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España España · Valladolid
Críticas de vircenguetorix
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Críticas 1.091
Críticas ordenadas por utilidad
9
30 de abril de 2006
215 de 263 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Orson Welles le pareció la mejor película (anti)bélica de la historia del cine, y desde luego no seré yo quién le quite la razón.
Estamos ante una de las mejores películas de Sam Peckinpah, si no la mejor, desde luego superior a "Grupo salvaje", su obra más famosa.
La excelente novela de Willi Heinrich, "The Willing Flesh" (ahora ya se titula "Cross of Iron" por influencia de la película) es suficiente para que la historia funcione sin contar con un guión depurado y ni siquiera bueno. Pero como digo con el material de la novela, la dirección de Peckinpah, las soberbias actuaciones y la fantasmagórica fotografía de John Coquillon (habitual de Peckinpah), además de un partitura emocionante y triste que hace que el film sea extraordinario.
A Sam Peckinpah le terminaron de hundir con el fracaso económico de esta cinta (tan sólo en Alemania tuvo una acogida destacada), y aunque es verdad que ya no era un director de moda -por eso tuvo que irse a Yugoslavia a rodarlo y a Alemania producirlo- es posible que si hubiera tenido el reconocimiento de lo gran película que es, alguna obra más de calidad nos habría dejado (aunque "Convoy" personalmente me resulta muy interesante y entretenida).
Una película adelantada a su tiempo que hace que "Apocalypse now", "El cazador", Platoon" o "La chaqueta metálica" le deban mucho al título de Peckinpah.
Un recuerdo para los actores como James Mason y David Warner, fantásticos como oficiales pragmáticos y desengañados con diálogos tan sensacionales como este:
General Brandt: -¿Qué haremos cuando termine la guerra?
Capitán Kiessel: -Prepararnos para la siguiente.
Y sobre todo a James Coburn y Maximilian Schell, que interpretan personajes antágonicos y que en una de las últimas secuencias mantienen uno de los diálogos más interesantes de todo el cine bélico.
Capitán Stranszky: -Le enseñaré como lucha un oficial prusiano
Sargento Steiner: -Y yo donde crecen las cruces de hierro.

Por críticar algo decir que falta algo de presupuesto a la película y eso se nota a veces, un guión en ocasiones un tanto descuidado con algunos detalles de enlace y un montaje al que se le ha cortado varios minutos que es una pena que no se edite la versión integra.

En definitiva magnífica película que hasta hace bastante poco era muy desconocida por el gran público y que personalmente me alegro que se vaya conociendo y estimando una de las diez mejores películas de los años setenta.
vircenguetorix
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9
1 de octubre de 2007
201 de 235 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cuantas veces habré visto “Seven”, pero es posible que siete. Y para celebrar la coincidencia toca hacer un comentario. Qué decir de una película que todo el mundo ha visto y que hay ya casi 75 críticas en la web.

No voy a descubrir la pólvora, pero sí al menos ordenar las ideas clave y recordarlas.

1. Es la mejor película de David Fincher
2. Marcó y marca una época, si “El silencio de los corderos” es el Antiguo Testamento del cine de asesinos en serie, “Seven” es el Nuevo. Se llevan haciendo decenas y decenas de películas –peores- desde entonces que la imitan, algo que en la historia del cine sólo ha ocurrido en seis ocasiones.
3. Siendo un guión con más lagunas que Finlandia, el montaje y la atmósfera hace que el invento funcione a la perfección, algo extraordinariamente difícil de lograr.
4. La historia incorpora dos elementos claves que la hacen inimitable: Los libros y la música clásica. O lo que es lo mismo la Biblioteca y a Bach. En las de ahora lo han sustituido por el garaje y por el Metal. Salimos perdiendo.
5. Después de 25 años de historias de parejas de policías, “Seven” es capaz de añadir algo nuevo a las relaciones entre ambos. Inaudito.
6. Prefiere en la mayoría de las ocasiones insinuar que mostrar. No hace falta que explique lo que vemos hoy.
7. Tiene uno de los veinte mejores finales de la historia del cine. Se acerca a lo parapsicológico, parecido a una sesión de espiritismo.


Curiosamente lo peor de “Seven” ha sido su herencia, pero no es nuevo. Gea y Urano, que fueron los primeros padres, engendraron criaturas monstruosas, deformes y degenerativas con cien brazos.

Ahora sólo cabe esperar como los judíos al nuevo Mesías, que cambie de nuevo el thriller de dirección y que tengamos futuro. Pero de momento, “Seven”, sigue siendo el último referente.
vircenguetorix
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9
1 de octubre de 2008
186 de 207 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Spielberg no es ugandés, filipino ni español; es un judío norteamericano, por eso pedirle la máxima frialdad y objetividad a la hora de tocar un asunto como es el de la sempiterna lucha entre israelíes y árabes no es del todo posible.

Y sin embargo, cada vez que veo “Munich” creo que pocas veces en la historia del cine, alguien tan directamente implicado en uno de los dos bandos beligerantes ha estado tan cerca de una visión salomónica.

Por eso no gustó a ninguna de las dos partes, los judíos le pusieron en su lista negra e hicieron que no ganase nada aún siendo la mejor película de calle en la edición de los Oscar del 2006. A los propalestinos, que en nuestro país tenemos muchos, esa equidad es precisamente lo que les molesta. Para ellos hay un opresor y un oprimido, y por tanto no es justo tratar al invasor y al invadido por igual.

Qué quieren que les diga, “Munich” es un descomunal retrato de la venganza de un Estado, que se acerca como muy pocas veces hemos visto a la sin razón y donde los protagonistas son meras marionetas en un escenario absolutamente incomprensible para la mente humana y que el sistema hace que se perpetúe sin solución de continuidad.

“Munich” no da soluciones, entre otras cosas porque no existen, pero sí muestra las consecuencias de una espiral de acciones-reacciones que no parecen terminarse nunca y que no lo harán por mucha buena voluntad que se ponga. En ese aspecto me encanta el pragmatismo de Spielberg. No es ningún idealista al uso para proponer una paz infantil. Steven nos acerca a lo terriblemente retorcido y embarullado que está el conflicto y si puede existir un final, este es por la imposibilidad de resolverlo violentamente. Es la propia extenuación de la lucha la que hace que el virus muera, pero no los grandes principios o las ganas de ser todos amigos. Cualquiera que conozco a fondo el problema lo sabe muy bien.

“Munich” tiene además una gran virtud, no es una película plana, es montañosa y tiene varias lecturas, como nuestra realidad. Si el cine en la actualidad se ha convertido en un ejercicio de dos dimensiones, donde todo es lo que parece, la que comento no es así. Puede valer como thriller, como intriga, como drama, como cine político... Es cada espectador dependiendo de su nivel cultural, de sus inquietudes, el que hace suya la película y la aprecia de distinta manera. “Munich” permite disfrutarla de todas ellas. Elijan la que prefieran.

Una de las mejores películas de la década, por tema, matices, objetividad, realización y valentía. Lástima que el gran Spielberg, sólo decida mostrarse en contadas ocasiones y prefiera la mayoría de las ocasiones hacer caja y pensar en la masa.
vircenguetorix
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9
10 de mayo de 2007
218 de 278 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los directores –también les pasa a los escritores- tienen un proyecto determinado en la cabeza que por múltiples razones no puedes llevarlo a cabo y así pasan años hasta que encuentras un momento idóneo para poder realizarlo. A Spielberg le costó algo más de diez años dar a luz su proyecto más personal y ambicioso de llevar a la gran pantalla la novela de Thomas Keneally publicada en 1982. Y era idóneo por doble motivo. Primero porque tenía el dinero para ello después de hacer caja con “Hook” y sobre todo con “Parque Jurásico” pero también porque profesionalmente su credibilidad como gran cineasta empezaba a resquebrajarse teniendo en cuenta sus últimas cuatro películas y cada vez parecían más lejanas obras como “El imperio del sol” o “El color púrpura”.

Después de “La lista de Schindler nunca más nadie se ha atrevido a dudar del nivel de Spielberg.

Evidentemente ganó los Oscar con justicia a pesar de que ya se hablaba que era la favorita incluso antes de su estreno. Pero premios a parte hay que reconocer que se trata de una obra magnífica la analicemos por cualquier aspecto. Desde todos y cada uno de los aspectos técnicos, como la fotografía artesanal en blanco y negro de Janusz Kaminski, que enamoró a Spielberg y ya siempre contó con él, pasando por unas recreaciones de ciudades que sólo Hollywood puede ofrecer hasta la famosa melodía de John Williams, entre las tres mejores composiciones de toda su vida, pero sobre todo a pesar de que el guión no sea lo mejor precisamente hay que quedarse con la dirección de Spielberg que se siente más cómodo que nunca y consigue una atmósfera de cinema verité espléndido. Curiosamente en contra de lo que se dice esta no es una película emotiva, a excepción de la parte final, sino tremendamente racional e inteligente que trata de entender lo irracional de lo que estaba sucediendo pero siempre con mucho cerebro, desde luego mucho más que la mayor parte de sus películas donde si se pronuncia a favor de la lágrima fácil, aquí todo es más brutalmente áspero.

Desde luego que Liam Neeson consigue además una cosa complicada que es manejar correctamente el cambio gradual del personaje sin que parezca un giro de guión cochambroso. Por cierto que siempre hay algunos que a estas alturas quieren cuestionar a Oskar Schindler su humanidad, lo que desde luego no es culpa suya que se comportó como un hombre decente en tiempos difíciles. Lo que sí resulta alarmante es que Israel le tuviera diez años en su lista negra –en realidad desde 1948 como Estado- y no le “perdonará” hasta 1955. Esta claro que pasar de criminal de guerra a hijo adoptivo de Israel demuestra que el Mossad y la información israelí no funcionaron muy bien.

Porque ese es el fallo más grande del guión. ¿Por qué huye? ¿No sería mejor quedarse con todos los testigos que confirmarían y le arroparían en todo momento y no jugársela a que sea detenido en un control? Algunos pensarán que es que en realidad Oskar Schindler no era trigo limpio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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10
27 de junio de 2007
180 de 202 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, yo también soy un fan de “El club de los poetas muertos” y lo que es más importante sigo defendiéndola a pesar de que algunos con los años vayan renegando de ella.

Es verdad que estaba en el instituto cuando la estrenaron, y aunque mi centro no era precisamente la Academia Welton, no puedo negar que me influyó de forma y manera absoluta condicionando mi futuro como persona (yo también me monté un club mucho más chulo que este pocos años después) y mis gustos artísticos. También quizá porque me parezco físicamente mucho a uno de los protagonistas de la película, no diré cuál claro está y por mil razones más, debo señalar sin lugar a dudas a “El club de los poetas muertos” entre mis 50 películas favoritas

Y es que más allá de los valores de Welton: Tradición, honor, disciplina, grandeza; que se ponen en cuestión uno a uno demostrando que son meras palabras que crecen o disminuyen de importancia dependiendo de quien las entone o pongan en sus labios, como digo más allá de eso la historia de los sueños e ilusiones de esos chicos cercanas en ocasiones a los verdaderos sueños responden mejor que nada a esa forma de provocar una auténtica catarsis ante el mundo cerrado, hermético y obsoleto de la educación de corte arcaico y basada en el sometimiento que deben de padecer a diario, donde la inspiración del genio es sometida y puesta al servicio del mecanicismo de nuestra sociedad.

Ya no hay estrenos como esta maravilla de película con tantos guiños literarios, ya no hay personajes como el señor John Keating en un papel que recuerda a la maravillosa “Alguien voló sobre el nido del cuco” donde un libre pensador despierta a una microsociedad zombiniana pero sobre todo creo que es imposible olvidarse de “Nuwanda” que supone la avanzadilla transgresora dentro del grupo de poetas muertos. Y es que dentro de los “revolucionarios” también los hay más o menos burgueses.

Carpe Diem no es sólo un llamamiento a no perder el tiempo y aprovechar el momento, es un canto a recordarnos que nuestro orgullo, prepotencia, envidias y enfados son perecederos y que no debemos de tomarnos la vida demasiado en serio porque nadie sale vivo de ella como decía el genial Groucho Marx.

El guión es portentoso y redondo, ganador del Oscar merecidamente (una vez al fin acertaron) pero como siempre el de mejor película se lo llevó “Paseando a Miss Daisy” que comparado con “El club de los poetas muertos” parece una de Esteso y Pajares.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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