"Animal | Humano" se teje capitularmente (siete episodios en total) a través de las vidas paralelas de Matteo, un joven italiano fascinado por la tauromaquia, y Fandango, un becerro que se prepara para ser toreado. Mientras la primera historia avanza entre flashbacks para entender la infancia de Matteo y el obsesivo devenir de su vida, la segunda se narra con rasgos casi documentales.

Cada uno de los capítulos se titula buscando diluir las diferencias entre el ser humano y el animal. Así, se da a entender que uno (el humano) viene del otro (el animal) y no existe superioridad moral entre ambos. Aun así, la película indaga otros temas como el acoso escolar, las tendencias obsesivas y sus consecuencias, la amistad sincera, las disfuncionales relaciones entre padres e hijos (por falta de entendimiento y comunicación) y el concepto de la masculinidad en un contexto tradicional.

Los mundos de Matteo y Fandango comparten, entre otros aspectos, la presencia implacable de la muerte desde una temprana edad. Eso despierta una apreciación por la violencia en diferentes vertientes: en la enfermedad, contra los animales, contra uno mismo, entre bestias… Algo que no es fácil de ver en ocasiones y que depende de la sensibilidad del espectador.

Con encuadres pensados y una modesta realización, Alessandro Pugno expone más que escudriña el contexto presentado. Así pues, acaba primando la perspectiva humana por encima de la del animal y falla en la formación de una empatía con Fandango como la que se conseguía, por ejemplo, con el burro de "EO". "Animal | Humano" no toma partido en el asunto de la tauromaquia y decide solo sugerir preguntas, incluso más allá del propio contexto. Cuestiones con las que, quizás, el espectador más activo se vea movido a la reflexión y se enfrente a sus propias contradicciones.

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Sofia Alaoui plantea una innovadora forma de mostrar una invasión extraterrestre. En ningún momento, a lo largo del film, se presentan alienígenas físicamente, pero sabemos que están ahí. La llegada de estos seres se va alineando con la sensación de que hay cosas que no cuadran, tanto en la actitud de las personas como en la de los animales. Esto convierte a "Animalia" en una propuesta interesante.

Al mismo tiempo, la película plantea una serie de preguntas, mientras se acompaña de alguna escena mística sin sentido alguno. ¿Qué está pasando? ¿Dónde están los extraterrestres? ¿Qué quieren estos? ¿Qué le pasa a los animales? ¿Qué le pasa a la gente? Entre otros interrogantes que, con suerte, se llegan a resolver, se deja así que el espectador navegue en un mar de dudas y juegue con su imaginación.

A nivel visual, "Animalia" es una obra atractiva, que aprovecha la observación de preciosos paisajes marroquíes y configura escenas perfectamente encuadradas. Pero, más allá de eso, la historia tantea también con una reflexión sobre la religión. La protagonista recorre un camino meditativo que se articula con la contemplación de las acciones ajenas y sus pensamientos sobre Alá.

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Denis Imbert dirige y coescribe, con Diastème, "Mi camino interior", una historia que adapta el relato autobiográfico de Sylvain Tesson. La película tiene un esquema simple, lineal, siguiendo los pasos del protagonista y aprovechando las paradas para contarnos, por medio de flashbacks, lo acontecido en el pasado. Su caminar, decidido a la par que vacilante, se transforma en una metáfora de las dificultades de la vida, llena de obstáculos, giros inesperados y pérdidas complicadas de encajar; un recorrido por esos “caminos oscuros”, como les llaman en el título original.

La parsimonia con la que trascurre el guion tiene algo de hipnótico, por la belleza de los paisajes, a veces agrestes e incómodos. Al espectador le cuesta desengancharse del film, reacio a dejar de admirar los parajes e intentando penetrar en la mente de Pierre y adivinar sus constantes, y quizá profundos, pensamientos. El trabajo de interpretación de Jean Dujardin es excelente y una pieza imprescindible para que este trabajo funcione.

"Mi camino interior" pretende también, y es el punto más débil del proyecto, esparcir reflexiones filosóficas y máximas sobre el sentido de la vida que resultan superfluas o directamente crípticas. Lo lírico de sus enunciados se pierde con los subtítulos o el doblaje por lo que solo es accesible o apreciable para los que dominen la lengua francesa. Pero, como decía al principio, en conjunto, es una propuesta atractiva, positiva y para descansar.

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"Pequeñas cartas indiscretas" está basada en un escándalo real que se produjo en la localidad inglesa de Littlehampton a comienzos de los años 20. Justamente antes de arrancar la acción, unos títulos anuncian que “esto es más real de lo que puede parecer. Y suerte que se nos advierte de ello, porque sino uno pensaría que está ante un despropósito inverosímil.

Dicha advertencia permite que el film avance por una exageración desmesurada e intente justificar el nivel de vulgaridad de las cartas que los habitantes de Littlehampton comenzaron a recibir. No obstante, esta decisión cómica avanza por la cuerda floja y, en ocasiones, acaba agotándose un poco.

Una vez el conflicto estalla y la principal sospechosa sale a la luz, el film mantiene su registro humorístico mientras se desarrolla entre toques de misterio, suspense y drama judicial. Esta amalgama de géneros va pintando un lienzo donde se exponen distintas historias en un mundo de hombres que, salvo excepciones y dado el carácter de la época, se enmarcan en un autoritarismo inamovible.

Con todo, "Pequeñas cartas indiscretas" es una propuesta entretenida que podría llegar a hacerse pesada si no fuera por el tándem protagonista. Olivia Colman y Jessie Buckley están en estado de gracia a pesar del flojo guion y consiguen hacer de sus distintos registros el as en la manga para atrapar al espectador. Asimismo, este saldrá de la sala pudiendo reflexionar sobre las relaciones humanas y el carácter destructivo de la mentira.

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"Freelance" es una muestra más de que cómo el “género” que mezcla violencia con humor está muriendo poco a poco. El film, dirigido por Pierce Morrel, es una constante decepción. Pese a tener un buen reparto, con actores de la talla de John Cena, Christian Slater o Allison Brie, las actuaciones tampoco acaban de convencer.

Aunque la película tenga alguna escena de acción decente que consigue salvarla un poco de ser un auténtico desastre, hay muchas otras que son una catástrofe. A lo largo del metraje, los efectos especiales de varias escenas están mal hechos, lo cual no ayuda. Además, las escenas de peleas hacen un uso excesiva de la cámara rápida que, aunque es más que notable, resultan mareantes.

"Freelance" acaba cayendo en clichés que no aportan nada al género. El uso de un humor extremadamente absurdo, en muchas ocasiones sin gracia, y una cadena de escenas absurdas hacen que el conjunto caiga en un pozo sin fondo.

Además, el film da un mensaje totalmente negativo: no todos los dictadores son malos o los dictadores pueden ser perdonados. Sea por donde sea, no hay manera de coger esta película por ningún lado.

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