Aún al día de hoy sigo convencido de que esta obra maestra de Richard Donner continúa siendo el mejor ejemplo de la adaptación de un cómic a la gran pantalla. “Superman” es la esencia de todo lo bueno que hay dentro de un ser humano escenificado curiosamente a través de un extraterrestre, por lo que me atrevo a afirmar que “Superman” es el más humano de todos los héroes siendo el único que no es de este planeta. Me duele mucho cada vez que veo el DVD y ver a Marlon Brando el primero en aparecer en los títulos de crédito, cuando es el menos interesante de todos, su padre humano (Glen Ford) tiene mucha más riqueza conceptual que éste y apenas pasa desapercibido. Espero que llegue el día en se haga justicia, rectifiquen y sea Christopher Reeve el primero en aparecer, seguido de Gene Hackman y Margot Kidder, el ego y los caprichos del Sr. Brando ya pasaron a la historia.
Es complicado analizar un film al que veo perfecto, ni que decir que fue Christopher Reeve el alma, el hombre que supo poner espíritu a un sueño imposible, su perpetua imagen como héroe nos acompañará para siempre. Pero no quiero ser injusto, Reeve lo bordó pero la película son millones de matices que la convierten en lo que es, Gene Hackman está de muerte como Luthor, su cinismo y humor negro es inimitable, Margot Kidder es la más simpática y agradecida novia que un superhéroe podría tener, ni guapa ni siliconada, una persona normal, la mezcla de comedia y drama se funde con una química inmejorable. La película queda detallada desde su comienzo por infinidad de ricos pormenores que dan autenticidad a un relato tan ficticio, desde krypton podemos ver que incluso una raza superior tiene sus propios temores, la creencia en los mismos provocará que Jor-el salve la vida de su hijo ya que no dudó del destino al que su planeta se enfrentaba. Uno de los momentos más emocionantes y mejor filmados desde mi punto de vista es aquel en el que fallece su padre adoptivo y el cristal le llama para comenzar su destino, así como el momento en el que Clark se lo cuenta a su madre y se funde en un emotivo abrazo con ella, todo ello rodado con plano de grúa magníficamente acompañado por la memorable música de Joihn Williams. La aparición por primera vez de Superman salvando a Lois de una muerte segura, el vuelo de ambos, todas las apariciones de Luthor y sus ayudantes y la creencia que nos dio Christopher Reeve de que un hombre puede volar, una película perfecta que sin los medios actuales logró un ingenio e imaginación que todavía (desde mi punto de vista) nadie ha podido superar.

Excelente y humana conclusión de una saga auspiciada por un hombre al que jamás se le reconocerá su cuantiosa aportación a la industria del entretenimiento. Stallone ha sabido acabar con sobriedad la leyenda del hombre y la imagen al que siempre se le ha ligado. Rocky es una historia que ha sobrevivido por su humanidad, más allá de sus históricos combates es la capacidad de un hombre para no darse por vencido, su vulgar y racional manera de ser le han convertido en un mito social que trasciende más allá de la simplicidad de su personaje. Rocky Balboa o Rocky VI no es un tardío intento por recuperar glorias perdidas sino una justa y necesaria cicatrización del cuarto y quinto capítulo de esta larga historia. Rocky sigue siendo el mismo, su ingenuo sentido vital, sus chistes malos y su retórica filosofía urbana con la que intenta ayudar a los demás. Ahora ya le queda poco y es consciente de ello, vemos un resumen de su vida como una vela que se apaga en su última cruzada por recuperar un poco de esa gloria que todavía le queda. Stallone ha sabido plasmar la esencia de su personaje tal y como todos (los que lo apreciamos y respetamos) lo vemos, con cariño pero sobretodo con dignidad.

Carpenter construye todo un anti-héroe que capta adeptos por su frustrante lucha contra las clases sociales, a diferencia de otros films en los que el presidente de los Estados Unidos se representa como una figura fuerte y de gran representación en “1997” se le ridiculiza como una efigie temerosa, débil y ridícula que se convierte en un tortuoso y obligado trabajo para el insolente Plisken. La película no destaca precisamente por su despliegue de efectos visuales, si no que se centra en muy pocos personajes. El director de “La Cosa” logra un ambiente minimalista que implica que el espectador se identifique más con los delincuentes que con los representantes de la ley, mostrados como figuras corruptas por un sistema represivo que se fundamenta en la demagogia de una inexistente libertad. Muchos mensajes para lo que es en realidad una cinta de acción, pero no por ello menos interesante, resulta como siempre gratificante ver como Carpenter exprime todos y cada uno de los recursos de los que dispone, por escasos que sean.

Siempre que veo esta joya del cine de juicios no puedo dudar que gran parte de su grandiosidad está en la interpretación de Paul Newman, pocos actores son capaces de representar la caída del ser humano en el abismo de la autodestrucción como él, recuerdo “El buscavidas” mucho más joven pero igual de sólido. Claro que atribuir todo el mérito al genial actor sería un tanto injusto, pues está muy bien respaldado tanto por la dirección de Lumet como por el resto de un reparto en el que destacan James Mason, Jack Warden y Charlotte Rampling que dan cuerpo y vida a una obra maestra de la planificación, desarrollo y conclusión, actos diferentes representados con una sobriedad difícil de encontrar. Y es que “Veredicto final” no se limita a contar la historia de un juicio, sino que constituye un juicio a la propia sociedad, a la insensibilidad de las personas que se supone representan la justicia, y que lo hacen de manera fría cuantificando mediante cifras el pesar y el sufrimiento de las personas a las que representan. La justicia es una palabra que se compra, en función de la categoría social las posibilidades aumentan o disminuyen para que esa palabra se cumpla, así vemos la realidad de la cruda sociedad, la lucha de David contra Goliat. Esa es una parte, la otra es el aspecto personal del protagonista, un abogado alcohólico que se topa un caso que puede resolver sin llegar a juicio, una oportunidad única para encontrar un respiro al que renuncia al ver a la víctima, para posteriormente negarse a pactar y decidir buscar una justicia que está lejos de su actual preparación. Sin ningún tipo de estereotipos Lumet abre campo a personajes reales, humanos, Newman no sólo se enfrenta a una legión de abogados sino indirectamente a los intereses de los afectados que pretendían una compensación económica que cerrara el caso. Traiciones y sentimientos encontrados, los protagonistas no dividen sus andanzas en actos de diferente color con finales felices, la vida no se arregla en una Sala de juicios, los problemas personales no se resuelven siempre, sino que pueden empeorar. Una maravilla de película de imprescindible visionado.

Peter Weir empezó a forjarse como un excelente contador de historias con este magnífico alegato en contra de la guerra. A pesar de estar presente durante toda la película la guerra no se trata como un acto explícito hasta su última media hora, en la que las consecuencias de la misma son reflejadas contundentemente. La película se fundamenta sobre la amistad de dos jóvenes que el destino encuentra de forma fortuita en una carrera rural en la cual uno de ellos pierde no sólo la carrera sino lo poco que tiene. Dos pensamientos totalmente diferentes, uno un errante que se busca la vida como puede pensando en sí mismo, el otro más joven escudriña e intenta buscar los valores patrióticos que cree son por el bien de su país y de su familia. Australia busca soldados para luchar en Turquía y como sucede en cualquier guerra recurren a los mensajes demagógicos para tratar de lavar el cerebro de los más jóvenes y lograr que se alisten. Con un mensaje similar al de Kubrick en “Senderos de gloria”, Weir se centra más en el trazo y vivencias de sus personajes, a los que presenta humanos y normales, con las debilidades y miedos implícitos en cualquier criatura, con objeto de que el espectador se identifique con los acontecimientos que terminarán viviendo.