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Argentina Argentina · Hija no reconocida de Madonna
Críticas de Ketty Analfer D
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Críticas 587
Críticas ordenadas por utilidad
8
29 de julio de 2013
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mejores comienzos que mi cinéfila mente recuerda. Mucha intriga... un ruido despierta a Mel Gibson... más intriga... perro con rabia... la intriga sigue creciendo... mucha intriga... demasiada intriga... el campo ha sido podado.

Shayamalan vuelve a la receta de la sugestión, sugerir antes que mostrar, se centra en el detalle y la expectativa para construir un film de suspenso con toques de terror que poco -y mucho- tiene que ver con el fin del mundo. Cuenta el apocalipsis sin la grandilocuencia de efectos visuales, sin invasiones, ataques o guerras explícitas, simplemente se concentra en mostrarnos como una familia se enfrenta al hecho, es tan ahorrativa que vemos un alien recién al final. Pero sobre todo, el tema de la invasión extraterrestre es una excusa -y aquí lo que realmente importa- para contarnos una historia sobre la guerra interna que sufre un hombre que ha perdido la fe. El hindú se arriesga en un viaje con tintes similares a "Ordet" (Carl Theodor Dreyer, 1955), y salvando las enormes diferencias, nos muestra la evolución de este personaje que ha perdido la fe en Dios pero que se da cuenta de lo mucho que la necesita -el momento en que le cuenta a Phoenix sobre los dos tipos de personas en el mundo es imponente-.

La película no es un drama sobre religión -aunque se acerca- pero tampoco es un film de terror. Tiene más peso la crisis interna de Gibson que la invasión alienígena, pero no por eso deja de jugar con la intriga y el terror -la mano cortada, la pierna entre los maizales-.

Shayamalan es mejor director que actor, no sé porque todavía intenta seguir honrándonos con su presencia, su escena es la peor de todo el film, un auténtico recital para los Razzies. Pero como director me saco el sombrero, los encuadres son perfectos, la fotografía no podría estar más cuidada y el montaje -a excepción de los flashbacks- es portentoso. La BSO debe estar en el top 5 de terror junto a la de Hermann para "Psicosis" (1960), Williams en "Tiburón" (1975), Nitzsche por "El exorcista" (1973) y Snow con el silbido de "Los expedientes secretos X".

Como principales defectos le hallo su raro sentido del humor, me recuerda un poco a lo disparatado de Spielberg, no es que sea malo, de hecho da gracia, pero cuando estás entrando en clima y te estás adentrando en el drama te salta una escena de lo más graciosa como los cascos de aluminio que destroza al atmósfera. También está el personaje de la chica de la farmacia que es bastante chistoso y que aporta bien poco a la trama.

Echo en falta un personaje más escéptico que no se trague el tema de la invasión. Phoenix es demasiado sugestivo, ve el video del cumpleaños en Brasil y no duda ni por un segundo que no sea una farsa -cualquiera se puede disfrazar de alien-, en contraposición el niño es demasiado inteligente.

Me sobran los flashbacks, es decir, la historia del accidente es importante pero contarla a través de recuerdos no aporta. Hubiera preferido que simplemente se insinuara con diálogos.

Lo mejor: la introspección en el personaje de Gibson y su crisis de fe.
Lo peor: un sentido del humor torpe.
Ketty Analfer D
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7
2 de noviembre de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film que se presenta en un principio como un ejercicio de espías en plena Guerra Fría pero que de a poco se va transformando en un drama mucho más íntimo sobre las dolencias de un hombre del cual se sospecha pueda no ser justamente un ser humano.

La riqueza de esta desconocida película británica radica en las cuestiones que pone sobre el tapete. ¿Qué parte de nosotros nos dice quiénes somos? ¿Es el cerebro? ¿Acaso no pueden "lavarnos" la mente? o ¿No puede un robot entrenado hacer de nosotros y engañar a los demás? ¿Es acaso nuestra alma? ¿Pero cómo comprobar que dentro de un muñeco de metal se halla nuestra alma? ¿Está en la mirada? ¿Y los que usan lentes de contacto? ¿En nuestra voz? ¿No puede ser también manipulada?

En fin, un montón de preguntas que en si el film no llega a responder pero que inteligentemente las sugiere sin siquiera explicitarlas. Es realmente un ejercicio bastante filosófico que viene en paquete de intriga o incluso de ciencia ficción pero que está muy lejos de ello.

Lo más feo es el montaje confuso, claramente deliberado pero desacertado en mi opinión ya que no cuenta ni tan siquiera con recursos estéticos que ayuden a diferenciar los flashbacks del presente. Uno sólo pude valerse de dos o tres medios: el presente es Gould, el pasado soviético es Howard, y el pasado del personaje es la cámara subjetiva.
Ketty Analfer D
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7
7 de junio de 2012
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda forma parte de "My Steen Seagal's top 5". Es una de las más violentas y de las que tiene los mejores diálogos.
El personaje de Steven Seagal se construye sin permisos, es decir, todos sabemos que un personaje que interpreta Seagal no tiene cabida en la realidad pero sobre esas bases se construyen sus films y su menudo éxito como actor.
No tiene uno de los mejores argumentos dentro de las cintas de Seagal pero es de las más violentas y de las que tiene más coreografías 'improvisadas' (de esas en las que usa lo que tiene en la mano).

Lo mejor: la escena en el bar del hermano de Forsythe y los diálogos con la hermana de éste.
Lo peor: que la poli le de carta blanca para que haga su matanza.
Ketty Analfer D
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8
14 de agosto de 2013
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días escribiendo sobre "Cloud atlas. La red invisible" (Wachoswki brothers & Tom Tykwer, 2012) decía que entre dicho film y el que nos ocupa se encuentra la película más innovadora del año. No caben dudas de que para bien o para mal son los films más "raros" que se estrenaron en 2012. Mientras el film de ciencia ficción busca abrirnos la mente en materia de reencarnación, una persona reviviendo en otra y manteniendo su esencia; la de Carax habla de los álter egos, una persona que se camufla y termina por perder su esencia.

Carax maquilla al cine como una forma de vida en la que un actor es alguien que debe vivir su performance como si fuera algo real. Tiene una agenda diaria con eventos -películas- a los que debe concurrir, y luego -Carax- hace referencias claras al "cine dentro del cine", la charla que Levant mantiene con su mánager sobre porqué sigue haciendo su trabajo a lo que este responde: "por la misma razón que comencé" y la charla termina con una frase imponente: "dicen que la magia del cine radica en el ojo del espectador", "y ¿si ya no hubiera espectadores?". El comienzo en esa sala -donde todos están dormidos- es una clara autoconciencia de que lo que veremos es cine, es ficción. El interludio es otra muestra de la autoconciencia de estar haciendo cine.

Ahora analicemos por partes -las más importantes a mi modo de ver-:

El evento con Eva Mendes. Nuestro protagonista debe interpretar a un mendigo sucio e inadaptado, la Mendes es una modelo literalmente, ella se deja llevar por el artista de un modo tan brusco que estos -primero el fotógrafo, luego nuestro prota- la manejan a su antojo como si de su propia obra se tratase. Ella no tiene personalidad, tan sólo se deja "modelar" hasta que el prota compone el cuadro final. Gran crítica/homenaje a dicha actividad.

Evento con la sobrina. El protagonista es un viejo moribundo que mantiene una charla "final" con su sobrina. En este episodio se vuelve a remarcar la idea de "estar actuando", al final Levant le pregunta el nombre como si no la conociera, es decir, lo que acabamos de ver -toda una escena cargada de emociones- no fue sino un trabajo más que ha realizado y en el que él desconocía a su colega.

"Musical" con Kylie. Dejando de lado el "guiño" (pedorro, si me lo preguntan) de poner la canción más conocida de la australiana como ringtone. En un momento de descanso donde el protagonista se topa con Minogue, se da un episodio en "la vida real" donde éste no interpreta a nadie al tiempo que Minogue tampoco lo hace. Entre ellos se da una charla sobre lo laboral donde evidencian la cantidad de maquillaje -color de ojos y peluca- que adquieren para personificar a otros, él se queja de que lo hacen parecer viejo, etc. Ahí vemos que el protagonista no tiene vida social, que le es difícil encontrar tiempo para él, lo mismo le pasa a ella que está a la espera de su colega para realizar su próximo personaje.

El final. Luego de terminar su agenda del día el personaje entra a su casa. Vemos como la cámara no lo acompaña, es decir, ya no está actuando.

Confieso que no he entendido a que hacen referencias las limusinas, sin duda significan algo dentro del séptimo arte pero no he terminado de captar exactamente qué. De todos modos es un film que puede interpretarse de varias otras formas, como una colección de sueños por ejemplo.

Como otras tantas es una película que no está hecha tanto para ser explicada como sí para ser sentida. Tiene algunas escenas un tanto anodinas, una gran BSO y momentos muy bien fotografiados.

Lo mejor: la inventiva de su creador.
Lo peor: episodios que pueden ser algo aburridos como el del padre y la hija.
Ketty Analfer D
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9
10 de julio de 2013
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film de guión, de argumento, el cómo se ordenan los hechos y la intriga que genera la situación es lo que la hace tan intensa. La historia se cuenta sola y Preminger lo sabe por eso la desarrolla sin ningún tipo de floritura, y aún así te resulta imposible predecir lo que sucederá.

El lío en el que inintencionalmente se mete Andrews es un auténtico callejón sin salida y como él mismo pronuncia en una escena: "los inocentes también tienen problemas, un paso en falso y estás perdido".

Preminger como experimentado director de intrigas aporta su sabiduría haciendo que las escenas duren lo justo, muestra lo necesario y sugiere cuando debe.

Dana Andrews no es un actor que me guste mucho que digamos, el rol de típico duro siempre va de la mano con su inexpresividad pero en esta película está convincente. Tierney es maravillosa, la escena del beso con plano y contraplano es arrebatadora.

Como siempre la puesta en escena hace lo suyo recreando ambientes oscuros que ayudan a que la psicología de la película sea más perturbadora como la conciencia del protagonista.

Lo mejor: el argumento.
Lo peor: si pueda cambiar al protagonista, lo haría.
Ketty Analfer D
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