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España España · Madrid
Críticas de SyckBoy
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
8
19 de abril de 2009
32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Berlín Occidente” (la insulsa traducción española de “A foreign affair”) es un clásico a descubrir. Nos situamos en 1948. Wilder no pisaba su añorado Berlín desde su huída a marchas forzadas 15 años atrás. Desde entonces habían transcurrido una guerra mundial (en la que Wilder perdió a su madre en Auswitch), seis películas como director, otro puñado como guionista, y algún que otro Oscar. Para el reencuentro con las ruinas de su pasado Wilder había elegido a su inseparable coguionista Charles Barckett, creando un entrañable y tragicómico triángulo amoroso posbélico, cargado de un importante (aunque bien disimulado, claro) trasfondo sexual.
Los vértices de ese triángulo los forman la congresista mojigata Jean Arthur, el capitán interpretado por John Lund y la cabaretera a la que da vida Marlene Dietrich. La química entre los tres es absoluta, formando un trío cargado de gracia y sensualidad. Wilder y Brackett tenían la pluma muy afilada en esta ocasión, creando un guión plagado de diálogos brillantes:
En uno de los encuentros en el cochambroso apartamento de Dietrich, Lund le dice: “Me gustaría construir un fuego a tu alrededor, rubia hechicera”. O este vivo intercambio entre Jean Arthur y John Lund: “¿Cómo sabe tanto de ropa de mujeres?”, pregunta Arthur mientras Lund le ajusta el vestido. “Mi madre llevaba ropa de mujer”, responde Lund.
También hay que destacar el gran trabajo de fotografía de Charles Lang (“Con faldas y a lo loco”, “Los sobornados”), que engrandece con sus claroscuros la extraña belleza del desolado Berlín y de sus bajos fondos, así como una banda sonora en la que destaca la canción “Black marcket”, a la que pone su particular voz Marlene Dietrich. En esa maravillosa escena la actriz alemana pone de manifiesto lo que en su día dijo el maestro: “Berlín y Dietrich son lo mismo”. Palabra de Wilder.
SyckBoy
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9
27 de enero de 2009
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El gran carnaval", una de las películas más controvertidas de Wilder, necesitaba que pasara una generación para ser plenamente valorada. Nada en ella fue sencillo. Wilder se había separado de su habitual co-guionista, Charles Brackett, tras 15 exitosos años de colaboración. Su sustituto, Walter Newman, le dio la idea de adaptar una historia real acerca de un periodista que se aprovechó de la la tragedia de un joven caído en una cueva. El pasado como periodista de Wilder en Europa y la ayuda de otro ex-reportero, Lesser Samuels, transformaron el guión en una auténtica bomba.
Kirk Douglas da vida a Jack Tatum, el tenaz periodista que ansía encontrar una buena historia, en una interpretación tan despiadada como el film en su conjunto. Igualamente implacable resulta Jan Sterling, como la hastiada mujer del hombre atrapado. En una de las mejores frases del film, Douglas le pide a Sterling que vaya a la iglesia a rezar por su marido, ésta le contesta con una réplica brillante: "Arrodillarme me deforma las medias".
Tanta maldad y tanto disfrute tenían que pagar un precio. Estranada en el verano de 1951, el séptimo film de Wilder supuso su primer fracaso de crítica y público. La Paramount intentó capear el temporal cambiando el título original, "Ace in the hole" ("El as en el agujero"), por el más ligero "El gran carnaval", pero no sirvió de nada.
Con el paso de los años y el ascenso de la televisión sensacionalista, que generó mil figuras como la de Jack Tatum, la importancia de "El gran carnaval" fue cada vez mayor. Costa-Gavras la rindió su particular homenaje con Mad City (1998) y, a pesar de que Wilder no aparecía en los créditos de la película, las críticas del día del estreno mencionaron casi unánimemente el film de 1951. Más de 40 años después "El gran carnaval" recibía los aplausos que en su día se le negaron.
Véase con atención el plano final, una rara muestra de virtuosismo dentro de la extraordinaria filmografía de un director poco partidario de planos muy elaborados.
SyckBoy
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8
16 de octubre de 2018
40 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sitges, día 4.

Aún se dejaban sentir en mi cabeza las secuelas de la “ópera rock volcánica” (así la definió el propio Panos Cosmatos) de la noche anterior, cuando ya me dirigía, a eso de las 10 de la mañana, hacia el Auditori para ver la película que más curiosidad me generaba de todo el festival: Dragged across concrete (lo que se podría traducir como “Arrastrados por el asfalto”). S. Craig Zahler es un rara avis, un director/guionista que con tan sólo dos largos a sus espaldas ya contaba con una legión de seguidores muy numerosa. Y yo la verdad, me declaro muy fan de este tipo. Se trata de una anomalía dentro del cine americano actual tan enorme que hay que celebrar el nacimiento de cada uno de sus films. Si en sus anteriores creaciones había mezclado con brío géneros como el western y el drama carcelario con el más puro terror y el descarado relato pulp, en su tercer largo Zahler sube la apuesta y se mete en la piel de tipos como Nicholas Ray o Sam Fuller, para entregar un policíaco de corte clásico, aunque sin renunciar a sus peculiares toques explotation. Y para ello se sirve del trabajo de un colosal Mel Gibson, que entrega aquí una de las mejores actuaciones de su carrera, un poli al que se le nota la calle, los años de arrestarse por el asfalto, de ensuciarse la manos para no llegar a nada. Todo eso lo lleva colgado en esa mirada amarga que sólo un grupo muy reducido de actores consiguen desarrollar en su madurez. A mí me recordó a tipos como Jason Robards o William Holden en sus últimos años.
Es muy interesante como la pulida puesta en escena del director de Bone Tomahawk muestra un paralelismo en los primeros compases del film entre la vivienda de Gibson y la del ladrón recién salido del trullo (como encuadra la puerta de la habitación de sus respectivos hijos, por ejemplo), mostrando de forma sutil como están más cerca de lo que parece.
La dilatada duración del film no pesa, puesto que Zahler demuestra un pulso narrativo envidiable, de director veterano, creando una continua tensión atmosférica sin necesidad de volverse loco con el montaje, que usa de manera muy pausada, incluso en las escenas de acción.
Sería injusto no destacar la labor actoral de Vince Vaughn (que ya dio un recital en Brawl in cell block 99), perfecto en su papel de compañero de fatigas de Gibson (las conversaciones entre ambos son una gozada), así como la gran sorpresa del film: Tory Kittle (que por momentos roba la película a los maderos). A esto añade los cameos de Don Johnson, Jennifer Carpenter, Fred Malamed y el mítico Udo Kier y te queda un reparto redondo.
Su estética de luces amarillas y callejones oscuros dibujan un entorno tangible y amenazador por el que transitan los policías y los ladrones de Dragged across concrete, con una serie de dilemas morales que recuerdan mucho a ese cine de género de los 60 y los 70 del que su director es tan deudor. La escena del banco demuestra una pericia inusitada a la hora de usar el punto de vista y la dosificación la información y su larguísimo clímax final es una delicia de giros de guión y desgarradoras decisiones sin vuelta atrás que dejan un regusto a gran cine.
Con esta tercera peli S. Craig Zahler es ya uno de los creadores más potentes e interesantes del cine americano actual.

(Extracto del artículo "5 días en Sitges", dentro del blog "Antes de parpadear" https://robergcuesta.wixsite.com/antesde)
SyckBoy
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Garbo, el espía (El hombre que salvó el mundo)
Documental
España2009
7,0
1.993
Documental, Intervenciones de: Juan Pujol
7
8 de enero de 2010
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lección de Historia y de cómo contar una historia. Didáctica y divertida a partes iguales, "Garbo, el espía" es un documental, que por momentos se revela como un inesperado thriller, cargado hasta los topes de talento narrativo y cinefilia. Vemos a Alec Guinness, Perter Lorre, Leslie Howard (cuya historia personal viene al pelo con la trama), Edward G. Robinson o (cómo no) Greta Garbo desfilar por la pantalla y mezclarse con asombrosas imágenes de archivo (titánico trabajo de documentación) y diferentes entrevistas a personajes fundamentales para conocer la historia de "Garbo". Apodado así por el servicio secreto británico durante la II Guerra Mundial por ser "el mejor actor del mundo", la figura del espía catalán Juan Pujol se va perfilando poco a poco en la pantalla para mostrarnos a un personaje de lo más fascinante y decisivo para el desarrollo de la contienda militar.
Entre los mayores aciertos del film cabe destacar que, evitando el camino fácil, prescinde del típico narrador único cuya voz en off suele narrar por completo las tramas en éste género. Como sucedía en "Rashomon", el guión presenta una variedad de verdades, de puntos de vista diferentes de los hechos, que enriquecen el relato y le dan mayores dosis de interés a una historia ya de por si fascinante.
Durante la proyección me vino a la memoria el eslogan con el que se publicitó "Ninotchka" (con la Garbo como protagonista), allá por 1939: "Garbo ríe!". Y es que resulta imposible no imaginarse a ese astuto espía partiéndose de risa tras haber engañado a diestro y siniestro en momentos tan decisivos de la Historia. Menos mal que se puso del lado de los "buenos". Gracias Garbo!
SyckBoy
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10
11 de septiembre de 2007
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kambei, (genial T. Shimura) Kikuchiyo (el inmortal e inigualable T. Mifune), Gorobei, Kyuzo, Heihachi, Katshuhiro y Shichiroji, los siete samuráis de Kurosawa, siete personajes magistrales surgidos de la mente del maestro japonés, unidos para salvar a un pueblecito de campesinos (que sólo les ofrecen un cuenco de arroz) del azote de unos bándalos, jugándose la vida impulsados por sus ideales.
Una de las mejores películas de todos los tiempos que desborda maestría en cada unos de sus planos a lo largo de más de 3 horas, fiel reflejo de la sabiduría de su director, de su estilo único y absolutamente inigualable que fluye aquí en su máximo apogeo. Como tantas obras de la impresionante filmografía de Kurosawa la película parece estar tocada por algo mágico e inexplicable, con esa maravillosa forma de filmar en espacios abiertos, de crear personajes y de diseccionar la condición humana.
Para colmo “Los siete samuráis” es pionera en dos técnicas cinematográficas: El stop-motion (fíjense en la escena en la que Kambei mata al ladrón), muy utilizada para escenas violentas y la Multi-cámara (Kurosawa usa 3 cámaras diferentes a la vez: plano largo, medio y corto), muy habitual en el cine actual.
SyckBoy
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