Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Sines Crúpulos
Críticas 530
Críticas ordenadas por utilidad
8
8 de septiembre de 2008
265 de 329 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez un hombre tan pobre, tan pobre, que sólo tenía dinero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sines Crúpulos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
28 de septiembre de 2014
203 de 228 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que en España, la calidad de una película y la cantidad de sus diálogos son factores inversamente proporcionales, y una consecuencia inmediata para arreglar este problema, mucho más barata que impartir cursos de dicción a la mayoría de los actores nacionales, se puede obtener de películas como Vacas o Tasio. Hablamos del personaje rural, rudo y de poca palabra. Calladito y con la escopeta al hombro. Así puede fluir el metraje sin los cortes continuos que produce la antinaturalidad de las conversaciones y abstraen y disocian al espectador de la historia que se narra.

En La isla mínima las imágenes encefálicas, conseguidas gracias a una drónica, limpia y fractal fotografía, generan estructura y personalidad, que es mucho generar, no sólo en nuestro cine si no en el de cualquier parte del mundo. Se añaden a este ambiente campos secos, bigotes, pegatinas y coches viejos que dibujan una mezcla de distintas españas, todas oscuras: la reprimida, la de cañas y barro, la de Puerto Hurraco y la de la bola de cristal, no respectivamente.

El caldo de cultivo está listo. Para activar las reacciones poco hace falta. Y Rodríguez lo pone: un personaje más complejo que Rust Cohle (muy grande el chiquitín), otros buenos actores no muy conocidos y algún (inevitable por la historia) actor jovencito con frase, eso sí, bien vigilado y atado en corto. Una banda sonora a la que quizás le falte un poco de garra y por supuesto (y esto sí que está desaprovechado) dos o tres canciones con feeling, de las que empujan la emotividad, el empalme masivo o la humedad colectiva, que está de moda (a veces excesivamente), porque funciona, y funciona bien; el Sé de un Lugar, en la feria o el Hey para la disco con el chiquitín y las dos mujeronas. 1980, por dios, había bastante para elegir. Los ingleses se hinchan a pinchar a Bowie o a los Clash y los americanos a Cohen o Talking Heads. Porque funciona, joder, es la verdad.

Lo que sí que es arriesgado por estos lares es incluir acción. De la americana, la de las explosiones y los coches volando. Es demasiado caro y complejo, se requieren demasiados recursos que por aquí escasean, y al final se invierte todo el dinero y la imaginación (pregunten a Segura o Monzón) en tres escenas que no alcanzarían ni el diploma de consolación en un torneo internacional. Bien, pues la peli que nos ocupa tiene acción. En las escenas de violencia es directa y desagradable y en la de la persecución es inteligente porque está cargada de detalles y rodada con claridad. No se llevaría el primer premio, aunque le daría mil vueltas de campana al ganador.

Hay alguna cosilla desmesurada, como las niñas de un colegio de mala muerte de un pueblo perdido en una tierra salvaje, que cualquiera de ellas sería el pivón del curso completo, del A al D, en mi mega colegio pijo y urbanita de aquella misma época, o las conversaciones telefónicas con su mujer, intrascendentes a más no poder, del segundo prota. Pecata minuta para una producción magnífica que junto a otras dignas de este milenio como La noche de los girasoles, Celda 211, No habrá paz para los malvados o Grupo 7, parece que van creando un policíaco decente que no sé si desembocará en algún subgénero autóctono o no, pero mientras tanto, por el camino, yo me entretengo, tengo.
Sines Crúpulos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1
21 de marzo de 2010
325 de 476 usuarios han encontrado esta crítica útil
Padre, hijo, espíritu santo y nieto.
El nieto protagoniza este film: es un buen hombre que predica la palabra del señor sesgando cabezas con un machete. Tal vez nosotros no lo comprendamos, pero hay que ponerse en el lugar, es un mesías moderno, tengan en cuenta que hablamos de los años 40 ó 50 (del siglo XXI), y por eso debe ser que tiene unas dotes espectaculares, es un superhéroe de acción, un medalla de oro olímpico, o paralímpico, de tiro con arco y posee una memoria de elefante.

Total, que se les ha ido la pinza definitivamente, mezclan el western con Mad Max, The Road con Old Boy y el cine postapocalíptico con Marcelino Pan y Vino. Una cosa muy rara, de la que pueden salvarse las escenas de acción, como pura acción absurda y sin sentido, que parecen muy molonas. Por lo menos el villano no es Al Pacino.

Lo más raro de todo ha sido que por un moemnto a los (supongo) hermanos Hughes, casi se les va la olla y le dan personalidad a un personaje secundario. Del grupo de los matones del villano, además. Casi se les pira la pinza. Incluso le han dado una muerte bastante resultona, menos mal que ha quedado en agua de borrajas y el malo es plano plano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sines Crúpulos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
5 de noviembre de 2007
208 de 253 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cenoura, Bené, Ze Pequeño, Dadinho, Buscapé, Filé con patatas, Mané Galinha, Neguinho...

Este "menage a trois" entre Godfellas vagabundos, balas de Peckinpah y Manu Chao espídico se ha situado por mérito propio entre las mejores películas de la década, y quién sabe para el futuro... Particularmente pienso que envejecerá bien, pues radica su fuerza en los violentos personajes, y eso nunca pasa de moda, a parte de tener una estructura moderna, no exagerada, basada en parones de cámara, capítulos titulados y viajes en el tiempo por flash backs que se enganchan una y otra vez a la historia.

El ritmo es frenético y antes de querer darte cuenta ya estás enganchado a las desventuras de la favela.

Buenas frases, buen trato a los personajes, buena música, desgarradora, a ratos, fotografía y un frío trato a la realidad, que le permite prescindir de mostrar la moraleja, cosa que yo, personalmente, agradezco enormemente.

Respecto a la polémica de su puesto 20 en el top FA (y llegó a estar entre las diez primeras, creo recordar), ya veremos qué dice el tiempo. Hay que tener en cuenta también que mucha gente ve la peli, le gusta, y en fin, le falta tiempo para conectarse y soltarle un 10. La emoción está reciente, acto que no ocurre igual de exagerado con los grandes clásicos (si mi padre vuelve a ver L'Atalante no sale disparado del salón al ordenador para conectarse a leer como un enfermizo todo lo que se cuente de ello en la Gran Red y ponerse a disparar votos y piropos en foros y páginas de todo tipo donde se mencione "Cidade de Deus".

La película que más me ha gustado en lo que llevamos de XXI.
Sines Crúpulos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
7 de febrero de 2008
234 de 306 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los albores de los años 80, mi padre entró un buen día en casa con una bolsa de cartón de esas que usan los polis en USA para esconder los donuts.
De la bolsa salieron piando asustados tres pollitos cruelmente coloreados. Azul, verde y naranja. Mi hermano llamó a su pollo Gruñón y mi hermana al suyo, Eire. A mí me tocó el naranja, al que bauticé como Flash.

Una tarde de aquel verano les dejamos al fresco en la terraza. A nuestro regreso nocturno nos encontramos a Gruñón y a Eire secos. Más tiesos que la mojama. Ver cómo sus hermanos consumían su vida chamuscándose delante de él, en su mismo pico, hizo fuerte a Flash. Su corazón se recubrió de hielo.

Comencé a entrenarle a los pocos días de la tragedia. Le lanzaba al aire y trataba de cazarlo al vuelo con una pizarra vileda. Se llevó muchos golpes, sí, pero aprendió a encajar.
Con el transcurso de las semanas nos fuimos cogiendo cariño, y pronto pasó de comer alpiste a devorar trocitos de entrecot.

Le llamaba desde mi habitación, “¡Flash, Flash!”, y él venía corriendo entusiasmado desde la terraza. Entonces le lanzaba pilas rodando por el pasillo que él esquivaba mediante fintas y saltos con el estilo de un campeón.

Por las tardes se encaraba con los rottweiler en el parque y era capaz de pulsar el 7º en el ascensor con el pico, de un salto. Ese era Flash. Una máquina de matar.

Pero pasó el tiempo y aquel pollito se hizo grande. Mi madre decidió que no podía habitar entre nosotros, eran épocas de flaqueza económica, y no nos podíamos permitir otra boca que alimentar. Sobre todo cuando ese pico tragaba por dos. Así que se lo dio a Venancio, que tenía una granja en las afueras.
Aún recuerdo el gesto sobrio que me dedicó cuando nos dijimos adiós.

Un día llamó Venancio. Se conoce que el pollito no era pollo, si no polla.
Mi polla Flash…
Al parecer ponía huevos naranjas, como si sólo de yema estuviesen hechos. Algún ser humano se echaría al plato a mis pequeños flashecines para engullirlos con patatas mojando pan. Tranquilo, Flash, donde quiera que estés. Daré con él. Y te vengaré.

Y es que poco a poco las noticias sobre Flash comenzaron a llegar con cuentagotas, hasta que no volví a saber de él.
Cuántas veces la condición natural de los seres nos obliga a tomar distintos caminos para no volvernos a ver… pero nuestras memorias pasean de la mano por el sendero de los recuerdos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sines Crúpulos
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow