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Críticas de travis braddock
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Críticas 152
Críticas ordenadas por utilidad
7
10 de mayo de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre se dice que en una comedia es muy importante tener el guión y los actores precisos para transmitir el humor al público y en este filme eso se lleva a rajatabla, especialmente el segundo condicionante. Steve Carell y Tina Fey (conocidos por sus participaciones televisivas en "The Office", "Rockefeller Plaza" o "Saturday Night Live", además de películas como "Pequeña Miss Sunshine", "Superagente 86" o "Baby Mama") se convierten en los amos de la función, logrando una estupenda química entre ellos y haciendo graciosa cualquiera de las cosas que se les plantean en la cinta. El guión no es nada del otro jueves, pero ambos le dan una prestancia a las situaciones que seguramente otros no habrían podido.

Todo esto sorprende si tenemos en cuenta que su director es un vulgar juntaplanos como Shawn Levy (autor de "obras maestras" como "Doce en casa", "Recién casados", "La Pantera rosa" o "Noche en el museo" y su secuela). Lo cierto es que aquí la dirección está muy apañada, con algunos momentos rodados con cámara digital y alguna escena de acción muy bien trabajada. Ésta se la tiene que haber hecho un primo.

En el filme también podemos hallar pequeños papeles de actores conocidos como Mark Ruffalo, Mark Wahlberg, James Franco o Ray Liotta (que sale con una cara que parece que le han momificado, vaya estragos provoca el Botox).

Con todo ello, nos hallamos ante una película con momentos muy divertidos, que a un servidor lograron despertarle alguna carcajada (y no soy muy dado a ellas, soy más de sonreír) y que representa un entretenimiento muy digno para pasar un rato agradable. A mí me ha recordado a esas comedias ochenteras sin pretensiones (tipo "Esta casa es una ruina"), que duran lo que tienen que durar (su hora y media de rigor) y que se ven reforzadas por el buen hacer de sus actores.
travis braddock
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7
3 de mayo de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las quejas que suele haber entre buena parte del público cinéfilo es que la mayor parte de las películas que se producen están destinadas a una audiencia más bien joven, más fácil de convencer con propuestas de mucho ruido y furia, protagonizadas por intérpretes jóvenes. También es sabido que en el negocio del espectáculo es difícil llegar y aún más difícil mantenerse, pues el paso de los años va retirando del camino a muchos para dejar paso a otros más jóvenes y lozanos, que les sustituyen como referentes en un público que también se va renovando sin descanso, como un tren del que va entrando y saliendo gente sin solución de continuidad. Así, nos podemos encontrar hoy día con películas como ‘Los mercenarios’ y sus secuelas, que reúnen a buena parte de actores del cine de acción que triunfaban en los años 80 y 90 y que se han quedado para la nostalgia de los que crecieron viendo el cine de aquellos años, mientras que el público más joven les da la espalda. Algo así ha sucedido con algunos de los responsables de ‘La sombra del actor’.

‘La sombra del actor’ está dirigida por Barry Levinson, realizador que en los 80 y los 90 fue responsable de películas como ‘El mejor’, ‘El secreto de la pirámide’, ‘Good morning, Vietnam’, ‘Rain Man’, ‘Sleepers’ ó ‘La cortina de humo’. El guionista es Buck Henry, autor de los libretos de ‘El graduado’, ‘¿Qué me pasa doctor?’ ó ‘Todo por un sueño’, creador de la serie ‘Superagente 86’ y codirector junto a Warren Beatty de ‘El cielo puede esperar’. El actor principal es Al Pacino, que poca presentación necesita tras una carrera con títulos como ‘El Padrino’, ‘Serpico’, ‘Tarde de perros’, ‘El precio del poder’, ‘Atrapado por su pasado’, ‘Heat’ o ‘El dilema’. Y todos ellos trabajan en una cinta basada en ‘La humillación’ de Philip Roth, uno de los novelistas más celebrados de Estados Unidos y de los que todos los años suenan como candidatos al Premio Nobel, aunque de momento no lo ha ganado. Sin duda, hay mucho talento y mucho prestigio aquí reunido, pero en todos sus casos se caracterizan por haber dado lo mejor de sí mismos en el pasado y ser ahora viejas glorias para las nuevas generaciones. Y de ello trata también ‘La sombra del actor’.

‘La sombra del actor’ es una película que nos habla del fracaso y la decepción vital, del vacío que nos asalta cuando perdemos el rumbo y de cómo llenar nuestra vida de gente puede no ser la solución para llenar ese vacío. Las últimas obras de Roth inciden especialmente en la pulsión de muerte y a ello se atiene Levinson con la inestimable ayuda de un otoñal Pacino, que pone en pantalla su voz rota y mueve su exiguo físico de forma errática y torpe para dar vida al cansado Axler. Sin embargo, esa idea que tiene Axler de que ya no le queda nada que hacer en el mundo se ve cuestionada cuando llega a su casa Pegeen, hija de una amiga suya que se declara lesbiana pero que no puede evitar sentirse atraída por ese hombre que fue su ídolo de infancia. Cuando parece que la relación con Pegeen hace que la vida para Axler sea más soportable, una serie de visitas de personas relacionadas con ella le darán al viejo actor el convencimiento de ese viejo dicho que asegura que el infierno son los otros. Axler no se ve capaz de volver a subirse a un escenario para actuar, pero tras tantos años dedicado a la interpretación no puede dejar de ver al mundo como un gran teatro y a las personas como sus actores, como si todas las experiencias vividas no dejaran de ser fruto de un guion planificado y muchas veces absurdo.

En ese sentido, ‘La sombra del actor’ tiene ciertos puntos en común con ‘Birdman’ y ese Michael Keaton que confundía realidad y ficción en medio de una vida personal que se derrumbaba. Sin embargo, el enfoque de Barry Levinson es más melancólico y menos histérico que el de González Iñárritu y Pacino, pese a sus míticas sobreactuaciones, aquí está muy contenido en uno de sus papeles más frágiles. A su lado encontramos a una Greta Gerwig que responde con bastante solvencia al veterano actor y a la que no cuesta imaginarse pasando por algo similar a lo que pasa su personaje, fascinada por tener cerca a alguien que a buen seguro fue uno de sus estímulos para dedicarse a la interpretación.

Levinson tira de oficio y dirige con pulso una historia que podía haber desembocado en un duro drama y que sin perder su carga triste no deja de tener un punto de farsa a través de las bizarras situaciones que sufre su protagonista. Eso tiene que pensar un hombre al que una mujer que ha conocido en el hospital psiquiátrico, al que acude tras un intento de suicidio, le pide que se inspire en su experiencia como actor para llevar a cabo un asesinato contra su marido pederasta. Con todo ello, ‘La sombra del actor’ es un digno vehículo para el lucimiento de Al Pacino, que ha tenido mayor tino que otros compañeros de generación a la hora de escoger papeles en los últimos años y ha participado en algunas cintas interesantes (una de las mejores, precisamente dirigida por Levinson, es ‘No conoces a Jack’, un telefilme para la HBO sobre el llamado “Doctor Muerte“). Un actor que ya no tiene el tirón que tuvo en los años 70, 80 y 90, pero que a sus 75 primaveras muestra que aún vale para esto.
travis braddock
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7
22 de mayo de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El alicantino Jorge Torregrossa dirige su segundo largometraje tras "Fin" y lo hace siendo también conocedor de lo que habla, pues pasó en Estados Unidos algunos años formándose como cineasta. Entre él y Elvira Lindo nos muestran un pequeño fresco de unos personajes que están lejos de sus países de origen y que pese a las dificultades no dudan en seguir persiguiendo sus sueños. Juanito llegó con la pretensión de salir en películas americanas y se limita a hacer papeles de todo tipo en un teatro especializado en obras españolas, con éxitos reconocibles de autores como Mihura o García Lorca, un teatro en el que conocerá a una misteriosa diseñadora de vestuario algo locuela (Tammy Blanchard). Habla con su madre a través de Skype y le va contando lo que hace de una manera interesada, ocultándole que tiene que trabajar de camarero y dando cursos de cocina española para poderse pagar un pequeño apartamento. Todo ello por orgullo y para que su madre no le diga que está perdiendo el tiempo allí en lugar de ocuparse de la tienda de ultramarinos de su padre en España.

Por el otro lado tenemos a su primo, que llega de España para pasar unos días de vacaciones y que responde perfectamente al arquetipo de tipo aparentemente triunfador, con su trabajo estable y una novia con la que está a punto de casarse. Juanito siempre ha mirado con recelo y envidiado a su primo, por creer que siempre se llevaba las cosas que le correspondían a él, sin saber que su primo hace buena la frase de "no es oro todo lo que reluce" y lo irá descubriendo durante su convivencia mutua.

Torregrossa y Lindo proponen una "dramedy" en toda regla, una historia en la que se mezclan el humor y el drama, en la que ambos extremos se suavizan con el contacto mutuo y el poso siempre es más bien agradable. Se hace alguna alusión a la situación económica de España y a la necesidad de emigración que ha creado en mucha gente, aunque el tema principal es más atemporal y más clásico, como es poner a unos personajes fuera de su contexto habitual y mostrar su desorientación vital.

El principal defecto de la película lo van a tener que aguantar la mayoría de los espectadores a causa del doblaje que se le ha efectuado a la película para su exhibición. Yo he tenido la oportunidad de verla en una sala que ofrece películas en versión original y he podido apreciar las connotaciones que hay en la relación entre los personajes españoles y los estadounidenses, algo que se corta por lo sano en la versión doblada, donde todos los neoyorkinos hablan un perfecto castellano.

Por otra parte, la película se deja ver con agrado y está bien dirigida e interpretada, especialmente por un Javier Cámara que borda esos personajes cotidianos un poco patéticos en sus flaquezas. De este modo, "La vida inesperada" nos demuestra que la ambientación de las historias no tienen por qué determinar la trama, pues nos hablan de cosas universales que han pasado, pasan y pasarán. Y más si es en Nueva York, esa ciudad donde está representado todo el mundo.
travis braddock
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7
24 de febrero de 2012
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos años tuvo un gran éxito una película llamada "Juno", que iba de guay y original a la hora de retratar la adolescencia y se quedaba en una cinta protagonizada por una chica bastante repelente y grimosa, con la que no se podía conectar (amén de que el filme emanaba un conservadurismo bastante hipócrita, pero eso es otra historia). Ahora , su guionista, Diablo Cody (seudónimo de Brook Busey, una chica que fue mecanógrafa, bloguera, stripper y telefonista erótica antes de lograr su gran oportunidad con "Juno"), ha construido un guión mucho más realista y mejor trabajado en sus personajes, que ya no tienen la necesidad de ser los más originales y ocurrentes del universo. Esta vez su unión con Reitman, que dio un gran salto de calidad y madurez con "Up in the air", ha sido mucho más fructífera y disfrutable.

La protagonista es una mujer que fue la reina del baile del instituto, la clásica chica rubia de apariencia perfecta a la que las demás envidian y que ha visto como las tornas han cambiado. De vuelta al pueblo donde creció se da cuenta de que todos tienen una vida más o menos acomodada y ella se siente como un cero a la izquierda, por lo que busca recuperar las sensaciones de la adolescencia, aunque sea a costa de buscar la ruptura del matrimonio del que fuera su novio. Curiosamente, en la vuelta a sus raíces tendrá la mejor compañía en Matt (Patton Oswalt), uno de los perdedores de la época estudiantil, con el que por aquel entonces no se habría relacionado y que resulta ser una especie de confesor.

No se crean que nos encontramos ante el típico filme con mensaje de lo bueno que es volver al pasado, aquí el paraíso perdido resulta doloroso y ofrece escaso consuelo ante un presente gris. La respuesta a los problemas de Mavis no está en su pueblo natal, sino en la capacidad de reinventarse a ella misma.

A todo ello ayuda también la estupenda interpretación de Charlize Theron, que deja a un lado su versión glamurosa y que logra la mejor actuación de su carrera a través de pequeños matices, sin tener que forzar en exceso buscando el Oscar (como hiciera en "Monster"). Su Mavis es una mujer desagradable, altiva y alcohólica, pero también muy vulnerable y con miedo de no encontrar su destino en la vida.

Una película muy interesante, que en su mezcla de comedia y drama y su realismo a la hora de retratar a personas corrientes me ha recordado al cine de Alexander Payne (ahora triunfando en cartel con "Los descendientes"), es un buen camino el que está tomando el cine de Jason Reitman, al que continuaremos siguiéndole la pista.
travis braddock
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7
28 de noviembre de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película no viene dirigida por Clint Eastwood, que tras su ajetreada carrera en los últimos años parece haberse tomado un respiro en sus labores de director, aunque los temas del filme encajan como un guante en buena parte de su filmografía. La relación dificil con la hija, el aprendizaje vital de la misma, la esposa fallecida a la que Eastwood sigue recordando, el protagonista cascarrabias de buen corazón o los jóvenes pusilánimes que quieren arrebatarle el puesto al bueno de Clint recuerdan a cintas como "Million dollar baby", "Sin perdón" o "Gran Torino", sin ir más lejos.

Robert Lorenz da buena muestra de haber sido compañero y discípulo de Eastwood y cuenta la historia más o menos como lo haría Eastwood, con una trama de toques dramáticos suavizada con el humor y la ironía de su protagonista, una visión sencilla (que no simple) de las relaciones humanas y su búsqueda del sentimiento (que no del sentimentalismo, aunque hay algunos subrayados musicales que sobran). El mismo Lorenz dice que ha seguido consejos de Eastwood y el método de rodaje que siempre aplica Clint (con el mismo director de fotografía y el mismo montador), de hacer pocas tomas de las escenas para no aburrir a todo el mundo y mantener la tensión.

También las actuaciones son uno de los puntos fuertes. Eastwood se mueve como pez en el agua en un personaje de tipo duro que oculta sus sentimientos, un personaje que ha venido interpretando muchas veces a lo largo de los años con bastante acierto. Resulta también muy agradable ver el crecimiento como actriz de Amy Adams, que empezó su carrera en papeles de chica naif y algo ñoña y últimamente está dejando ver que puede dar vida con convicción a mujeres más duras, en películas como "The fighter" y esta que nos ocupa. Su química con Eastwood es más que notoria, no tanto con Justin Timberlake, que interpreta a una antigua leyenda del béisbol que cruzará su camino con el de padre e hija y que no lo hace mal. No quiero olvidar tampoco la excelente labor de secundarios como John Goodman o Robert Patrick, que ayudan al buen acabado de la película.

Así pues, un filme que se deja ver con agrado, que no descubre nada nuevo y que no llega a las cotas de otras obras magnas de Clint Eastwood, pero que supone disfrutar un poco más del carisma y el buen hacer de Eastwood, que aún tiene cosas que decir
travis braddock
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