David Seltzer autor de “obras maestras” como “Dos granujas y un bebé” o posteriormente “La profecía IV” fue el encargado de escribir un guión inspirándose en la moda de películas de terror de los años setenta. Es decir, el demonio anda suelto.

Uno no termina de entender como es posible que algunos amantes del cine puedan quedarse extasiados ante una trama tan mal escrita y luego tan mal llevada al cine por un principiante Richard Donner.

La película se debió de titular “El embajador y sus problemas” porque realmente es de risa que un embajador de los Estados Unidos en Londres tenga que ir por el mundo haciendo de Perry Mason y que junto con el periodista se van de camping a saltar tapias y entran en cementerios

Si en toda la película aparece alguno de la autoridad (repito es un embajador norteamericano en Londres) es para dispararle a él mismo. Alucinante.

Y es que en esta película demuestra lo que luego sería Richard Donner en su carrera, un director adolescente Alguien me puede algo perdurable en la carrera de este director: ¿Supemán? ¿Arma letal? ¿Lady Halcón? ¿Los goonies? ¡Puff que pasada!!!!, Espera que me siento ante semejantes peliculones no me vaya a dar un soponcio.

Gregory Peck me recordaba al papel que hizo en “El cabo del terror” solamente que aún más perdido y ahora ya de embajador, probablemente la niñera no es más que Robert Mitchum disfrazado esperando la oportunidad para gritarle lo de ¡abogado!... Y Lee Remick...con esa pinta de pija tonta ¿a alguien le importa lo que la suceda?

Tiene un formato interesante de eso no cabe duda, además de un musiquilla agradable, fotografía cuidada y bonitas localizaciones, pero poco más puede ofrecer. La película no tiene nada de terror, sino más bien de intriga y eso es gato por liebre.

Pero digamos la verdad“La profecía” es una de esas películas pueriles que demuestran que para coger una buena ola no hace falta ser surfista sino entender de marketing y aprovechar las corrientes favorables.

Pero lo peor de todo con mucha diferencia es el mensaje que deja soterrado, o es que nadie se acuerda de lo que dicen de la Comunidad Económica Europea, eso ya mata a cualquiera, y es que los británicos y norteamericanos nunca les gustó una Europa unida. “Algo frágil”, eso dicen, la venida del anticristo y la formación de la Comunidad Económica Europea. Lo siento pero la EFTA (o la AELC) a partir de 1973 deja de ser un incordio para la unidad de Europa por mucho que lo intentasen los británicos.

“La profecía” está a mil años luz de “El exorcista”, donde no necesitan que se sea ni embajador ni presidente para que el mal actúe ni ejerza su influencia, porque el terror, el verdadero terror, es siempre cotidiano.

Nota: 4,7.

Bodrio nacionalista norteamericano antimusulmán, que insulta a cualquier sociedad que no siga el "american way of line". Hecho en la etapa de Bush padre está inspirada en los meses posteriores a la revolución iraní, donde Jomeini y los suyos eran el coco. No me extraña que les dé por armarse nuclearmente, y luego dirán que no les damos motivos.
El director Brian Gilbert, que en esto del cine no le va muy bien lógicamente, no creo que reciba una oferta de la Comisión de Naciones Unidas para el diálogo intercultural.
Y es que si al menos actuasen bien...a Sally Field la dieron el razzie...merecidísimo.
Película de caldo de cultivo para la islamofobia.

Algunos directores norteamericanos tienen un gran corazón, son buena gente y deberían de darles una beca para que vayan por medio mundo comentando como debería de funcionar todo el embrollo que tenemos montado, de acuerdo, pero al mismo tiempo también les deberían de prohibir que rodasen películas porque el aburrimiento, el sopor y el cansancio son la marca más reconocible en toda su obra.

Quizá de todos ellos, el ejemplo más claro es John Sayles, un buen tipo, pero al mismo tiempo un director que duerme a las ovejas, y que para contar una historia de buenas intenciones como esta, utiliza dos horas y diez minutos de soberano aburrimiento.

La historia podría valer para el día del Domund, pero desde luego no para entender el cine como lo entiendo yo, o Hitchcock, Kubrick, Ford, Schaffner o Leone, entre otros.

Sus películas casi siempre van de los mismo, que si racismo, inmigración y normalmente blancos que son unos hijos de puta, todo ello con una serie de historias cruzadas que tan de moda se empezó a poner en los noventa. En realidad a Sayles le sale el tiro por la culata, porque si hay un personaje interesante en el film, ese es el cabronazo de Charly Wade interpretado por Kris Kristofferson, y no por ejemplo los lloreras de los espaldas mojadas.

Lo siento mucho, su cine me produce un enorme sueño y sus historias son como leer una crónica de santos y demonios.

Además de intriga la película tiene poco, de drama y además aburrido mucho. Todo para vosotros gafapastillas.

Otra película apologética. Y como siempre los dos elementos claves para este tipo de doctrina. Presentar a los que se quieren ensalzar como tipos normales, buena gente y además excelentes en su trabajo y por el contrario ensuciar a los que atacan a los anteriores, presentando tipos viles sin ninguna ética.

Para ello, lo mejor presentar a una grupo de empresarios -esto es muy importante porque ¿a quien le caen bien los superricos y las corporaciones?- que además van de cristianos, lamentable que el villano cite la Biblia en el juicio para que el espectador haga asociacionismo de ideas.

Y es que a principios de los años 90 lo del SIDA empezaba ya a estar mejor visto, cantidad de famosos se pillaban el virus y parecía que había que pedirles perdón por ello. El mensaje era claro, cualquiera puede cogerlo. En la película se tiene la desvergüenza de comparar a una mujer contagiada por transfusión con Tom Hanks.

Quince años después resulta que aquello no era cierto, que no todo el mundo se contagia porque sí, que las amas de casa y señores de pueblo no tienen el SIDA, y que los maricas, puteros, drogatas... lo tienen algo más. Pues claro.

La sociedad podrá invertir los valores, podrá hacer marketing de los defectos hasta parecer convertirlos en virtudes, podrá escribir las historias más bellas de amor de cuarenta transexuales para que todos nos cortemos el pito o incluso harás leyes al respecto para crear moral público como pasa en la actualidad. Y más. Pero todo será una ilusión, nada más que eso, porque guste o no, los pueblos ociosos, hedonistas y capullos son al final barridos de la historia.

Ojalá todos los homosexuales escuchasen ópera y supiesen hablarme de Derecho Constitucional, pero la realidad es que muchos están en Camboya abusando de niños de 8 años. ¿Qué no es políticamente correcto decirlo? Por eso lo digo yo. Caiga quien caiga.

Por cierto, Hanks magistral.

Es una porquería. Vale, me imagino que muchos de vosotros ya me está considerando homófobo. No, lo siento, lo que no soy es gilipolllas y mucho menos un débil mental.

No soporto las películas propagandísticas, ni las fachas, ni las rojas, ni las de maricones. Ninguna. A no ser que esté muy bien hecha y entonces me rinda ante tan maravillosa manipulación. Pero es que esta es para chavalitos intoxicados de posmodernismo y con falta de confianza en sí mismos.

Es increíble como se puede presentar algo “guay” a unas “señoritas” que se pasan la película hablando de su ombligo y pitándose el morro. Ni leen un libro ni les importa la cultura y viven de espaldas a la naturaleza. El desierto es un mero escenario para ponerse de “loca” cada vez que pueden. Que es la escorrentía superficial o las geomorfoesculturas se las trae al pairo. Peo no, su vida epidérmica y absolutamente superficial y hedonista es lo que me tiene que ¿conmover? Pues conmigo han tocado roca plutónica.

Pero es que además se dice que es graciosa. ¿La gente se parte la caja con esto? ¿De veras? Si son chistes a lo “Cocodrilo Dundee” por favor.

Es un Subproducto pero el problema es que dirigido y dirigista. Me pregunto ¿por qué para ensalzar hay que atacar a los demás? No son tan maravillosa ellas, por qué es necesario ridiculizar al mundo rural y a sus gentes como salvajes insensibles y malolientes gordinflones que no tienen la sensibilidad de nuestra supergente. Es tremendo como un urbanita se atreve a retratar con tal ignorancia el medio rural australiano, ensalzando a las tres golfas.

Pero no es lo más patético, no, lo peor es que es tan políticamente correcto que en cambio a los aborígenes australianos no les critica, al contrario acaban bailando y cantando con las reinonas. Hasta ellas tienen más huevos que el guionista y el directo juntos.

Claro contra los blanquitos ruralizados sí, pero contra los negritos étnicos no, no sean que me llamen racista y esta película va dirigida a la gente cool que se las dan de multiculturales.

Lástima que no aparecieran los tuareg de Vázquez-Figueroa para arrancarlas piel a tiras y dejarlas secar al sol. Pero no es la única escena adulterada, lo están casi todas, especialmente la relación de Hugo Weaving con su hijo. Nauseabundo. Hay que ser valiente. Yo hubiera puesto a Guy Pearce que le hubiera metido mano al niño -¿no hay maricas pedófilos?- y que entre ellas se metieran alguna puñalada trapera. Esa es la realidad.

Si ya está lobotomizado y piensa que los buenos llevan bragas, adelante lo pasará bien; pero por favor estamos en 2007, ya se han conseguido aprobar ciertas leyes... que no nos den más la tosta.