Me uno a las opiniones de los que encuentran esta película carente de interés. Imagino que en su momento sería todo un acontecimiento transgresor pero a día de hoy no dice absolutamente nada: ni su supuesto atrevimiento ni su posible faceta romántica, que de existir se antoja demasiado encriptada por un servidor que no tiene pulsiones románticas de carácter homosexual. Las relaciones entre los personajes están trazadas con pinceladas vagas y hay escenas nada creíbles que se ven hasta ridículas, como por ejemplo es el caso de la secuencia del atraco, cuando los cuatro vestidos de rosa, contando con algún arma de fuego, se van corriendo y renuncian a pelear por la propia caja con dinero (esa es otra, un grupo de cuatro rockeros que no tienen ni media hostia se pasean de noche por una explanada con toda la recaudación borrachos como cubas, ni el más tonto del mundo haría eso) que habían robado debido al ataque de dos oponentes (que resultarían ser los protagonistas) armados únicamente con porras, y luego en la que el gordo exagera contando que eran más los que le dejaron sin botín: dicha exageración está remarcada hasta el paroxismo. Tampoco me ha gustado que no se ahonde más en las razones que les empujan a los protagonistas a vivir así: se pueden llegar a sacar bastante más por un servicio que una persona normal en un día de trabajo, sin embargo duermen en tejados de edificios. Se tiene que sobreentender que están muy perdidos y quieren seguir llevando ese estilo de vida porque no conocen otro aunque tengan dinero, el cual seguramente emplean para paliar sus adicciones. No obstante nada de lo anterior nos es concretado.

Para terminar volveré a lo que planteé en el comienzo: como no se nos ofrece un acercamiento psicológico interesante a ningún personaje (el devenir de los acontecimientos da la impresión de ser caprichoso y aleatorio siendo en todo momento el relato bastante insustancial), te importa un carajo lo que le pueda pasar a cada uno de ellos por lo que te aburres muchísimo y si le pongo un tres en vez de un dos es porque en el funeral del padre del personaje de Reaves me gustó escuchar el sermón fúnebre, que me recordó la manera de la que hay que vivir la vida, esto es hacer la mayor cantidad de obras buenas posible y tratar de no joder a nadie.

Al igual que en todos los videoclips de artistas latinoamericanos de moda, aquí asistimos a una escenificación más de la opulencia material. Si en otros vídeos de canciones de semejante estilo el despliegue de lujos me transmitieron sensaciones como frivolidad y el estilismo era frío y poseía detalles extravagantes, a este no le he encontrado mucho sentido. Eso sí, me gusta como canta Karol G, esa mezcla de Auto-Tune y del propio tono de su voz, que termina de entonar las rimas con un acento cerrado, me dice más que la inmensa mayoría de sus populares compañeras de gremio.

La letra, como no, habla del desamor y de como una persona dolida por los celos o tras un rechazo rehace su vida y se divierte (experiencia que se asimila con dinero, sexo, lujo, poder y las drogas blandas; las duras obviamente ni se mencionan, pues no casan con la estrategia comercial), anulando de este modo la influencia que tiene en su vida la persona que le hizo daño (pero, como no, haciéndolo notar de alguna forma, tanto a ella como a los espectadores). Esta industria ha demostrado entender como nadie los problemas de su público potencial, pero me temo que la perspectiva que plantea para afrontarlos no es la óptima, puesto que proviene de la reacción más instintiva, basada en el resentimiento (si tu a mi no me quieres, pues yo tampoco). Ahora bien si nos dejamos de análisis psicológicos y valoramos otros aspectos como el ritmo, asumimos que tu pones eso en una discoteca a las cinco de la mañana y todo el mundo se viene arriba, las cosas como son.

Patrick Swayze seduce con su carisma, sarcasmo y contundencia en la primera mitad, son los fragmentos más interesantes de una película que pierde puntos cuando el personaje cambia de registro. Mientras la veía pensaba, porteros de discoteca más así hacen falta.

La actitud de Kelly Lynch es inconcebible, pues se enfada con Swayze porque mata en un combate a muerte a un sanguinario secuaz del impasible Ben Gezzara ('Asesinato de un corredor de apuestas chino'), que brilla en su estilosa interpretación de frío y cruel cacique local. Por otro lado Sam Elliott derrocha simpatía y en general todo tiene cierto encanto en una película bien dirigida (grandes coreografias y los efectos especiales están muy bien), con una puesta en escena que no escatima en crudeza ni en la vulgaridad propia del ambiente, presentando bastantes desnudos y una violencia apabullante, tanto física como soterrada, lo cual supone un plus por lo natural que se ve todo. No estamos delante de una obra especialmente profunda y se le pueden sacar un par de detalles no del todo coherentes (hacia el final su estructuración se vuelve algo discutible), pero lo que tengo claro es que 'Road house' es un digno entretenimiento ochentero destinado para mayores de edad, con más aciertos que defectos.

Modine está extraño y atractivo (creo que exceptuando 'La chaqueta metálica' es la caracterización más conseguida que le he visto, pues incluso en sus títulos más conocidos no se hace recordar, aquí sí), es alto, fuerte y guapo pero no es el más popular. Tiene una manera de ser poco corriente, un carácter demasiado desarraigado para su edad, así como un rasgo en su carácter que le confiere una sensibilidad especial. Un alma algo ensimismada que solo busca su propio camino y no detiene su atención en las frivolidades propias de la adolescencia. En ocasiones da la impresión de ser un poco corto, pero siempre se lo ve vitalista. Una buena persona. El contrapunto es el personaje menos atrevido que haya interpretado Linda Fiorentino en toda su carrera, que acostumbra a encarnar perfiles de mujer fría, altamente seductora e independiente, pero ya aquí, en su debut, vemos algunos detalles que no dan lugar a la confusión, como ese brillo en la mirada, algunas respuestas aceradas que dejan al hombre sin réplica posible y su bello rostro, que aún con facciones muy juveniles hace gala de la seductora imperturbabilidad que más adelante se convertiría en una de las señas de identidad de la actriz. Bien, la película. No es muy mala pero sí se hace algo larga para lo que cuenta. A uno le gana por simpática, por algunos diálogos, por pretender ser auténtica y amable. No es muy original pero algo entretiene, es entrañable

Lyne se equivoca al limitarse a tildar a su protagonista de simple tarada sin paliativos. El thriller habría resultado más interesante si hubiera abordado de algún modo la psique del personaje de Glenn Close. Pero ni siquiera hay una triste mención, aunque sea de pasada, nada que nos ayude a entender por qué Glenn es así. Demasiado larga para lo que cuenta, con sus cuatro escenas decentes fruto del buen oficio propio de la época y poco más.