Esta versión de "El libro de la selva" actualiza las motivaciones de sus personajes, dramatiza la trama haciéndola más madura y deja una satisfacción profunda en el espectador. Es un espectáculo con brío suficiente para enganchar y dejar contentos a todos. Probablemente su falta de riesgo en determinados pasajes en los cuales la nostalgia y la familiaridad pueden más que la sorpresa o la innovación sea lo que la impide ser magistral o totalmente redonda. Pero es de lo mejor que Disney ha perpetrado en muchísimo tiempo, y desde luego sorprende convirtiéndose en la mejor película de esta historia adaptada de Rudyard Kipling, desbancando al eterno (pero ya datado) clásico animado.
Los efectos especiales son increíbles y las interpretaciones vocales y físicas de los actores embaucan desde el primer momento.
El guión es entretenido, respetuoso con las referencias, sorprendente y profundo en el tratamiento de sus personajes y con buenas salidas en las resoluciones de sus tramas.
Una película precisa, preciosa y memorable.

"Blood Father" no será una joya del género, pero sí una prueba de que el Mel Gibson de los 80 y 90, aquel que parecía un recuerdo lejano y que probaba suerte con regresos que en general que no terminaban de cuajar (véase "Al límite", aún contando como excepción positiva la muy divertida "Vacaciones en el infierno"), sigue ahí y puede vivir perfectamente en estos tiempos haciendo lo que mejor sabe en películas contundentes que no engañan a nadie.
El guión va de correcta a mejor de forma progresiva, centrándose en desarrollar los personajes de Gibson y Röhm en medio del conflicto que va creciendo en espiral y tomándose ligeros tiempos para presentar y desarrollar su relación padre e hija. Es un libreto que va directo a lo que propone: una película de acción de las de antes, con fuerza rítmica y tensión en varios pasajes. Espera justo eso y serás recompensado.
La factura técnica es muy acertada, sobre todo en las escenas de acción y en medio de tramos de carretera desérticos. La dirección es potente y la banda sonora hace acto de presencia cuando debe e impone en los momentos tensos.
Las interpretaciones, exceptuando la de Mel Gibson, se hallan con acierto dentro de la media y sin tampoco pretendiendo destacar o superarse. Gibson es la verdadera estrella y la razón de ser de la película. La historia y su director lo saben, por ello su personaje es el que más matices tiene y desde luego permite al actor verse en su salsa a nivel dramático y físico. No nos engañemos, es el papel que ha hecho varias veces y está cortado a su medida. Pero lo hace genial y de todas las películas recientes que ha hecho, aquí reluce mejor que nunca. Hasta la edad le sienta fenomenal, en la línea de George Clooney.
Con una historia sencilla, directa al grano y bien desarrollada, "Blood Father" es una seria y correcta película de acción como las de antes y un buen regreso de Mel Gibson, demostrando que sigue pudiendo sostener una película sobre sus hombros y que el verle en la gran pantalla sigue siendo estimulante.

La película arranca en sus primeros treinta segundos con un montaje de recuerdos que evocan algunas escenas puntuales de acción de la trilogía que se cerró hace nueve años, sintiéndose como un "grandes éxitos" condensado de la franquicia antes de mostrar el "nuevo" material. Bien, la base del punto de partida no podía ser más acertada: este "Jason Bourne" no innova en su esquema, no presenta algo realmente "nuevo" de primeras y tampoco resulta tan rompedora como las películas de la trilogía. Vaya por delante que no es una mala película en absoluto, sólo es decepcionante. Pero la decepción está, por suerte, lejos de ser dolorosa.
Su guión arranca de forma un tanto forzada, presentando al protagonista casi fuera de su contexto habitual lleno de cerebro, bravura y ritmo. La historia se siente alargada en su primera mitad, repitiendo de forma previsible el esquema de los inicios del "Mito" y del "Ultimátum" e introduciendo el tema de la vigilancia y el control a través de las redes sociales y la exposición de secretos gubernamentales (Snowden es la gran referencia de la cinta) sin pasión, únicamente como condimento para que la película se sienta adaptada a los nuevos tiempos. Todo lo contrario de la trama personal y de venganzas que involucra directamente a Bourne (y, sinceramente, la que más me preocupaba desde un principio porque no terminara de funcionar), la cual sí se siente interesante y evoluciona hasta un clímax brutal. De hecho, gracias a esta trama personal la película remonta moderadamente conforme avanza hasta su último acto y es el argumento más solvente de la misma.
La dirección de Greengrass es tan agitada como nos tiene acostumbrados, contribuyendo a otorgar energía a escenas que serían bastante pesadas sin eso, aunque dirigiendo la acción no posee la adrenalina de sus dos entregas mejores durante buena parte de la cinta, al menos hasta su último acto en Las Vegas, donde sí que despliega su gran hacer y no escatima en gastos de tensión y energía. La factura técnica, los efectos y el estilo visual siguen las potentes constantes vitales que cortan el patrón de las cintas de Bourne.
Las interpretaciones resultan sólidas, aunque en algunos puntos desaprovechadas: mientras que Matt Damon sigue expresando igual de bien en silencios con su mítico Jason Bourne (aquí más fantasioso que nunca, sobreviviendo a caídas y choques) y Alicia Vikander es la gran revelación de esta entrega, Tommy Lee Jones no se siente realmente imponente hasta el final y Julia Stiles se hace notar muy poco. Vincent Cassel se marca un villano con un interesante punto de partida en su motivación y un buen giro a la mitad de la cinta que le ayuda a imponerse como un antagonista digno de Damon.
Arriesgando en algunos giros de su trama de cara a la mitad y el final, pero dando más de lo mismo en su conjunto: "Jason Bourne" es una competente entrada en la saga que resulta entretenida y espectacular, pero que no aporta nada impactante en general al arco argumental del personaje, dañando sensiblemente la calidad (y las expectativas) en comparación con las tres anteriores de Damon (las cuales sí se la jugaban con cada entrega y cada giro de las mismas). Pero mientras que es perfectamente cuestionable si este regreso era necesario o si deberían haberlo dejado en paz en la magistral "Ultimátum", cuando la película se centra bien en la historia personal de Bourne funciona de forma gratificante (sobre todo por su manera de cerrar el círculo sobre quién fue la persona que lo originó todo), su acto final en Las Vegas es posiblemente el más tenso y espectacular de las cuatro entregas y el epílogo es sencillamente maravilloso, funcionando tanto como cierre perfecto al personaje (más después de que el flojo inicio me diese una pinta de que la trama acabaría igual de fallida) como posible punto de partida de algo (esperemos) nuevo. Si la película hubiese recortado minutos en conspiraciones de vigilancia y se hubiese centrado sólo en la historia de motivaciones personales estaríamos ante una entrega a la altura de las mejores. Sin embargo, y a pesar de que el esperar tanto tiempo para esto pueda dejar un sabor de boca agridulce a varios, la prueba pudo haber salido mucho peor. Al menos, es buena y desde luego mejora conforme avanza. Si Damon o Greengrass lo dejasen aquí (pues mientras que Universal quiere más películas, actor y director se muestran presuntamente ocupados en otros proyectos), no sería un final perfecto pero sí suficientemente digno. De continuar, veremos.

"Kubo y las dos cuerdas mágicas" se me antoja como un poco corta de llegar a ser una película magistral, pero sí es desde luego la clase de cine de animación de calidad y modélico que siempre anhelo experimentar: un cine que no tenga miedo de contar su historia, que no caiga en lo comercial (incluso a riesgo de quitarle puntos) y que sea implacablemente eficaz haciéndolo. Esta película tiene todo exactamente eso, y por ello es de las imprescindibles desde ya.
El guión contiene una historia turbia y oscura, atrevida y hasta depresiva en momentos (seguidos de otros con bríos esperanzadores). Sinceramente aplaudo la valentía de contar una historia así, que tenga sentido y que salga airoso de hacerlo. Su ritmo es bueno y tal vez estira algún que otro momento de aventura o explicaciones un poquito más de lo que me gustaría, pero te mantiene apasionado en todo momento.
La factura técnica es preciosa. Sus imágenes son lienzos en la pantalla grande y merecen quedar en el recuerdo.
Los personajes son fantásticos, humanos y muy reconocibles (incluso los tenebrosos e inquietantes villanos). Da igual que sean personas, animales, fantasmas o papeles. Todo un gran puntazo al guión y a la historia por haber sabido construir semejante universo.
"Kubo y las dos cuerdas mágicas" es una regresión a las cintas e historias de animación en donde se miraba más por una historia poderosa y unas motivaciones sin miedo al convencionalismo. Y es una regresión con gusto trágico, esperanzador y finalmente satisfactorio. Puede que sea muy oscura o hasta provocativa para algunos paladares, pero para mí personalmente es un regalo genial que no te puedes perder por las buenas.

"Eso" con lo que Ruby (Jena Malone) designa a Jesse (Elle Fanning) cuando se la pregunta qué es lo que Jesse tiene que la hace superior a las demás, lejos de usar un adjetivo o una cualidad más específica, es con lo que yo defino precisamente a esta película en su conjunto. ¿Que por qué la pongo un sobresaliente?: Porque tiene eso. ¿Qué es eso? ¿La factura técnica? ¿La historia?... No especialmente, simplemente "eso". A ver si puedo explicarlo mejor que la protagonista.
El guión básicamente representa una historia de ascensión, auge y ¿caída? que ya habremos podido vislumbrar en muchas películas, por lo que no es precisamente original de primeras. Funciona en lo que se propone, pero puedes prever sus caminos en varias ocasiones (sin contar su último tercio, que esconde un golpe bajo imprevisible). Su ritmo es contemplativo: no se duerme nunca, pero tampoco es muy trepidante.
Las interpretaciones son muy buenas en todos los aspectos, desde las protagonistas hasta los secundarios. Elle Fanning deslumbra tanto a nivel físico como psicológico (aunque cuando la imagen y la fama ya se le suben a la cabeza, el papel parece quedarle un poco grande), Jena Malone está perfecta en todo momento. El resto del plantel cumple con su cometido.
La factura técnica es magistral. La composición de colores es impresionante, deslumbrante. Cómo los planos filman y captan esas sensaciones gracias a los colores empleados, la iluminación y el juego de luces y sombras, la cámara lenta en determinados momentos, la música muy atmosférica y fiel al estilo del director. Las canciones que componen la banda sonora (por ejemplo, el perfecto tema de Sia: "Waving Goodbye" de los créditos finales) son muy buenas, pero las melodías originales de la cinta que aparecen en contados momentos son las que te hacen sentir de verdad. Nicolas Winding Refn ya demostró en "Drive" que era impresionante dirigiendo. Aquí demuestra que a elegante y embaucador no le gana nadie.
Entonces, por lo que he dicho antes, puede parecer que la encuentro una película llena de forma y estilo pero vacía en su interior y falta de un fondo que le haga sombra o esté a su altura. Pero no es así. Esta película consigue "eso". Consigue tomar una historia mil veces vistas y engatusar desde el principio hasta el final sin anestesiar. Desde luego su valor formal y técnico ayuda con creces siendo un orgasmo audio visual, además de las interpretaciones y sus personajes quienes son tan dependientes de su exterior en la película, como nosotros tan dependientes de lo que ellos sienten o lo que están pensando hacer y continuar siguiendo la cinta. Es todo un asalto a los sentidos, pero no se olvida del cerebro.
Mucho se ha dicho que parece un cruce de "Cisne negro" y "Showgirls" con la mente de David Lynch. No les quito en exceso la razón (se usa la mente y los sentimientos de los protagonistas para enfatizar la historia y sus turbadores excesos, parecido a la propia "Cisne negro"). Pero también digo: si Refn ha hecho esto, incluso siendo fiel a su estilo propio en todo momento, es porque la película no se ha planeado para ser un entretenimiento al uso o que se siga con desdén. Esta película no es una historia en sí, o unas interpretaciones a aplaudir o no. "The Neon Demon" es todo eso en conjunto orgánico y vivo. Es "eso", es una experiencia, algo que puedes sentir pero que no puedes del todo controlar o catalogar. Es coger a un modelo y vestirle con los mejores ropajes. Es tomar todos los elementos que destacan en una película y usarlos para enriquecer su trama, incluso si la misma "estando desnuda" no aspiraba a llegar a tanto ella sola. Es como ver a miles de modelos desfilar y andar una tras otra, como hacen los jueces en la primera mitad de la cinta, y de pronto ver a una que camina como las demás y puede lucir como los demás. Pero es alguien que enamora a los jueces. Incluso haciendo lo mismo que las demás, pasando sus mismas pruebas y de la misma manera, ella destaca. Encuentran algo en ella tal cual es y tal cual la ven, encuentran "eso" que no se puede describir bien, pero que admiran y encandila. "The Neon Demon" ese "ese" tipo de experiencia. Una que cualquiera no se puede apropiar, comer o tragar del mismo modo que otras para pretender poseer esa grandeza, pues no todo cine es igual y no todos pueden conservar "eso" (acordaos de esta referencia al final de la película, sin desvelar nada). Una que hasta en su perturbador tercio final no pude dejar de mirar y captar las sensaciones que transmitía. Es un largometraje lleno de metáforas visuales y narrativas, que coge una historia simplemente predecible y la hace sorprendente gracias a su dirección narrativa, visual y técnica.
"Eso" es lo que hace que esta película vaya por delante de otras ya mencionadas, lo que hace que parezca un sueño o una pesadilla pero llena de estilo y belleza. Belleza que no lo es todo, sino que es lo único. ¿Que por qué es genial "The Neon Demon"? Porque tiene "eso".