El Tandem Boetticher-Kennedy vuelve a ofrecernos otra lección de como hacer un gran Western con pocos medios, pocos actores y en apenas 75 minutos.
Es este un Western lacónico y minimalista, con una buena historia y unos personajes creibles y bien construidos. El ritmo de la película es pausado, pero no decae en ningún momento. El desarrollo de la historia consigue que nuestra implicación emocional vaya siempre en aumento. Y esa secuencia final...
Muy recomendable.

Raw Deal es una película dura, directa y sin concesiones. En poco más de 70 minutos consigue lo que muchos "tochos" de más de 120 ni por asomo: dibujar perfectamente a los personajes de una historia que, narrada según los códigos del cine negro (ambiente de pesadilla, voz en off,...), mantiene el interés desde el primer al último fotograma.
Muy notable.

Pienso que la baja nota media que merece esta estupenda y caustica comedia en filmaffinity es consecuencia de nuestra incapacidad, no solo de detectar los fraudes "de masas" (como denuncia la película), sino de reconocernos como parte de esa "masa".
Andrew Niccol ya había demostrado su perspicacia y afilada capacidad para la crítica social como guionista en "El Show de Truman" y su buen oficio como director en "Gattaca" (dos importantes películas que nos hablan, como en Simone, de "grandes mentiras").
Con esta última demuestra que ni lo uno ni lo otro fueron casualidades.
El guion tiene varios quilates, la dirección es más que correcta y las interpretaciones, con Pacino al frente, son magníficas.
Me quedo con una frase que Niccol pone en boca de Pacino: "Es más facil engañar a cientos de miles de personas que a una sola".
Pocas veces una película ofrece tanta diversión y tanta mala leche.
De visión obligada.

Boetticher nos ofrece toda una lección de como hacer un gran western con pocos mimbres. Es éste un western austero, casi minimalista. Pequeño en reparto y en duración pero grande en intensidad, ritmo e interpretaciones...y con un final inolvidable y poco convencional.
Una pequeña joya a descubrir.

Mitchell Leisen, el gran e injustamente olvidado Leisen, vuelve a dar una clase maestra de cine. Y van....
En manos de otro director, este drama con madre soltera como protagonista (Olivia de Havilland borda una interpretación magistral, única, inigualable,...) hubiera caído sin remedio en lo común y lo sensiblero.
Pero eso no va con Leisen. Lo suyo eran las puestas en escena elegantes y una sensibilidad extraordinaria.
Películas como esta no se pueden explicar con palabras, simplemente hay que ponerse ante la pantalla y dejar que su magia te atrape.
Y si alguien no se emociona con su sencillo y sentido final, es que no es de carne y hueso.
Sin duda, uno de los mejores y más infravalorados dramas de la época dorada de Hollywood.