Pasando al tema del argumento de esta última película en cuestión, quiero decir que no salí del cine maravillada. Quiero concederle a Harry Potter y compañía la oportunidad de mejorar con la segunda parte del capítulo final, que no me cabe la menor duda de que será magistral. Sin embargo, no podemos olvidar que esta no deja de ser la "introducción" del cierre, o sea que no se puede pedir más.
Estamos ante una estética más oscura, y eso es algo que se aprecia. El final, como ya he dicho antes, está muy cerca, y todo lo que rodea al universo Harry es de un tono grisaceo-negro, como debía ser. Todo un acierto.
Los tres actores principales, como ha mencionado mucha gente en sus críticas, han evolucionado con la saga, pero no creo que sea algo que se deba reverenciar, porque estaban "obligados a ello" , desde mi punto de vista.
Por lo demás, esta película se mantiene en la línea de las últimas, la línea del 7, que por otra parte no es poco.
Lo dicho, una película sin duda para fans y el entrante de un menú que sin duda dejará muy buen sabor de boca.

Sinceramente, tenía muchísimas ganas de ver esta película. Siempre que Woody añade otro título a su filmografía yo me muero por verlo, ya que es uno de mis directores favoritos.
A pesar de las malas críticas a la hora de su estreno (que fueron muchas), yo no me dejé influir por ello. Porque Allen siempre será un genio, y los genios, como todos sabemos, son muchas veces genios incomprendidos.

En esta ocasión cabría aplicar un comentario que lei hace no mucho tiempo en una revista de cine. En ella se hacía una crítica a "Avatar" y, aunque sé que pueden pensar que no esto no tiene relación con la película que estoy "criticando", finalmente le encontrarán el sentido.
Un crítico de cine comentaba que parecía que el mundo entero quería, incluso anhelaba, el fracaso de Cameron, le buscaban el fallo fuera donde fuese. Y, para desilusión de muchos, "Avatar" triunfó.
Pues algo así es lo que le pasa a Woody Allen. En mi opinión es un genio del cine, un talento sin igual, la originalidad en persona. El público o la crítica le buscan ese fallo incansablemente, pero sinceramente, el que no sabe apreciar el arte de este mago del humor/drama/amor, no merece disfrutar de sus películas.
En esta ocasión es cierto que el medidor de calidad, si es que existiera dicho medidor, queda un poco por debajo de la media.
Y es que aunque Allen trate una y otra vez los mismos temas, nunca se repite. Es increíble, pero lo consigue una y otra vez.Por desgracia, no ha sido este el caso.
Si todas las películas de Woody Allen fuesen una saga sobre un mismo tema, esta película sería la comunmente conocida "de transición".
Es verdad, está plagada (desde mi punto de vista) de ese humor irónico que le caracteriza, además de esos líos amorosos que todos esperamos ver. Pero, como ya he dicho, soy una admiradora del trabajo de este genio, así que en ciertos momentos he notado que los personajes adquirían un ritmo un tanto monótono.
Los verdaderos fans de Woody Allen, que somos muchos, disfrutaremos mucho con la película, de eso estoy segura, aunque no tanto como con otros títulos anteriores. Aún así, merece la pena verla.

Pues sí señores y señoras, después de una larguísima espera por mi parte, una espera que empezó hace ya casi un año, cuando la noticia de que Tim Burton preparaba una película sobre Alicia llegó a mí, me doy cuenta de que todo lo que yo esperaba, mi ilusión por esta película, mis expectativas y mis ansias por ver buen cine (el buen cine al que Burton nos tiene acostumbrados) era una ilusión y el producto de un gran marketing. Hasta hace muy poco yo pensaba que sabía lo que significaba esta palabra, marketing, pero ahora me doy cuenta de que no lo sabía en absoluto. Simplemente tenía una ligera idea.
El equipo de Burton, Disney y compañía supo como utilizar sus recursos para ponernos la miel en los labios y dejarnos ese sabor dulzón que tanto nos gusta; lo consiguieron poquito a poco. Como entrante nos mostraron un pequeño pero muy agradable trailer, seguido de otros no tan pequeños, diversas entrevistas al reparto, clips, imágenes, banda sonora y demás parafernalia. Así, consiguieron que nos quedaramos con ganas de más, y nuestras expectativas, las de todos los fans de Burton, Depp y compañía aumentaban por segundos. Era de esperar. Y ellos lo sabían.
Sin embargo, cuando después de todo lo anteriormente mencionado, me coloqué mis gafas 3D y me senté en mi butaca del cine dispuesta a disfrutar de la que supuestamente sería una de las películas que marcarían mi vida, mi decepción llegó a límites insospechados.
No es que esta película pueda definirse como una película mala, porque Tim jamás conseguirá que yo defina una película suya con esa palabra tan simple y fea a la vez, pero pudo haber dado mucho más de sí, o eso, o yo no comprendí en absoluto la sucesión de imágenes, sonidos, y malas actuaciones que se sucedían ante mí.
Tenía una buena idea, señor Burton, y la ha desperdiciado.
Ni los actores o actrices, ni el maravilloso mundo del 3D, tan de moda ahora, ni los efectos especiales que ahora están al alcance de todos, nada ha podido poner a esta película a la altura que se merecía, una película de un 9 o un 10 sobre 10.
Acabaré diciendo que sí, es cierto que ha recaudado sumas impensables y cifras históricas, pero mi hipótesis es que a todos nos ha pasado lo mismo. El truco del marketing ha hecho que reventemos las salas de cine, pero la cosa se irá calmando, o al menos, eso creo yo. Al ver esas cifras puede que los señores de ahí arriba piensen que han triunfado, pero aquí estamos nosotros, los que pensamos que no ha sido para tanto (como comunmente se dice) para abrirles los ojos y hacerles pisar tierra firme.
Suerte para la próxima Tim, y a ver si encuentras a la dama inspiración. Te lo desea una fan que nunca se cansará de verte en acción una vez, y otra, y otra más...

Cuando Rob Marshall sube el telón de esta gran adaptación, lo hace para transportarnos a una de las sillas vacías de un viejo cabaret, donde el glamour divino va de la mano con los mundanos sentimientos. Y así, conseguimos introducirnos de alguna forma en la mente del señor Contini y experimentar una sensación nueva, un nuevo concepto de película y de musical.
Nos encontramos de frente con un elenco estelar,sin menospreciar al gran Daniel, todas y cada una de las mujeres del filme tienen un gran papel protagonista en el argumento. Cada una de ellas es esencial, y no se podría proyectar esta película con la ausencia de alguna de ellas. Son las piezas de un complejo mecanismo que se necesitan las unas a las otras para su perfecto funcionamiento.
Una banda sonora que pone los pelos de punta, algo de lo que carecen muchas películas importantes y que bajo mi punto de vista algo esencial. Con cada nota, con cada acorde o con cada canción podemos sentir algo diferente, y el hecho de ver cantar e interpretar números musicales tan diferentes a estos grandes actores, no tiene desperdicio alguno.
Esos vestidos, esas plumas, esos flecos, esos corsés... reunen todas las cualidades que hacen falta para hacer brillar aún más (si es posible) a las chicas del filme y cosiguen llevarnos con ellas en cada centímetro de tela.