Comedia ligera, inusual en Scott, en la que un agente de bolsa de exitoso (correcto Russell Crowe), confiado y materialista, se dispone a vender una propiedad con viñedos heredada de su tío en tierras francesas. En el proceso va rememorando su infancia en dicho lugar (mediante flash-back) y paulatinamente una serie de circunstancias le van provocando un cambio de actitud y de planes; la relación y enseñanzas éticas y morales de su tío (un siempre imponente Albert Finney); la aparición de una atractiva mujer del pueblo (magnéticamente bella Marion Cotillard) y la inesperada llegada de una supuesta prima desde California, una preciosidad llamada Abbie Cornish.
Es una agradable propuesta magnificamente fotografiada, como suele ser habitual en el cine de Scott, sin grandes pretensiones pero filmada con soltura. Deja un buen sabor de boca como para darle un 6/10.

Los artistas desarraigados, los parias de la postguerra representados en esta historia amarga, paradigma del neorrealismo italiano, en la que un tosco forzudo y una dulce y miserable muchacha surcan por un paisaje desesperante, donde lo trágico se asoma camuflado de humillación y la ternura se muestra en su banalidad. Anthony Quinn está formidable y entrañable Giulietta Massina. Triste y sobrecogedora obra de Fellini. 9/10 para una deuda saldada por mi parte con el cine.

El viento como metáfora de los obstáculos que nos depara la vida. Una cándida joven cambia de vida y se traslada a vivir con un primo y su esposa. Un lugar del oeste, árido, con un viento permanente que forja el carácter de los lugareños. Su presencia provoca los celos en la mujer del primo y se ve obligada a casarse con un hombre que no ama, después de seguir a otro, embaucador y lascivo.

Las imágenes que compone el director son toda una lección de economía narrativa e imaginación visual, de gran belleza. Consigue imprimir intensidad en la evolución de los personajes, produce sensación de agobio en los interiores al amparo del viento, un elemento casi orgánico en todo el metraje y sus encuadres poseen enorme vigor emocional en la sencillez de su argumento.

Mediante gestos y miradas que transmiten con nitidez la variedad de emociones que van transformando a los principales personajes, sobretodo Lilliam Gish (que borda su papel sufrido, temeroso y posteriormente resuelto y decidido) la película nos sumerge en una vorágine de pasiones humanas bajo la fuerza de una naturaleza inhóspita cargada de simbolismo.

Verdaderamente ciertos cineastas del cine mudo, como Sjöstrom, poseían la llave de la imaginación a la hora de manejar un cámara y construir historias con sus imágenes. A día de hoy las buenas películas funcionan cuando se es capaz de hacer lo mismo, más allá de los avances tecnológicos.

Max Ophüls explota al máximo su elegancia con la cámara y nos ofrece una mezcolanza de situaciones amorosas en la Viena de principios de siglo (el XX por supuesto). Resulta asombrosa la exquisita levedad con la que sigue a sus personajes a través de una dirección artística impecable, creando una atmósfera nocturna adecuada para los juegos románticos que son mostrados. Diferentes tipos de la época se muestran a lo largo del metraje encadenando diversos encuentros amorosos mediante un personaje común a cada uno de ellos. Un agradable repaso al amor, prohibido o no, que nos enseña el maestro de ceremonias, demiurgo presente de principio a fin en la función y surtido de las bellas y sensuales presencias de todas las actrices, las más hermosas que podría haber escogida el director, para deleite de los ojos. Irónica, simpática y romántica película.

Sabía que era una película panfletaria, pero quizás entretenida en las escenas bélicas para pasar el rato, pero ni eso. Unos diálogos de lo más absurdo, situaciones que ni un niño realizaría jugando a las batallitas. En los cuarenta había muchas películas bélicas propagandísticas que al menos hacían pasar momentos amenos o divertidos en su ingenuidad, pero esta resulta que pretende tomarse en serio el tema que trata y a mí casi me ha ofendido. Un pastel sin sal ni levadura. Un 2/10 porque John Wayne también hizo otras películas que no eran esta. Si hasta soy generoso.