Película extraña, pero a la vez muy familiar y entretenida. Aún filosofo, aunque desapasionadamente, sobre lo que viene a decir. White noise —o Ruido de fondo, como lo conocemos aquí— es una crítica, sarcástica pero sutil, al embobamiento al que nos tiene sometida la era de la información: datos mil, historias contadas así o asá según convenga, información impuesta que en realidad no necesitamos… Toda una amalgama de ruido para nublar nuestros más profundos temores y anhelos; para evitar hacernos preguntas profundas sobre el verdadero sentido de nuestras vidas. Una nube negra que nos dirige luego como a un rebaño sin pastor. Un canto y llamada a la apuesta por nuestra cotidianidad más cercana y una patada decidida a todo ese circo de cháchara universal que nos aleja de nuestra felicidad, tan cercana en realidad.

Actuaciones memorables en una cinta que bien pudiera ser teatro de alto nivel llevado a la gran pantalla.

Basada en un relato corto del maestro del suspense y del terror, pero que en pantalla resulta ser una serie demasiado larga y soporífera. No sé por qué ese empeño en destrozar una historia que pudiera ser una peliculeja notable, convirtiéndola en un metraje cuya sangre está agotada al poco tiempo.

He comenzado a reírme desde el minuto uno, pues la cara de Mike Myers invita ya de por sí a hacerlo. De su batería de gags de humor tontorrón y situaciones absurdas e infantilmente liosas siempre emerge un momento numinoso, pero no siempre. Es el riesgo de querer hacer emerger al genio, que uno no sabe por lo general dónde se esconde, para que éste venga a rescatarte de ese atolondrado atolladero, quizás, por compasión. La serie es corta; si te consideraras estafado, no te generará ningún trauma, te lo aseguro. Es más: muy probablemente encontrarás luego el significado de esta supuesta bobería y lo agradecerás.

Es maja.

El comienzo asusta: te hace dudar si seguir viéndola o dedicar tu tiempo a mejores menesteres. Pero en cuanto le otorgas tu voto de confianza te encuentras con una cinta inquietante, perturbadora, que atrapa y entretiene hasta el final. Los hermanos McManus están llamados a ser un referente en el cine de Ciencia ficción y de Misterio. Espero que el dinero no pervierta el talento que han puesto en esta simple, sencilla, pero muy bien contada historia.

Mindscape: Hollywood made in Spain, menos mal... Con una fotografía elegante y metálicamente sugerente, Dorado nos invita a pasar un buen rato desde su perspectiva humilde pero eficiente. La cinta se deja ver hasta el final. Sin llegar a tirar cohetes de celebración tras la proyección, uno sale de la sala con la tranquilidad de saber que todavía hay gente inteligente tras las cámaras. Por favor, España... no recortes a los que pueden guiarnos hacia adelante. Así sí que puedo volver a decir: Viva (éste) cine español.