Inteligente, delirante (y quizás endogámicamente francesa) película para mofa y gloria de los grandes nombres del cine francés (impagable la aparción de Alain Delon). Una sucesión de absurdos ligados por un vago hilo argumental que amenaza romperse en cuaqluier momento sin que a nadie parezca importarle.

Es cierto que el magistral inicio de la película pone el listón muy alto y ya en ningún momento llegará tan arriba, pero vale la pena ver esta película, un divertimento, y dejarse llevar por el humor francés más absurdo y también dejar caer una lágrima por estas viejas glorias, porque ya no queda nadie como ellos.

Esta es una de las películas más absurdas que he visto nunca. Los acontencimientos (¿acontecimientos?) se suceden sin ningún tipo de interés argumental, a los personajes secundarios les suceden cosas sin ningún tipo de motivo y sin que el espectador pueda vincularse emocionalmente con ellos, y el final llega innecesariamente y da pie a una nueva historia más interesante que nunca se cuenta.

Isabel Coixet nos da más de lo mismo pero peor hecho; y es que el guión hace aguas, y eso que la história no es nada nuevo: una joven y guapa estudiante se enamora de un viejo profesor seductor (sin comentarios). La verdad, es que ni el profesor tiene ni pizaca de interés ni la joven estudiante parece muy lista. Así que no se entiende porque se enamoran tanto; quizás por eso, porque son mediocres.

Una verguenza.

Tony Scott ha demostrado hace ya tiempo que su genialidad es para una minoría, que su humor no está hecho para todo el mundo, y eso ha provocado que esta sea una de sus películas más incomprendidas. Porque ¿por qué le llueven un aluvión de críticas a lo "la típica peli de acción" a una película que se ríe de sí misma, que reincide a propósito en el exceso, que crea estilo entre el lodazal de su mismo género? "Domino" ha sido vapuleada y entendida por la mayoría como un film de acción más, pero no lo es, al contrario: Scott se caricaturiza a sí mismo, se pasa de la raya y hace del exceso su particular humor, como viene demostrando desde "El fuego de la Venganza". Las pistas para todo esto son la aparición de los actores de "Sensación de Vivir" interpretándose a sí mismos, el alucinado cameo de Tom Waits, las sobreactuaciones espléndidas de Christopher Walken y Mena Suvari, etc... Señores, esto no puede ir en serio y no lo va. Es cierto que con Scott comulgan sólo unos pocos y no por inteligente, ni por sesudo, ni por absurdo, ni por soez: simplemente porque es peculiar y seguramente único en la industria cinematográfica actual. Así que no la critiquen como una película más de acción, no la critiquen si no la entienden, no la critiquen porque sí. Eso sí, Keira Knightley vuelve a firmar una interpretación lamentable, aunque quizás Scott la escogió pensando precisamente en eso...

Interesante trabajo de actores para una película a medio camino entre la comedia negra y el drama, que a veces parace centrarse más en lo explosivo de la pareja protagonista que en la trama. No obstante resulta una película fresca y ecléctica, que recurre de vez en cuando a algunas referencias de género, sobre todo de cine negro, sirviéndolas con algunas propuestas ciertamente originales. Lo más trabajado, sin duda, la relación entre los tres personajes principales.

Una arriesgada reflexión sobre la amistad que funciona a la perfección gracias a la exagerada sobreactuación de todos los actores principales, especialmente Sean Penn, seguido muy de cerca por Chazz Palminteri. Se trata de una quizás excesivamente larga película que presenta algunas propuestas formales bastante interesantes (impagable el plano en el que Kevin Spacey dice: "¿y qué pinto yo en medio?") y una seductora falta de corrección política. Y es que Drazan, o quizás ya la obra de teatro original que aquí adapta, se carga el sueño americano de pies a cabeza. Y es que, una vez conseguido el sueño, ¿qué queda?

PD: Richard Linklater tendría que ver esta película y aprender lo que es el arte de hablar sin decir nada.