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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 1.963
Críticas ordenadas por utilidad
9
27 de octubre de 2021
52 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde mucho tiempo atrás, se propaga a los cuatro vientos la “leyenda negra” sobre la España Imperial, sus logros y descubrimientos. Es vergonzante que, durante siglos, se haya extendido una versión tan negativa y catastrófica sobre lo que fue el imperio español a partir de final del siglo XXV, y sobre todo los siglos XXVI al XIX.

Este documental de José Luis López-Linares (1955) que ahora comento, habla del momento histórico que comienza cuando fue expulsado Boabdil, sultán del reino nazarí de Granada, el último reducto musulmán en la península, de manos de las tropas de los Reyes Católicos, que cortó la posibilidad de extensión del mundo musulmán por Europa (apuntillado luego en 1571 con la batalla naval de Lepanto).

Fue el tiempo en que Colón, auspiciado Isabel y Fernando, descubre las vírgenes tierras de América y por primera vez en la historia de la humanidad, se tuvo una concepción global y cartográfica del mundo tal cual lo conocemos hoy. De ahí el Imperio Español contacta con Filipinas, luego con China, que inicia el comercio global de la dinastía Ming.

Documento que es un homenaje y un realce de todos aquellos, nuestros antepasados, que, a la vez que construyeron una gran empresa y fueron ejemplo de generosidad y mestizaje entre los pueblos que España fue descubriendo y emancipando.

Además, este es un documental contra las leyendas que a todo nivel el norte de Europa creó a base de farsas, escritos, ilustraciones y otras maneras de divulgar la concepción oscura de una España cruel y sanguinaria. Pretendían desvalorizar y arruinar el orgullo del imperio hispano e intentar conseguir lo que por las armas y el poderío les resultaba imposible.

Lo peor es que esta leyenda cuajó y sigue extendiéndose. Este documental aclara y pone en valor el enorme legado que España dejó al mundo. Como dice Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia: «La historia del mundo no se puede explicar sin la historia de España».

López-Linares (1955) es un director emblemático y obligado para el cinéfilo, dentro del género documental-narrativo en nuestro país, desde los comienzos de los años 90, con dos Goyas en su haber.

Aquí se desmantela la falsa y multisecular leyenda negra tan injusta y penosa para nuestra historia. Arremete de manera directa y con sólidos argumentos de solventes especialistas, para ir destejiendo el rosario de dobleces sobre la realidad del imperio hispano, que habría de durar más de tres siglos en el candelero de la civilización.

Por supuesto que no todo fue color de rosa. Pero como se dice en el documental, esa hazaña, era cosa de hombres que no lo tenían nada fácil en todo sentido.

“España, la primera globalización”, es un auténtico antídoto de verdad, conocimiento y afirmación de mestizaje (racial, social y cultural), versus la farsa orquestada por otros países, gérmenes dañinos contra nuestro modo de civilización.

Como escribe Cano: «El propósito de este documental es enfrentarse a un supuesto sentido común impuesto sobre la Historia de España que se dedica a enfangarla». Efectivamente, son valoraciones estas que nos quiere imponer un enemigo sin nombre o que nunca se nombra. Ingleses/franceses/holandeses u otros, por pura envidia o inquina secular, intereses ocultos e impotencia ante un Imperio donde no se ponía el sol.

Este documental evidencia que España tuvo un papel capital en la puesta en marcha del proceso de globalización a través de su exitoso modelo de imperio global.

Es importante que empecemos a valorar la tal globalización de nuestro pasado como lo que fue: una nueva manera de economía, una nueva relación entre los países en mundo diverso y un profundo cambio cultural. Entender estos tres elementos, como hace este documental, nos ayudará a comprender el papel jugado por España en la historia.
Kikivall
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7
31 de marzo de 2018
26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Larrimore "Bobby" Riggs (1918-1995) fue un tenista norteamericano de éxito durante los años ’40-’50, campeón de Winblendom y muy conocido igualmente por sus duelos ante tenistas mujeres cuando ya superaba los 55 años.

La película es, conociendo imágenes de la época, muy verosímil a lo que ocurrió. Incluso los protagonistas de antaño y los actores que los encarnan en el film tienen una notable caracterización y parecido físico.

Los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris han llevado a cabo una conjunción cómico-dramática de un evento que tiene su complejidad, siendo fieles ambos realizadores a ese estilo propio tendente a divertir y a la vez contravenir las normas, lo cual que consiguen con una atinada elección de la historia y de los protagonistas, donde se explora también el amor ‘homosexual’ entre mujeres, tabú en aquellos entonces.

El guion de Simon Beaufoy, inspirado en los hechos reales y la singularidad de los protagonistas resulta ser un libreto escrito de manera inteligente, tanto para mostrar sin juzgar a los personajes, como para distraer, denuncia feminista contra los poderosos de por medio.

La música de Nicholas Britell está bien aunque en ocasiones queda un tanto corta. Excelente la fotografía de Linus Sandgren, tipo retro, a la manera de las texturas con cierto grano de los años 70.

El reparto corre a cargo de dos excelentes actores. De una parte Emma Stone transfigurada en la famosa tenista Billie King original, morena, con gafas, en un trabajo lleno de matices. Y Steve Carell tiene gran parecido con el jugador Riggs y su actuación de machista y cara dura está muy bien llevada.

En fin, felicitaciones a los productores y a los realizadores que han acertado al recrear la época empleando con rigor detalles del periodo y trabajo de cámara para examinar el punto crítico, el momento cuando el equilibrio de poder entre hombres y mujeres, comenzó a cambiar. Así fue en aquel 1973 y en un partido de tenis antológico.
Kikivall
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7
14 de junio de 2015
33 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película con una buena dirección de Thomas Vinterberg, dentro de los cánones de una cinta clásica. Tiene un guión trabado, salvando algún pequeño desliz, y escrito con solvencia por David Nicholls, adaptación dela novela de Thomas Hardy (1840-1928), Far from the Madding Crowd (1874), donde escribe sobre los detalles de la vida rural inglesa que el escritor tanto apreciaba. La música de Craig Armstrong es bastante buena como banda de la obra que goza además de una preciosista fotografía de Charlotte Bruus Christensen, que retrata tanto los primerísimos planos como pinta los hermosos paisajes ingleses.

El reparto es sobre todo Carey Mulligan, que hace un trabajo antológico e incluso salvaje, sosteniendo ella misma a la tozuda y libre heroína adelanta a su tiempo Bathsheba Everdene, con grandes dotes expresivas y de sintonía con el público, que sabe como nadie aguantar los primeros planos; además, y además es una mujer muy bonita y de original físico, desde mi modo de ver. Le acompañan con actuaciones bastante buenas del actor belga Matthias Schoenaerts, tal vez un tanto inexpresivo, pero en realidad ese es su papel y lo hace bien; Tom Sturridge hace muy bien su rol de soldado seductor, jugador y buscavidas; Michael Sheen interpreta al tercer pretendiente en ciernes de la chica, un hombre metido en años pero que ansía con ilusión infantil ser aceptado por Bathsheba y eso lo hace muy bien. Acompañan actores y actrices muy buenos como Juno Temple, Jessica Barden, Hilton McRae o Richard Dixon por mencionar algunos.

El film es un auténtico y fascinante drama, y la película hace honor a los temas básicos de la misma obra que lo inspira, con una producción sólida y brillante. Esto es tanto más evidente como película de época que es, lo cual a Vinterberg le sale muy bien. Tiene además un ritmo ágil y el tono pesimista que caracteriza la obra de Hardy.

Pero no es oro todo lo que reluce. Yo, tras salir de ver esta película y transcurridos dos días, me doy cuenta de que el film tiene sus lagunas importantes. Sobre todo, no aporta nada nuevo, es pura ortodoxia técnica e incluso en esto comete algunos errores, pues en ocasiones te puedes perder y en otros momentos da una impresión de falta de emotividad, de grandeza pasional. Al l final, lo que debería ser una gran historia de amor, deviene en un retrato frío con bonitos atardeceres.

Por supuesto mi consejo es que la vean, es un film notable, lo que ocurre es que la historia es tan intensa y ya conocida en el cine (hay cuatro versiones al menos: 10145, 1967, 1998 y la de ahora, 2015), que yo habría querido que Vinterberg hubiera dado el salto hacia la calificación de sobresaliente.
Kikivall
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7
25 de octubre de 2020
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El señor Edward decide separarse de su exasperante esposa, Grace, después de 29 años de matrimonio fallido. A partir de este punto, cada uno de ellos buscará, a su manera, la forma de rehacer su vida. Mientras que él tiene otra mujer esperándolo, ella vive para el resentimiento y el despropósito. En medio, su joven hijo sufre las consecuencias. Todo ello ocurre en un pequeño pueblo de costa próximo a los acantilados y al paisaje costero y rocoso de Hope Gap.

Un melodrama de pareja que se precie debe tener una buena base dialogal, de reflexión y de interpretación. Este film reposa en esos cimientos: diálogos interesantes, deliberaciones y una emocionante interpretación de sus actores.

William Nicholson (1948) es el director y guionista, que adapta a la gran pantalla una pieza teatral de su autoría sobre un matrimonio que vive sus últimos días en pareja, en el marco de un pueblecito con océano gris de fondo, acantilados de vértigo y una geografía que juega su papel en la historia.

El film describe al matrimonio en su cotidianeidad, lo que ha sido su convivencia difícil, las continuas discusiones, un tiempo lleno de tediosas rutinas, una esposa exasperante junto a un marido tibio y sin espíritu.

Toda esta urdimbre compleja y fatal es llevada con una enorme maestría por dos actores de talla: Annette Bening y Bill Nighy, ambos de elegante apariencia en lo externo y un interior bien tratado, tormentas incluidas de ella y la flema de él.

La cosa, bien llevada por el equipo de rodaje, hace que el espectador acabe poniéndose en un lugar cercano al del hijo, un joven que sufre el divorcio como suyo.

No olvidamos el trabajo más que aceptable del actor al Josh O’Connor en el papel de hijo involucrado en la historia del divorcio.

En la obra no hay excesos de sentimentalismo ni afectación. Al contrario, el film se va haciendo a fuego lento a la vez que llega a resultar sustancioso y atrayente.

Ritmo adecuado, buena ambientación y puesta en escena, interesante, delicada y adecuada música pianística de Alex Heffes y una luminosa y límpida fotografía de Anna Valdez-Hanks, con una cámara que sobrevuela sobre actores bien hablados y tomas ocasionales con drones que se aventuran más allá de los acantilados blancos.

Dejo para el final decir que se trata de una película autobiográfica en la cual Nicholson, británico, recuerda la sensación de infelicidad que soportó en su juventud con la separación de sus padres. Reflexiona sobre la idea convencional del amor, concluyendo en un repudio explícito y definitivo. Nicholson escribió en 1999 una obra de teatro sobre esta separación: The Retreat from Moscow. Nicholson es un autor que curiosamente se ha pasado media vida digiriendo ese divorcio y su propia historia pasada. La tal obra teatral tuvo éxito en Broadway y resultó liberadora para su autor, terapéutica, catártica. Pero al parecer no gustó nada a sus padres que la tomaron como un mal viaje al pasado.

Después de veinte años, nuestro director lleva al cine su propio texto, transformándolo en una carta de amor a sus ya desaparecidos padres. Desde mi modo de ver, mucho tiempo para una experiencia que no merece, por falta de envergadura, ni tantos años de digestión, ni tanta literatura, ni tanto metraje.

Mi parecer es que la madre de Nicholson era la típica mujer que en la “teoría de la comunicación” psicológica llamamos esquizofrenógena (que juega al “doble vínculo” o mensajes paradójicos), que no contenta con haber anulado a un esposo que escapa por los pelos, abduce a continuación al hijo (Nicholson), para finalmente acabar redimida por su afición a la poesía..

Película que involucra en cierto modo al espectador con sus diálogos concisos y sus ingeniosos protagonistas, pero que no ofrece demasiada información sobre las complejidades y los recovecos del matrimonio protagonista, salvo la mala baba de la señora.
Kikivall
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7
7 de octubre de 2018
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta es interesante y muestra cómo debió ser la decadente ‘guerra fría’ en Estados tan castigados como la invadida Polonia por los nazis en el inicio de la II Guerra Mundial, y su posterior colonización por el imperio URSS tras los acuerdos de Yalta. Además, “Cold War” presenta una apasionada historia de amor entre personas con maneras de ser y de pensar distintas a los que cierto ‘sino’, los aboca a un destino común.

Tras leer tanta buena crítica sobre esta película, he salido del cine no entendiendo bien la cosa. Detrás del film hay una gran dirección clasicista de Pawel Pawlikowski (mejor director en Cannes, 2018) y un guión bueno pero sobredimensionado del propio Pawlikowski junto a Janusz Glowacki. Lo que se dice de esta película es lo mejor y sin tacha. A mí, confieso que emocionalmente apenas me ha rozado (salvando la reflexión de la terrible época y lugar: la Polonia de postguerra y sometida) y el final me ha parecido misterioso. Quizá los padres del director, a quien dedica la obra, entiendan mejor la cosa. Yo sólo podría entenderlo por toda la basura que fue esa región del mundo que Pawlikowski recorre desde 1945 hasta los años cincuenta y tantos. Ahí sí puedo entender mejor, pero el film quiere ser ante todo una obra de amor imposible con funestas consecuencias.

Es excelente la fotografía en B&N de Lukasz Zal, que con su grisura, textura y profundidad de campo captar el clima de tan penosa etapa histórica en la Europa del Este. A lo que colabora poner la pantalla en una forma de cuadrado, formato 4x3, como para que veamos el espacio que ronda por encima de la cabeza de los personajes.

En el reparto sobresalen una genial, bonita y gran actriz Joanna Kulig y un eficiente y dramático Tomasz Kot, con enorme química entre ellos.

Gran puesta en escena en la que nada sobra ni falta para arropar una triste historia de amor. Y música diversa y evocadora de un tiempo asfixiante.

La película es ciertamente el relato de un amor pasional con tintes de tragedia y que en ocasiones traslada el mensaje de la “atracción fatal”, más que esa hipótesis de “un destino que los condena a estar juntos”. Cuando se escribe así, pienso que quien lo hace no ha visto la película pues lo que hay es un amor de alto voltaje por el cual, él más que ella, se ve atraído hasta el punto de abandonar su libertad y un buen futuro en París, para volver al presidio bolchevique con la única intención de reencontrarse con una mujer desquiciada y paradójica. No sólo en el terreno sentimental sino incluso en el plano de las ideas. Ella se muestra como atraída por el comunismo estalinista, a la vez que se manifiesta profundamente católica, como buena polaca. Increíble, salvo para alguien que no está en su sano juicio. Él al menos se define deliberadamente anti-soviético y anti-estalinista. Pero su pasión por la chica le hace volver al presidio tras el ‘telón de acero’.

Claro, aquel tiempo histórico da para retratar la desesperanza o la angustia, el erial creativo y el adoctrinamiento. Y todo ello queda muy bien reflejado en la cinta: la tensa pugna que dibujó en buena medida la segunda mitad del siglo XX, cuando todavía ninguno de los bloques en los que se había dividido el mundo en ese entonces, era capaz de ganar la batalla. De ahí, a ese intento de trasladar esta panorámica al terreno sentimental, Pawlikowski no ha sabido cumplir.

También tiene la película apuntes muy logrados de cine musical. Es la parte de danza y coros polacos, que incluye también el jazz parisino en otros pasajes. Esta faceta está impecablemente rodada y merece una alta consideración.

En fin, película con una fuerte carga de desolación, imágenes tremendas y universales, recreación de ambientes diversos, también el mundo de las miradas y los gestos casi imperceptibles, pasión y tristeza. Es todo eso pero no es para tanta gloria cinematográfica como nos pretenden dar a entender. Al menos esta es mi opinión.
Kikivall
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