Ayer te perdí.
Perdí tus caricias,
perdí tu calor,
perdí...te perdí a ti.
Solo a ti.
Porque nunca te tuve.
Porque siempre te quise.
Porque no supe hacer que te quedases.
Te perdí incluso antes de tenerte.
Tu nunca hubieses sido como ellos.
Tu palabra valía más que su traición.
Dijiste que no podíamos estar juntos.
Te creí.
Me dejaste ir.
Te dejé quedarte.
Tu eras mi mundo.
Tu mi felicidad.
Bajo la lluvia te ame.
Bajo el sol te extrañé.
Ambos escribimos esta historia.
Ambos escribimos su final.
Un final que ahora solo susurra:
"pudo haber sido".

Háblame de los nuevos señores de la guerra
De los que colonizarán nuestras calles
De los que gobiernan nuestro mundo.
Explícame, explícame que lees a escondidas
Palabras de de otro tiempo
La carne, el vino y las rosas
Goma quemada en las vías del tren.
Mendigas palabras de desconocidos,
Colillas que se amontonan.
¿Dónde has estado en la noche?
No puedes golpearme.
No puedes golpear a nadie.
Vive, vive aunque no puedas entenderlo todo
Vive, vive y sigue adelante
Vive aunque solo quede el blanco.
¿Qué estás buscando?
Me buscas en la oscuridad.
No puedo ir a casa.
No puedo regresar.
No, ya no hay un lugar al que volver.

La belleza.
Unos ojos.
La desesperación.
Nadia Sibirskaïa.
Y ante todo, un sueño.
Un sueño oculto tras una mirada:
Su mirada.
El todo y la nada.
Al mismo tiempo.
Conviviendo juntas.
Muriendo juntas.

El mundo no es justo. La vida no es justa. La muerte no es justa. Muchos han muerto en pos de ideas de odio, ocultas tras el velo del patriotismo. Los generales contabilizan sus guerras en función de números: número de bajas, número de metros ganados o número de metros perdidos. Una vida es solo un número para ellos.

Pero una vida es algo más, es un hijo, o un amigo... es una historia, unos recuerdos. Los objetos materiales pueden ser sustituidos, pero una vida debe ser cuidada, debe ser conservada. Si no entendemos eso es que nuestro corazón no puede albergar amor, pues si somos incapaces de valorar la vida es mejor que lloreis. Llorad si sois incapaces de ver esto, si creeis que las guerras tienen algún sentido, si pensais que vale la pena morir y matar.

En las guerras no hay vencedores ni vencidos, no hay buenos ni malos, solo víctimas.

Cuando le robas la voluntad a un hombre este se vuelve una sumisa y obediente marioneta. Un simple títere. Cuando se lo haces a todo un pueblo puedes dar por hecho que la primera víctima que sangrará con sus heridas será la libertad.

Una gran maquinaria propagandistica sumado al miedo, y a unas promesas de cambio convirtieron al Partido Nazi en el abanderado de una nación, una nación que había sufrido tanto, que estaba dispuesta a entregar su alma al mejor postor, incluso al mismísimo diablo

Tratados como dioses entre los hombres, se convenció a todo un pueblo que nada contaban como individuos, que lo único que importaba era Alemania, una, única y grande. Y así sin voluntad y sin libertad, se convirtieron en peones para un juego de ajedrez, cuyo tablero se disputaría no solo en Europa, sino en el Mundo.