La trama: un permiso de super lujo que el ejército sortea para elevar la moral de un acuartelamiento. La publicidad y relevancia que se dará al viaje obliga a que éste salga perfecto, pero por supuesto este privilegio termina recayendo en un soldado con reputación de mujeriego, para desesperación de los altos mandos responsables.

Otra del Curtis haciendo de gamberrete, y de chicas nobles y tontorronas.
No faltan tampoco los personajes ingenuos de fácil pero breve enfado, ni los paisanos bonachones y un tanto atolondrados que aportan el toque pintoresco.
Si le añadimos las cuatro fotos de París, tenemos ya todos los ingredientes.

¿El resultado? Se hace simpática en algunos momentos, pero sin llegar a la carcajada ni a hacerse entrañable. Un aceptable pasaratos, pero no obstante obra menor de Edwards.

Viendo la fecha de realización, uno sabe que se trata de la típica bélica de cuando las guerras eran "bonitas", antes de que cintas como Apocalypse now o Platoon iniciasen una nueva era de crudo realismo.
El caso es que, realistas o no, las bélicas de antes eran mucho más agradables de ver, ya que presentaban historias que perseguían la épica, y no la denuncia social.

Esta película se encuadra plenamente en este grupo, pero no se enfoca desde el enfrentamiento buenos contra malos, sino que presenta a las dos tripulaciones (americana y alemana) , y fundamentalmente a sus dos capitanes.

Lógicamente, se trata de cine de palomitas, y no se debe buscar ni profunda reflexión ni complejas personalidades, pero la ventaja de esta perspectiva del guión es que minimiza las escenas implícitas al subgénero "bélico de submarinos", (tuik, tuik, buuum, y todos cerrando válvulas), que a estas alturas nada aportan a un espectador del siglo XXI, con lo que la película envejece mejor de lo esperado.

En resumen, una película que no aporta nada (y por ello prescindible), pero ejecutada con corecta factura, y que agradará a todos los amantes del género que no esperen otra cosa que noventa minutos de entretenimiento.

Le sobra guión.
No, no es irónico: existe un mínimo de contenido a partir del cual la existencia de un guión tiene sentido. Si no se alcanza esa "masa crítica", es mejor asumir que no hay guión, y hacer como una porno pero de tortas en bikini. Bueno, hay pelis porno que pierden todavía más tiempo que ésta en diálogos, pero en esas al menos las protas se quitan el sujetador, algo que aquí no pasa.

No se me ocurre a quién recomendar esto. Bueno sí: a quienes les haya gustado Los Ángeles de Charlie, sólo que DOA es todavía más tonta (y por tanto más coherente, y por tanto, en mi opinión, mejor).

La ambientación futurista y el escaso presupuesto se llevan fatal, y además el guión es disparatado. La combinación evoca adjetivos como "cutre" o "payasada", pero eso no implica necesariamente que el resultado sea aburrido. De hecho, poniendo el cerebro en modo de mínimo consumo, resulta bastante entretenida que ver. Puede que para algunos, incluso, esa cutrez le dé un toque pintoresco al conjunto.

No es para todo el mundo, está claro, pero a los que soporten bien la serie B, probablemente no les defraude.

Un protagonista con superpoderes que de un día para otro se encuentra perseguido por todas las agencias secretísimas y malisísimas que pululan por los EEUU

Por tontorrón y recurrente que suene, este tipo de guiones suelen resultar muy entretenidos, y esta película no es una excepción.

No llega a la altura de la saga Bourne por culpa del guión, que presenta un argumento demasiado forzado en ocasiones, pero la dirección es buena, y el ritmo se mantiene en todo el metraje.

Se ve con agrado, y se olvida con rapidez.