Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Críticas de RandolphCarter
<< 1 2 3 4 10 45 >>
Críticas 225
Críticas ordenadas por utilidad
7
19 de enero de 2011
89 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos claros: éste film hará taquilla sobre todo por morbo. El morbo de ver un caso real extremo en pantalla, de ver cómo han llevado a la pantalla el suplicio que pasó un hombre hasta ese terrible momento en que… pero no, no nos adelantemos todavía.

Danny Boyle sigue empeñado en construirse una filmografía de lo más heterodoxa, abordando temas de lo más dispares: “Trainspotting”, “28 días después”, “La playa”, “Millones”, “Sunshine”, “Slumdog millonaire”... Ahora, basándose en hechos reales, relata la odisea de un hombre que pugna por sobrevivir a las adversidades de la naturaleza. La cosa es que Aron Ralston se quedó en 2003 atrapado en una grieta de las llanuras de Utah, atascado por una inamovible roca que le aprisionó el brazo. El relato de esos días en que padeció lo indecible con la esperanza de conseguir salir vivo de ahí, es lo que conforma el reto de Boyle; reto del que sale claramente victorioso.

Las comparaciones con la reciente “Buried” son inevitables, pero más allá del planteamiento inicial, un hombre atrapado en un espacio reducido, Boyle imprime su particular sello con una dirección alucinante, que en ningún momento decae aún sabiendo cómo acabó el caso real. Las imágenes son de una belleza arrebatadora y la minimalista trama se sigue con sumo interés gracias a la habilidad del director con el manejo del drama, el suspense y los recursos (montajes paralelos, pantallas partidas, flasbacks, pesadillas, alucinaciones…) que nos inmersionan en la mente, cada vez más deteriorada a medida que pasa el tiempo, de un inmenso James Franco. Éste ofrece una de las mejores interpretaciones del pasado 2010, intensa, creíble y absorbente.

Comentábamos al inicio ese momento, que es ese tan impactante que ha provocado desmayos en festivales y bla, bla, bla. Los hemos visto peores, esto tampoco es “Saw”, y qué queréis que os diga, para mí es una parte más, una parte tremenda e impactante, sí, pero una parte del todo, del espléndido conjunto de secuencias que conforman la película.

Porque más allá del morbo inicial, tras su visionado quedan en el recuerdo sus cualidades artísticas, la sensación de alegato esperanzador, del triunfo del espíritu humano ante las adversidades. Y es de lo que trata “127 horas”: de la fuerza del instinto de vivir, de cómo somos capaces de más de lo que podríamos llegar a imaginar por conservar el pellejo y vivir un día más. Una fascinante historia de supervivencia extrema, terrible, hermosa e inspiradora.
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
8 de septiembre de 2010
98 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sabemos que a David Cronenberg le va lo sórdido. Gusta de los temas transgresores, de las disecciones y descomposiciones orgánicas y anímicas de los mutilados seres con los que trata... desde “Rabia” a “La mosca”, en su primera etapa de cineasta se convirtió en todo un referente de la ciencia ficción y el terror, derivando en los últimos tiempos en uno de los directores de cine negro más interesantes gracias a excelentes thrillers como “Promesas del Este” o la genial “Una historia de violencia”.

Pues este es el film en el que se le fue de las manos el buen material con el que partía de base. Una odisea desmembrada, fallida y tirando a tediosa, que trataba de exponer la fusión del ser humano con la tecnología que le rodea, principalmente los medios audiovisuales, convirtiéndole en otra cosa, en la “nueva carne” (como se encargan de recordarnos constantemente durante el metraje, como si de un mantra se tratase).

Al comienzo tiene cierta capacidad de fascinación mediante el juego de varios elementos: los videos snuff, el tratamiento del sadomasoquismo, la influencia adictiva de los mass media y sobre todo la idea de las cintas “Videodrome” como si de un virus infeccioso se tratara. Una vez inoculado (visto), se expande en el individuo como una enfermedad mortal, un cáncer que une lo orgánico con lo artificial, provocando una nueva percepción alucinatoria, alcanzando un nuevo nivel de realidad y de existencia. Mediante este proceso dialéctico, la carne entra en comunión con su opuesto inorgánico y surge la síntesis, la “nueva carne” ¿A que mola? Pues no tanto.

Sí que ayuda la presencia del carismático James Woods a sobrellevar el metraje, llevando dignamente la carga del críptico desarrollo de la trama, pero la progresión hacia la paranoia, el descenso a los infiernos del personaje, lejos de fascinar, alcanza altas cotas de extravagancia e insuficiencia; así tenemos una colección de deslucidas secuencias que no hacen justicia a las buenas ideas que tratan de exponer: venga a darle latigazos al televisor palpitante, frotando la cabeza dentro de la pantalla-globo, la mano fundida con la pistola, la descomunal vagina abdominal donde Woods “comulga” con las cintas VHS penetrantes... figuras metafóricas que al tratar de desdibujar visualmente las fronteras entre chicha y plástico, fallan en su cristalización fílmica.

Seguramente sobre el papel la historia parecería magnífica, pero su traslación al lenguaje cinematográfico es simplemente irregular. De tanto delirio la película pierde fuerza a marchas forzadas irremisiblemente aún obviando sus obsoletos efectos especiales, que no son en absoluto el principal problema. El problema es una narrativa disgregada, un tono desacertado, un montaje seccionado, un ritmo inexistente y una frialdad expositiva que convierten a “Videodrome” en otro mero experimento curioso y deforme dentro de la bizarra filmografía del director canadiense.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
12 de febrero de 2010
123 de 175 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, antes de empezar, he de decir que vi este film sin saber a priori nada respecto a los supuestos sucesos reales documentados.

Plano cerrado: "Hola, soy Milla Jovovich, actriz, interpreto el papel de la doctora X, lo que van a ver a continuación es una recreación de bla, bla, bla, sucedido en Nome, Alaska". Uy, dices. A ver con qué se las traen. Comienza. Entrevista con la supuesta doctora X “real”, a la que se ve un tanto perjudicada; que da grima, vaya. Sistema de ventanas yuxtapuestas, que muestra simultáneamente acción ficticia con la acción “auténtica” documentada. Marea y resulta molesto. Sigue y miro a mi mujer con mi cara de "sientohabertemetidoenesto" y "telocompensarécariño". Llega la escena de los rehenes. Me asusto. Sigue. Episodios de hipnosis y manifestaciones. Me cago. Gritos humanos en nuestra lengua e inhumanos en sumerio. Mi mujer me coge la mano. Nos cagamos. Ya no la tengo que compensar. Y sigue, y el sistema que al principio resultaba molesto, acaba siendo efectivo de cojones hasta el final. Demasiado. Acaba. Pero no acaba, nos acompaña hasta casa, hasta la cama, al cerrar los ojos.

Por supuesto, no existe constancia alguna de la veracidad de los videos y absolutamente todo está filmado por el director, que supuestamente interviene en la cinta interpretado por un actor, a modo de entrevistador de la doctora X, como una especie de Iker Jiménez africano. Fué realmente autor de un infame subproducto imitación de “The Descent” llamado “Pesadilla en la caverna”.

Por supuesto, todos los nombres y lugares han sido modificados para proteger la privacidad de los implicados, y para que no se pueda comprobar la autenticidad de los hechos.

Por supuesto, es una farsa que aprovecha el tirón de “Paranormal Activity” y el tono documental para forrarse.

Por supuesto, no existen los OVNIS y somos la única forma de vida inteligente en todo el universo infinito. Cualquier clase de avistamiento o experiencia similar es producto de la imaginación, la inducción o las drogas.

Por supuesto, la gente de Nome, Alaska, se ha quejado por el trato frívolo que se le ha dado al gran número de muertes y desapariciones de familiares y amigos que se producen al año (el film da a entender que es porque hay cientos de abducciones extraterrestres) y el carácter tétrico con que se muestra el pueblo. Seguramente las múltiples desapariciones acaban en muertes debido a los que se pierden de noche con temperaturas de mínimo veinte bajo cero.

Por supuesto, pero… por mucho que nos repitamos una y otra vez todo esto, hay algo que sí es cierto y no podemos ignorar, que por mucho que queramos no nos deja dormir tranquilos.

Antes de conocernos mi mujer vivía cerca del pueblo de Nome, Alaska.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
5 de abril de 2010
74 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ese tácito pulso que hay entre las dos grandes productoras actuales en el terreno de la animación por ordenador, tengo la firme convicción de que todo lo que hace Pixar es oro de mayor (Up) o menor (Cars) quilataje, pero siempre por encima de la media, mientras que Dreamworks es más proclive a la mediocridad de subproductos tales como “El espantatiburones”, “Madagascar” o las secuelas de “Shrek”, que a base de anacronismos y chistes facilones normalmente sustentan su calidad en las cacofónicas flatulencias de sus protagonistas. La simpática “Kung Fu Panda” apuntaba ya mejores maneras, que al fin se plasman definitivamente en este espléndido título que debería marcar el rumbo a seguir por la productora de Spielberg.

“Cómo entrenar a tu dragón” es una magnífica fábula sobre los prejuicios y la amistad, enmarcada en una centenaria contienda entre dragones y los vikingos que pueblan Isla Mema (sic). Un conflicto del que Hipo, un patoso y esmirriado muchacho quiere formar parte con tal de contentar a su padre, legendario guerrero y jefe del poblado. Debido a sus carencias físicas y gracias a su habilidad con la forja, idea un arpón con el que cazar al más peligroso de los dragones, el esquivo “Furia Nocturna”, al que por casualidad abate. Hipo se dirige a matarlo, pero al encontrarse descubre que quizás las ideas sobre los monstruosos dragones están más que equivocadas…

Parece que los directores Dean DeBlois y Chris Sanders se han especializado en relaciones de amistad imposibles, ya que es un tema ya abordado en su destacable ”Lilo & Stich” (2002), aunque aquí se superan con creces. Lo cierto es que hacía tiempo que no lo pasaba tan bien con un film de aventuras como este, en el que destacan tanto los estupendos diseños, acción y efectos 3D como la sencillez y emotividad de la historia. Sí es simple, algo tópica y ciertamente predecible, pero ello no es impedimento para disfrutar y evadirte durante una hora y media que pasa como un suspiro, en este jacarandoso mundo de mitología céltica. El triunfo reside en que, aparte de la espectacularidad técnica de la propuesta, que apabulla en su detalle (los grabados celtas de los esmerados escenarios, los geniales diseños de los dragones, la minuciosidad de las texturas de las caras y las barbas de los humanos, etc.), el film tiene su corazón. La relación humano-dragón entre Hipo y “Desdentao” es una de las más entrañables de los últimos años; no resulta artificiosa o forzada, sino que se desenvuelve de una manera gradual con una solvencia narrativa encomiable, partiendo de la mutua desconfianza, con silenciosas miradas y cautelosas aproximaciones, para llegar sin prisas hacia una amistad que cambiará sus respectivos mundos para siempre.

En definitiva, una obra repleta de grandes momentos (ver spoiler), que no decae en ningún momento y que hará las delicias de todos los que aman el género de fantasía y aventuras. Recomendada para niños de 5 a 100 años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
When You're Strange
Documental
Estados Unidos2009
7,5
4.208
8
20 de septiembre de 2010
72 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Levántate. Enciende tu radio. ¿Qué oyes? Música enlatada, prefabricada, diseñada por un puñado de compositores mercenarios y productores sin cojones que optan una y otra vez por exprimir lo mismo: la maldita radiofórmula, interpretada por el/la cantante perfilado y recauchutado de turno, de cara a vender el máximo número posible de discos a cuantos adolescentes se pueda. No importa la novedad, no hay riesgo, no hay innovación ni calidad sino clones, de clones, de clones en la era Facebook. No siempre ha sido así.

Hace 45 años Jim Morrison, el puto Rey Lagarto, saltaba por primera vez a escena dispuesto a revolucionar a la revolución de los 60. The Doors irrumpieron como una mecha a punto de ser encendida en plena sociedad norteamericana convulsionada con el fuego de Vietnam, el movimiento hippie, los psicotrópicos y el rock and roll. En 54 meses juntos hicieron historia mediante una música que estaba más allá de cualquier clasificación o encasillamiento, resultado de mezclar la batería jazzística de John Densmore, la guitarra rockera de Robbie Krieger, los teclados psicodélicos de Ray Manzarek y el inabarcable talento de un poeta maldito como Morrison, cuya hipnótica voz rasgada entonaba tortuosas elegías que bebían de Nietzsche, Rimbaud y William Blake.

Y aquí los tenemos, en sus inicios en el club de donde los patearon tras tocar “The End” (“father i want to kill you, mother i want to…”), pasando por su meteórica trayectoria al estrellato, sus imprevisibles megaconciertos en estadios, sus escarceos con los ácidos, la adoración del público, la búsqueda de identidad, la autodestrucción alcohólica de Jimbo, las palizas de policías en los escenarios, las condenas por escándalo público, la introspectiva deserción de Morrison para dedicarse a la poesía…

Esta es su historia, un documental a cargo de Tom DiCillo y narrado por Johnny Depp que agrupa una titánica labor de documentación y montaje centrándose ante todo en el ascenso, transformación y caída de Morrison, un provocador, un payaso, un genio, un flipado, una estrella que ardió como un sol de LSD iluminando o carbonizando a los que le rodearon para dejar su sello indeleble en los anales de la historia del rock. Desde su primer encuentro con Manzarek en la escuela de cine hasta ser el tercero en entrar en el fatídico club de muertos a los 27 tras Hendrix y Joplin, este gran documental nos transporta a un tiempo en el que se transpiraba libertad y en el que dentro de los confines del imperio del Rey Lagarto, todo parecía ser posible. No lo ignoréis.


“Let's swim to the moon,
Let's climb through the tide.
Surrender to the waking world,
Set life against our side
Nothing left open and no time to decide.
We'll stop into a river on our moonlight drive.”
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 45 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow