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Argentina Argentina · S.A. de Padua
Críticas de Vespasiano
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
7
6 de diciembre de 2008
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con ese título ("Experto en diversión") se conoció por acá, en Argentina, está película. Y francamente es el título que me parece más adecuado para esta película, si lo comparamos con el insulso "Todo en un día"; y creo también que es una divertida comedia que vale la pena volver a ver cada cinco o diez años, más o menos, porque tiene algunas caracterizaciones desopilantes, "hiperbólicas", pero bien logradas, como la del director de la preparatoria, o la envidiosa hermana de Ferris", o la del complejo y depresivo amigo de Ferris, que conforma con éste último una dupla despareja y complementaria, donde Ferris termina usufructuando en provecho propio el vínculo. ¿Quién no ha visto este tipo de asociaciones en la adolescencia? Son algo delirantes y adolescentes la mayoría de las situaciones cómicas, y su humor roza lo naif, por momentos; pero hay otros, donde uno comienza a encontrar en su propia adolescencia (yo, personalmente, la viví en los noventa), momentos donde esa "efervescencia adolescente", que uno recuerda, se asemeja mucho a la tónica que el protagonista le da a la historia. "Sólo se trata de vivir" reza por allí una canción de Baglieto. Tiene algo -esta película- que la hace tener cierta vigencia... o si se prefiere, algo que la trasciende y que va más allá de su propia época... será la frescura, el ánimo lúdico, el "teen spirit". Esa película podría hacerse en la década del treinta, del cuarenta, del noventa o en el 2010 o en el 2060, pues lo que la hace atractiva es precisamente el saber contar desde una perspectiva adolescente una simplísima historia (la de unos chicos que deciden faltar un día al colegio para divertirse).
La película entretiene bastante, divierte y nos hace ver la vida con una aire más ligero, fresco y entusiasta. Tantas comedias de porquerías que se hacen hoy en día, no se comparan con esos buenos momentos que nos hace pasar los adolescentes Matthew Broderick y Alan Ruck.
Vespasiano
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9
28 de agosto de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, quiero agraceder a Konchalovsky y a los productores que se atrevieron a hacer la remake de una obra (la del '68) que, por desgracia aún no he podido ver, pero que sé bien es una joyita del cine, porque en estos días no abunda este tipo de películas. A qué me estoy refieriendo con ésto, pues sencillamente a obras que son más para el teatro que para la pantalla chica. Películas que son vistas por muy pocas personas (como puede verse en la poca cantidad de usuarios de Filmaffinity que la han visto). Las actuaciones son increíbles, en especial las de Glenn Close, Patrick Steward (que por momentos, me hizo recordar al Sejano de Yo, Claudio), John Light y Jonathan Rhys-Meyers; pero creo que la película es excesivamente larga, tiene momentos en que se hace aburrida. Los ciclotímicos Steward y Close, por momentos nos confunden, pues sus estados emocionales no sólo parecen sobreactuados, sino que son demenciales. Luego de una crisis terrible de nervios, Close, por ejemplo, es capaz de guiñar un ojo y regalarnos una sonrisa histérica y cómplice. Uno queda, sencillamente, descolocado ante la rapidez de esas fluctuaciones del ánimo, aunque creo, que son parte de la caracterización mórbida de los personajes, pero también creo que no resultan del todo creíbles. Por otro lado, el hecho de poder asistir a este tipo de obras, donde las cuestiones del poder se presentan con una ferocidad completamente irracionales, incluso entre parientes, como en este caso, constituyen un regalo que no debería perdérselo ningún humanista, politólogo, psicólogo social o cinéfilo empedernido.
No se la pierdan, en especial, para poder contemplar esa delgada línea que separa la razón de la sinrazón en los poderosos, por el desprecio que demuestran por sus semejantes, por sus amigos, amantes y parientes.
Unas palabras finales sobre la actuación de Jonathan Ryys-Meyer. Este muchacho es momumental interpretando papeles donde la doblez, la hipocresía, la frialdad y el desprecio absoluto por los sentimientos del prójimo se erigen como fruto de una particular sensibibilidad aristocrátizante. No pude dejar de pensar en su papel en la película Match Point, y en esa falta de sanguinidad del protagonista, que le hace anteponer el deber de"su misión" por sobre sus propios sentimientos.
Vespasiano
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10
28 de enero de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podríamos pensar en la modernidad sin una posición social destacada de la mujer, en la necesidad de vivir bajo la luz que nos brinda la razón y en el poder de la risa, para aliviar las penas que la vida nos otorga.
"El nombre de la rosa" es un testimonio más que fidedigno y veraz de la forma en que la mentalidad de la Baja Edad Media osó acapararlo todo: y ciertamente, y por momentos lo logró. De ese modo actuaba la Santa Inquisición, de esa manera elaboraba sus argumentaciones para condenar en la hoguera a los "sospechosos" de herejía o de brujería: términos que conllevan una intención de control absoluto sobre las actividades y el pensamiento de los laicos. Es interesante ver en esta película, cómo la mujer es descrita por Sean Connery como "...Más amarga que la muerte..." (citando un pasaje del texto bíblico). La sexofobia de raíz oriental judeo-cristiana -también propia del mazdeísmo, por ejemplo- y que es ajena a la mentalidad greco-romana) ha dejado sus huellas en nuestra mentalidad moderna, que no concibe aún "contactos sexuales" entre los seres humanos sin una connotación peligrosa por la unión más íntima y hermosa que puede establecerse entre los hombres y las mujeres.
La película nos muestra también el sadismo (una perversión sexual) contenida en las torturas realizadas por los inquisidores y en las autoflagelaciones que se provocan "las almas pecadoras" de los clérigos.
Película más que recomendable por el cuadro total que logra establecer sobre la falta de higiene en la Edad Media y la reconstrucción perfecta que hace de las actividades de los clérigos en la Abadía.
Vespasiano
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8
8 de septiembre de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo notable del cine de Lumet es que nunca defrauda: siempre que vemos una película suya, nos sentimos un poco en deuda con él. Lo que se propone lo consigue. Esta película es notable por muchas cosas:
1º) Nos muestra, de múltiples maneras, ya sea con la historia personal del protagonista, con sus defectos personales del presente, y con el increíble poder del Stablishment, que la Justicia es una ilusión: sólo apta para las propias redes del poder; sin embargo, a veces se hace presente.
2º) La justicia le cuesta al pobre, al débil, mucho más que a los poderosos. No somos tan iguales ante la ley (como podría sugerir muy bien un Franz Kafka, por ejemplo).
3º) Si uno no "madura" a tiempo, la puede pasar muy mal en su vejez.

El trabajo de Paul Newman es brillante, creíble, sentido y sincero. La cinta nos muestra cómo el poder se crea su propio radio de acción, su hábitat para "mantener sus hilos" y no perecer por "errores humanos" que comente el propio poder; sin embargo, el perdedor puede llegar a tener una mínima oportunidad de ganar si hace las cosas de manera "impecable": y sólo así podrá tener una chance. El propio Galvin (P. Newman) es muy consciente de ello en su madurez, y lo expresa en una charla de café con Laura (Charlote Rampling)
No se trata solamente de remar contra la corriente como lo haría un adolescente desafiando al poder que lo frene, se trata de "buscar una satisfacción personal" (una suerte de revancha) contra el propio destino. Si la parte demandante no está dispuesta a tomar el caso de "forma personal", las probabilidades de ganar serán nulas. Lumet nos muestra que el destino juega a los dados con nosotros, y uno puede ser un perdedor más si no es capaz de advertir la perversidad del sistema y del ambiente que nos rodea, por más méritos que acompañen a nuestro Curriculum Vitae, siempre habrá alguien que nos tienda una trampa.
James Mason, en la película, encarna mejor que nadie el papel "abogado del Diablo". Su pesonaje nos asusta, precisamente, porque lo juzgamos verosímil.
Como ya sea ha dicho en otros comentarios: sólo Véanla.
Gracias Lumet, una vez más.
Vespasiano
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6
6 de diciembre de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver... El argumento me perece flojo, las actuaciones de casi todos me parecen muy buenas, en especial la de Woody y la de Robert Downey Jr., la violencia desmedida, etc. [coincido con mucho de lo que ya se ha dicho en los anteriores comentarios, incluso con aquéllos que son lapidarios con la misma] Lo que rescato de la película es que por momentos, uno tiene la sensación de que está asistiendo a una gran película, a una gran historia que ya está por venir, pero que, desgraciadamente, jamás llega. Durante su proyección se me ocurrieron muchas ideas y anticipaciones sobre hacia dónde se dirigiría la misma, como lo de la violencia en escalada o el círculo vicioso de la violencia, o la violencia como entretenimiento (que está omnipresente en toda la película), pero no sé qué decir más que lo dicho. Me parece que debería verla una vez más para ser un poco más imparcial y justo con la misma y con el director, pero es demasiado larga y pesada para un mensaje tan sencillo como que "somos más bien un producto de nuestra educación, nuestro medio"; y que por lo tanto el título de "asesinos natos" o por naturaleza, ya carece de sentido desde el vamos, como carece de sentido la violencia desplegada en toda la película.
Vespasiano
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